14 de agosto de 2023, 15:24 PM

Dr. Alexander López / Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. 

La semana anterior hemos sido testigos de un nuevo acto de violencia en Ecuador que muestra una vez más el impacto que está teniendo la actividad del narcotráfico en la vida democrática de los Estados de la región. 

Es bien sabido que el narcotráfico es un fenómeno transnacional, un producto y una economía que genera inmensas ganancias, siendo uno de los negocios más rentables que se conocen en la actualidad. 

Es, desde luego, una amenaza a Estado de Derecho y al sistema democrático, y a la cohesión social en muchos Estados de Latinoamérica, de ahí que, para algunos Estados de la región, este tema sea un asunto de alta política, que tiene una característica especial, y es que, por tratarse de un fenómeno transnacional, la respuesta debe ser igualmente transnacional, y ese es parte del problema.

En Latinoamérica estamos viendo con preocupación cada día más una vinculación entre las actividades delictivas de estos grupos y estructuras criminales y quienes detentan el poder político o los encargados de procesos de toma de decisiones a nivel del Estado. 

Para algunos la mayor transición del narcotráfico en la región ocurrió de forma paralela a la transición a la democracia y para algunos éste fue el indebido aliciente que la hizo posible.

 El narcotráfico permitió redefinir la función militar en la región al darle una justificación nacional e internacionalmente aceptada, fue parte de los incentivos de muchos partidos políticos y parece ser transformó las economías de algunos de los países de la región.

El narcotráfico en Centroamérica no se explica solamente por un tema geográfico al ser la ruta de tránsito entre productores y consumidores, sino también por un tema de debilidad institucional, es decir, también es un asunto político.

El narcotráfico está penetrando el poder de diversas maneras, entre otras por medio de la corrupción de funcionarios, en donde el otorgamiento de beneficios económicos implica la protección de rutas de tráfico, la liberación de personas detenidas por delitos relacionados con drogas o la obstrucción de investigaciones. 

Asimismo, el financiamiento de campañas políticas es cada día más frecuente y es parte de la discusión que hoy día se tiene en Colombia, igualmente la infiltración en instituciones claves para ellos como la policía o los servicios de aduanas, lo cual les permite obtener información privilegiada.

Parece defendible que en Centroamérica y algunos países de Latinoamérica la expansión del narcotráfico y sus consecuencias se debe más que al flujo de droga y capitales que atraviesan la región en su camino a los centros de consumo, al hecho de que éste encontró un terreno fértil en la política local y nacional. 

Se puede decir también que el sistema político encontró en el narcotráfico un combustible que lo revitalizó en un período de transición. Un sistema de partidos políticos que se alimenta y que depende de la disponibilidad de financiamiento privado. 

Uno de los casos más recordados fue el juicio llevado en una corte de Nueva York contra Tony Hernández, exdiputado del Partido Nacional en Honduras y hermano del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández. El juicio encontró culpable a Tony Hernández de cuatro delitos, todos ellos relacionados con el tráfico de drogas a los Estados Unidos.

El impacto en Latinoamérica está siendo mayúsculo, afectando varios aspectos de la región, por ejemplo:

  • Aumento de la violencia: El narcotráfico ha contribuido a altos niveles de violencia en varios países centroamericanos, ya que las organizaciones criminales compiten por el control de rutas y territorios. Esto ha resultado en altas tasas de homicidios y una sensación generalizada de inseguridad.​
  • Corrupción: Las organizaciones de narcotráfico a menudo corrompen a funcionarios públicos, policías y otros miembros del sistema de justicia. Esto debilita el Estado de Derecho y socava la confianza en las instituciones gubernamentales.
  • Impacto económico: El lavado de dinero y la inversión ilícita pueden distorsionar la economía y perjudicar la inversión legítima.
  • Desplazamiento forzado: La violencia generada por el narcotráfico ha llevado al desplazamiento interno y la migración de personas que buscan escapar de las zonas afectadas.
  • Debilidad institucional: La presión ejercida por las organizaciones criminales puede debilitar las instituciones gubernamentales, lo que a su vez dificulta la implementación de políticas efectivas para combatir el narcotráfico y otros problemas.
  • Consumo de drogas: El aumento del tráfico de drogas en la región también ha contribuido al aumento del consumo de drogas a nivel local. Esto genera más violencia y también se convierte en un problema de salud pública.

En conclusión, el narcotráfico ha tenido un impacto negativo en la paz social, la seguridad, la salud pública y el desarrollo de los países de la región, siendo este un fenómeno transnacional, el enfrentarlo requiere de esfuerzos igualmente transnacionales y respuestas que no solo pueden ser las tradicionales de seguridad nacional.

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