Por Paulo Villalobos |16 de marzo de 2025, 8:00 AM

El 27 de febrero pasado, el legendario actor Gene Hackman fue encontrado sin vida en su casa en Santa Fe de Nueva México, al sur de Estados Unidos. En la casa también yacía el cuerpo de su esposa, la pianista Betsy Arakawa.

Tenía 95 años —su esposa 63— y su salud estaba deteriorada. Sufría de un estado avanzado de Alzhéimer.

La escena fue confusa desde el inicio. En la vivienda también fue encontrado uno de los perros del matrimonio.

Al inicio, hubo quienes especularon con el más macabro de los crímenes, a pesar de que el sheriff local, Adán Mendoza, apuntó que no parecía que hubiese mediado delito alguno.

Pero luego de que se conocieran los resultados de la autopsia, la consternación ablandó hasta el más duro de los corazones.

Arakawa fue la primera en morir y lo hizo como consecuencia de un virus raro. Unos siete días después —aproximadamente el 18 de febrero— fue el turno de Hackman, por causas naturales.

Es posible que el artista, ganador de dos Óscar, ni siquiera se haya dado cuenta de que su esposa de más de 30 años estaba muerta en la casa en la que vivían. Y si lo hizo, probablemente vivió varias etapas de confusión o pena, con reiterados intentos de despertarla, como comentaron los doctores Catherine Piersol y Brendan Kelley a la BBC.

Los cuerpos fueron hallados nueve días después, cuando una patrulla de seguridad vecinal realizaba una inspección de asistencia y descubrió los cadáveres tirados en el piso.

En soledad

La condición en la que vivían Gene Hackman y Betsy Arakawa es la de muchos adultos mayores en Costa Rica.

Alrededor del 11,2% de la población nacional es adulta mayor. Esto equivale a 576.017 ciudadanos de oro, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

El 28,7% de ellos requiere de una asistencia personal intensa; es decir, que no podrían vivir solas porque requieren algún tipo de apoyo.

"Es importante entenderlo que ha habido cambio de la estructura poblacional. Antes teníamos familias que eran muy grande. Ahora tenemos familias más pequeñas, pero muchas generaciones. ¿Qué quiere decir esto? Que ahora es muy común que una persona pueda conocer a sus abuelos, abuelas, bisabuelos, bisabuelas, inclusive tatarabuelos y tatarabuelas... tenemos familias más pequeñas, pero generaciones más grandes porque las personas viven más tiempo.

"Esto hace que ahora sea un fenómeno que es muy común, que son personas mayores cuidando o asistiendo a otras personas mayores y además a personas también de otras edades. Entonces esta situación, no solo que las personas mayores viven solas, sino que además sus principales cuidadores, son personas mayores, se está dando actualmente y se seguirá dando con el pasar del tiempo y con justamente esta lógica de la estructura poblacional que varía en nuestro país", explicó en conversación con Teletica.com la gestora del Proceso de Derechos Humanos y Proyección Social de la Asociación Gerontológica Costarricense (AGECO), Andrea Monge.

La trabajadora social dijo que, en sus ocho años de experiencia, no conoce de caso alguno que ingresara a la organización sobre personas que hayan fallecido en condiciones similares a las de Hackman y Arakawa.

Sí reseñó que hubo al menos un reporte hecho por vecinos de un adulto mayor, de quien tenían días de no saber nada.

Entonces, se decidió hacer el informe del caso al Sistema de Emergencias 9-1-1, para que se hiciera una visita a la casa.

¿Qué hacer?

Andrea Monge destacó que, si una persona conoce el caso de un adulto mayor que vive sola y detecta que eventualmente esta no puede vivir sola por algún factor, como una enfermedad, se sugiere hacer el reporte correspondiente a las autoridades.

Esto activa una suerte de red vecinal, que involucra a la comunidad inmediata del ciudadano de oro, el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), organizaciones como la Asociación Gerontológica, entre otras.

"Hay que indicar que hay una persona en esta condición para que justamente no se generen estos finales tan fatales como este caso (el de Gene Hackman), donde la persona llegó hacia el punto más alto de su desprotección, porque la persona cuidadora (Betsy Arakawa), que era su principal apoyo, falleció, y la persona quedó en este estado de desprotección", destacó la gestora de Derechos Humanos.

En esta línea, la trabajadora social recordó que la Convención Interamericana de Derechos Humanos reconoce el derecho al cuido a largo plazo, una garantía que abarca desde la necesidad de apoyo hasta el resguardo del cuidador y el autocuidado.

Por ello, Monge recomendó fortalecer las redes de cuido familiar, ya sea a través de visitas presenciales o mediante contacto a distancia, como llamadas y mensajes.

Cuando la asistencia es prolongada, la comunicación con terceros se vuelve esencial, especialmente si el cuidador es un allegado, ya que esto permite mantener informados a familiares y personas cercanas sobre el estado tanto del adulto mayor como de quien lo cuida.

Si el cuidador es una persona externa, además de lo anterior, es fundamental garantizar el cumplimiento de sus derechos laborales.

En cuanto al autocuido, Monge destacó la importancia de que tanto el adulto mayor como su cuidador se mantengan con buena salud y en constante comunicación para una asistencia social.

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