Por Juan José Herrera |4 de enero de 2024, 16:17 PM

El voto de las personas menores de 30 años sigue siendo el gran lunar en las elecciones municipales de Costa Rica.

Desde 2002, cuando por primera vez se fue a las urnas para elegir a los alcaldes y demás integrantes de los gobiernos locales del país, el llamado “voto joven” ha sido el de menos participación.

En los cinco procesos electorales realizados hasta la fecha, el abstencionismo de ese grupo etario fue incluso más bajo que el de los propios comicios.

“Las personas más jóvenes tienden a votar menos, la participación electoral se va incrementando conforme avanzan los años y alcanza su nivel más alto entre los 60 y 69 años, a partir de ahí la tendencia es a la baja, por motivos de salud principalmente.

“En la población más joven, la que recién empieza a votar, la de menos de 30 años, su participación es la más baja, la única que la supera en abstencionismo es la de mayores de 80 años”, explica Hugo Picado, director del Instituto de Formación y Estudios en Democracia del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).

Por ejemplo, en 2002 el abstencionismo de esa primera elección municipal alcanzó el 77,2% (el más alto de la historia). Ese día, de los 734.411 electores menores de 30 años llamados a votar, solo 132.212 llegaron a las urnas: 82% se quedó en la casa.

Si bien esa tendencia ha ido a la baja, los números están lejos de ser aceptables.

En febrero de 2020, durante la pasada elección, el abstencionismo del voto joven se cerró en 70,45%, que se traduce en la ausencia de 629.490 personas.

En comparación, el grupo etario que más vota (60 a 69 años) registró un abstencionismo del 56,01%, reflejo también de la apatía del costarricense por esos importantes comicios.

¿Por qué?

“El tema de esa apatía de las personas menores de 30 años es multifactorial, pero entre esas razones está la progresiva incorporación al mercado de trabajo y la madurez que eso implica, la formación de familia.

“Cuando las personas empiezan a depender de un salario, sostienen una familia y participan de esas dinámicas, aparecen mayores incentivos a la participación política; mientras que los jóvenes muestran, no solo en Costa Rica, sino a nivel global, una mayor indiferencia a la participación política electoral”, reconoce Picado.

Este no significa, según el director, que estos adultos jóvenes no se involucren en política, sino que lo hacen de otra forma.

“Lo hacen con opiniones e involucramiento en grupos de derechos humanos, en iniciativas ambientalistas, en actividades de caridad o con opiniones en redes sociales, por ejemplo; pero la dinámica del voto se va robusteciendo conforme se adentran en la edad adulta”, añade.

Para las elecciones del 4 de febrero próximo, el TSE espera la participación de 858.914 personas menores de 30 años, de las cuales 123.372 votarían por primera vez.

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