Países emergentes exigen compromisos claros de apoyo por parte de naciones más desarrolladas
Varios jerarcas de los 58 países catalogados como “más vulnerables”, entre ellos Costa Rica, denunciaron "promesas incumplidas" de países ricos durante la cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial.
En el segundo y último día de la cumbre Para un Nuevo Pacto Financiero en París, un evento que busca conformar la hoja de ruta para impulsar un nuevo orden financiero mundial, se vislumbraron las marcadas diferencias entre dos grupos de países: los más desarrollados y los que componen el aglomerado V20, la lista de países más vulnerables al cambio climático, entre ellos Costa Rica.
Son precisamente los del V20 los principales propulsores de la discusión que alojó la capital gala esta semana, siendo la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, una de las principales figuras de liderazgo.
Desde la fundación del V20 en 2015, este grupo de 58 países —entre ellos Costa Rica, Ghana, Filipinas, Santa Lucía, Kenia, Maldivas, Barbado y Vietnam— ha abogado para crear un nuevo mecanismo de cooperación económica que los ayude a afrontar los problemas ambientales compartidos y a financiar proyectos bajos en emisiones de carbono para propulsar su desarrollo económico.
Este esfuerzo obtuvo un mayor impulso con Mottley, quien ideó la Iniciativa de Bridgetown, en la que reunió, entre julio y agosto de 2022, a eminentes especialistas de la sociedad civil y la academia para concretar las propuestas necesarias para avanzar la labor. Los resultados, que Mottley incluso llegó a presentar en la Asamblea número 77 de las Naciones Unidas (ONU), plantean aumentar el margen de maniobra fiscal para el desarrollo de los países emergentes o endeudados, así como para la mitigación y adaptación climática.
Así las cosas, este viernes se congregaron en el Palacio de la Bolsa alrededor de cien países, convocados por Emmanuel Macron, presidente de Francia y organizador del evento, a la espera de conocer la lista de compromisos que resultaron de los debates realizados durante la cumbre, donde destacaron varias propuestas sobre cómo liberar miles de millones de dólares (tanto del sector público como del privado), considerados indispensables para financiar la transición energética y la adaptación de los países vulnerables al cambio climático.
En representación de nuestro país estará la embajadora costarricense en Francia, Ana Elena Pinto, quien acudió, pero no participó en las conversaciones, y los representantes de la misión de Costa Rica ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Para ello, se discutieron planteamientos para modernizar el papel de instituciones multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para que se centren plenamente en las necesidades de los países más vulnerables en términos de la lucha contra el cambio climático, la reducción de la pobreza, el desarrollo humano y la protección de la biodiversidad.
Entre los ponentes había unos cuarenta jefes de Estado y de gobierno, incluidos los presidentes de Brasil, Colombia y Cuba, así como representantes de la sociedad civil y líderes de bancos regionales de desarrollo.
Sin embargo, pese a que las conversaciones se dieron en un ambiente proactivo, enfocado siempre hacia el consenso y al intercambio de ideas, también evidenciaron la escasez de confianza que existe por parte de los países más vulnerables (del grupo V20), debido a una serie de promesas incumplidas por parte de las naciones más desarrolladas.
Cabezas de estado no dudaron en manifestar sus opiniones sobre el tema, uno de ellos fue Nana Akufo-Addo, presidente de Ghana, quien emprendió contra otras propuestas anunciadas anteriormente, donde “se prometió, pero nunca se cumplió” con lo acordado.
“Por ejemplo, la opción de ampliar los derechos especiales de giro para que los países africanos puedan acceder a este beneficio fue una promesa que nos hicieron hace años y nunca se cumplió”, denunció Akufo-Addo.
El presidente de Kenia, William Ruto, afirmó que su intención no es solicitar ayuda a los países ricos, sino exigir una reforma de la arquitectura financiera mundial que permita la participación de los países en desarrollo en la búsqueda de soluciones.
“Los países ricos tienen una responsabilidad ética y política de compartir sus recursos con los más vulnerables”, aseveró Abdelfatah El-Sisi, presidente de Egipto.
Entre las posibles soluciones planteadas están el alivio de la deuda, la ampliación de la capacidad de préstamo de los organismos financieros multilaterales, la movilización del sector privado y la implementación de una nueva fiscalidad.
Así las cosas, al cabo de casi dos horas de deliberación entre los líderes mundiales, multilaterales y de la sociedad civil, Macron anunció la lista de objetivos alcanzados en su discurso de cierre.
“Los bancos a menudo prestan dinero y el dinero prestado es el resultado de la quiebra del estado. Esto es lo que estamos viendo hoy en Argentina”, indicó el presidente brasileño, Luis Inacio Lula da Silva.
Aunque esta lista de “compromisos” anunciada por Macron no es vinculante, el mandatario francés defendió que su principal objetivo será fungir como la hoja de ruta para determinar “el proceso mediante el cual durante los próximos meses (de cara a las grandes cumbres mundiales que se harán este año, entre ellas la COP28 y la G20) pueda servir de guía como una agenda de trabajo para garantizar el cumplimiento de lo que plantea”.
La “reforma profunda de la gobernanza” que procura este esfuerzo, según Macron, es un proceso complejo pero imprescindible, y solo se conseguirá si los participantes de la cumbre se apegan a los objetivos acordados esta semana para convertirlos en una realidad durante las reuniones mundiales, cuyos acuerdos sí son vinculantes y capaces de avanzar el esfuerzo propuesto en consenso por los países que acudieron a esta cumbre en París.
Por otro lado, la cumbre Para un Nuevo Pacto Financiero resultó en algunos avances inmediatos significativos, como fue el caso de Zambia. Este jueves, los países acreedores de la nación africana (principalmente China) aceptaron reestructurar la deuda de Zambia (que está cifrada en aproximadamente 17 mil millones de dólares), una decisión que ahora permite que la nación reciba un segundo desembolso de financiación por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Además, el Banco Mundial (BM) anunció la adopción de nuevas "herramientas", como la posibilidad de pausar el pago de la deuda en caso de catástrofes.