Por Mariana Valladares |20 de enero de 2024, 8:00 AM

La exitosa película La sociedad de la nieve ha puesto de nuevo en la agenda medática aspectos relacionados con la posibilidad de sobrevivir bajo condiciones adversas, como por ejemplo el frío extremo.

El cuerpo humano tiene la gran capacidad de adaptarse a las condiciones climatológicas a las que se exponga. 

Es por eso que cuando estamos en un clima cálido sentimos calor, pero con los minutos ese bochorno disminuye. Esto mismo sucede cuando la temperatura baja; llega un punto en el que el cuerpo deja de sentir el frío tan drástico. 

Sin embargo, una persona que está expuesta a una temperatura bajo cero empieza a notar cambios en su organismo, y conforme disminuye la temperatura, los cambios corporales son más notables. 

El doctor Eric Garita Jiménez,  experto en medicina aeronáutica, explicó a Teletica.com qué sucede dentro de una persona que se expone a temperaturas bajas. 

"Tenemos un organismo estable a una temperatura de 37 grados a nivel interno, cuando ya empieza a bajar por ahí de los 35 grados hay un montón de cambios que realiza el mismo cuerpo para solucionar lo que está pasando", explicó el doctor. 

Esta adaptación por el frío se da gracias a que el cuerpo tiene, por decirlo de alguna manera, un termostato  que se encarga de regular la temperatura corporal. Si la temperatura cae bruscamente, el organismo activa el metabolismo para mantener el equilibrio. 

En climas fríos, el cuerpo necesita mantener la temperatura interna, por lo que los vasos sanguíneos se contraen para que no se desperdicie calor,  el funcionamiento de los sistemas se hace más lento, y el flujo de sangre prioriza el bombeo hacia el corazón y el cerebro. 

El estrechamiento de los vasos sanguíneos que pasan cerca de la piel provoca que el órgano más grande del cuerpo pierda su color característico y nos veamos pálidos. 

"El corazón es una bomba, que normalmente está circulando sangre normal con sangre desoxigenada. En un caso como estos (de frío extremo) los primeros órganos a los que llega la sangre es al cerebro y al corazón. Estos cambios hacen que las funciones se lerdeen ya que el flujo de sangre no es lleno, es fino y lento. Y lo que pasa es que uno siempre se quiere quedar desmayado" añadió Garita.  

El doctor explicó que las temperaturas entre -10 y -20 grados son tolerables por el cuerpo, siempre y cuando se tenga el equipo adecuado (calefacción, ropa adecuada para salir al exterior, por ejemplo). 

Llegar a -35 grados Celsius puede ser mortal, aunque el grado específico en el que una persona muere de frío depende del organismo del individuo: su grasa corporal, edad, hidratación; y del clima específico: velocidad del viento, temperatura y altitud. 

Garita explicó que morir de frío es completamente posible en temperaturas extremadamente bajas, y que se resume en que los sistemas realizan sus funciones lentamente, hasta el mundo que dejan de hacerlas. 

En el caso de la hipotermia, las personas experimentan síntomas muy puntuales como labios morados, todo el cuerpo completamente frío, respiración lenta, pulso débil, pérdida del conocimiento, escalofríos y poca energía.

"El sensor a nivel del cerebro, ese termómetro propio avisa si algo pasa. Cuando ocurre un evento externo, como un accidente, y estamos en un clima con un descenso significativo de la temperatura, el cuerpo puede caer a temperaturas debajo de 35 grados, lo cual podría generar una hipotermia. Y nos alerta, con una mente más lenta, sensación de sueño y de cansancio" añadió el especialista. 

Un aspecto curioso sobre la hipotermia, es que cuando hay ausencia de escalofríos y el tiempo deja de temblar, es una mala señal, ya que se debe a que no hay más energía en el organismo. 

En términos generales, lo que pasa es que el cerebro ya no transmiten señales. 

En esta fase, se deja de sentir calor y los sistemas funcionan a un ritmo tan bajo que el cansancio aparece, por ello a las  personas con hipotermia les da sueño, y al dormirse, terminan muriendo.

Lo que se puede estimar es que las temperaturas mínimas que se registraban en área en esa época (del accidente en los Andes) oscilaban fácilmente entre los 20 y 30 grados bajo cero, sobre todo en los periodos nocturnos. Mientras que en el día podía subir, pero a 0 grados, era realmente extremo“, explicó el meteorólogo del Instituto Meteorológico Nacional, Eladio Solano León. 

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