Estudio clínico permitió a paciente con cáncer terminal estar viva 20 años después
Iris Arias tuvo que enfrentar el cáncer en cuatro ocasiones. El más agresivo fue el de mama, para el que los médicos de la CCSS solo le daban dos años de vida.
Era la época navideña, Iris Arias, a sus 40 años, se enfrentaba a un cruel diagnóstico: cáncer de mama HER2-positivo, un cáncer sumamente agresivo.
En ese momento la opción terapéutica que le brindaba la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) era la cirugía y un tratamiento de quimioterapia. Esto solo le permitiría vivir dos años más y sin calidad.
Iris comenzó su tratamiento sabiendo que el final llegaría pronto. Fue ahí cuando surgió una gran oportunidad: un estudio clínico se estaba desarrollando en el campo privado para pacientes con sus características con el objetivo de probar la sobrevida que podía provocar un medicamento en fase 3 de investigación llamado Trastuzumab, un anticuerpo monoclonal.
Ingresar al estudio le permitiría vivir cuatro meses adicionales. Esos cuatro meses se transformaron en 20 años libres de enfermedad, mientras que Trastuzumab se convirtió en una de las principales líneas de tratamiento contra el cáncer de mama.
En una entrevista con Teletica.com, Iris nos compartió su testimonio.
¿Qué le decían los médicos sobre la enfermedad que padecía?
A mis 40 años llegó esa visita que nadie quiere recibir, era un carcinoma ductal infiltrante de mama. Fue conmovedor, dio miedo, angustia, preocupación. A nivel familiar, no solo el paciente se asusta, toda la familia se involucra en una situación de estas. Estábamos muy cerca de la Navidad, fue una noticia muy cruel que invadió a toda la familia, pero que había que lugar porque el cáncer estaba ahí y había que luchar para sobrevivir.
¿En ese momento cuál era la opción terapéutica que le daban a usted los doctores?
En ese momento se me ofrecía cirugía, que era una mastectomía radical por las condiciones del cáncer, y quimioterapia. En el lapso del tiempo del descubrimiento del tumor a la cirugía habían pasado casi seis meses, entonces el tumor había crecido mucho. Era una masa, no era una pelotita, era una masa dura a lo largo de la mama que ya había crecido mucho para el momento de la cirugía.
Se hizo la cirugía y casi de inmediato comenzamos el tratamiento de quimioterapia, un tratamiento muy agresivo porque mi cáncer tenía la característica de HER2-positivo, entonces el tratamiento es mucho más agresivo. Comenzamos con seis sesiones de quimioterapia, pero muy agresivas.

¿Qué le dijeron los doctores sobre lo que iba a lograr con ese tratamiento que en ese momento les estaba dando la Caja?
Me dieron la opción de dos años de sobrevida, no libre de enfermedad, sino que, en el proceso, iban a pasar varias cosas: recaída, crecimiento del tumor, etc. Entonces no era como que yo estaba libre con la cirugía y la quimioterapia, sino que el plazo era de dos años para un final.
¿Cómo se da la oportunidad para participar de este estudio?
Justamente finalizando la quimioterapia inicia esta investigación biomédica, de la cual yo no sabía nada, y mi quimioterapeuta me dice “vaya, tiene que ir”. Yo empecé a investigar qué era un protocolo, qué era una investigación, qué pasaba con el paciente, cuáles eran las condiciones, cuál era la empresa que estaba patrocinando, quiénes eran los médicos que me iban a acompañar en el proceso y una vez que tuve la información clara me decidí, pues la oportunidad que me estaba dando este ensayo clínico eran cuatro meses de sobrevida, cuatro meses más que mis hijos adolescentes en ese momento iban a tener a su mamá con vida.

¿Cómo fue su proceso en la participación del estudio?
Después de haber pasado yo por este proceso tan cruel y fuerte de la quimioterapia, entrar a otro proceso daba temor. Pero llegué y había una disposición enorme, una sensibilidad muy grande de todo el personal que me atendió. La primera sesión tuvo cuidados extremos con dos, tres médicos alrededor mío, enfermeras, porque no sabíamos cuál iba a ser la reacción. Entonces fue muy alentador todo ese equipo trabajando en bien de mi salud. Eso como que me decidió a lanzarme más a la aventura de entrar a la investigación biomédica y de continuar con ese protocolo.
¿Qué tipo de medicamento fue el que le pusieron?
Era un medicamento que se llama Trastuzumab, se estaba probando para ver si a largo plazo lograba extender su sobrevida libre de enfermedad. En mi caso se me ofrecían cuatro meses y ya vamos por 20 años.
Durante todo un año recibí cada 22 días el suero con el Trastuzumab. Pero constantemente me siguieron evaluando y cuidando con TAC, con exámenes del corazón, exámenes de laboratorio y puedo decirle que ese estudio se alargó 11 años. Todavía 11 años después el médico se comunicaba conmigo para que yo fuera y me revisara.
A usted le habían dicho que con el estudio clínico tendría cuatro meses más de sobrevida. ¿Hubo un momento en donde usted sabía que había un efecto positivo del tratamiento?
Sí. Empezó a pasar el tiempo, empezó a pasar el tiempo, yo empecé a sentirme muy bien, el tratamiento excelente, no tenía ninguna consecuencia, ningún efecto colateral.
¿Cómo se oficializó que estaba funcionando?
Fuimos a la entrega de resultados a Puerto Rico, yo fui como invitada representando a las pacientes de Costa Rica. Ahí me di cuenta de que yo era una de las primeras pacientes que tenía cinco años de sobrevida. De hecho, causó mucha sorpresa en los médicos participantes de ese congreso porque creo que aún no se había llegado a ese límite de tiempo con personas sobrevivientes de cáncer. Entonces ahí me di cuenta de que sí había funcionado en mí.
Ahí es en donde uno siente la satisfacción de participar en un ensayo clínico, de una forma hasta altruista, por así decirlo, porque si no funcionaba para mí, iba a funcionar para mucha gente. De hecho, hoy es un medicamento que está en la primera línea de tratamiento para las pacientes con HER2-positivo.
Todas las que estábamos participando, todas tuvieron esa enorme ganancia, porque así se le puede llamar, ganancia de vida, porque todas en este momento estamos vivas, todas las que participamos en ese protocolo.
¿Qué significo para usted es oportunidad que se le presentó de poder participar del estudio?
Siento una gran satisfacción de haber participado de un ensayo biomédico porque no solo fue para mí el beneficio. Hay mucha gente que viene detrás mío en este momento que está la situación tan severa, porque ya se puede considerar muy severa la situación del cáncer en Costa Rica y haber aportado un poquitito en una investigación clínica para que otras personas recuperen su salud, para mí es muy gratificante.
La lucha por la vida no es fácil cuando se ha pasado por tantos procesos, en mi caso he librado la lucha contra el cáncer en cuatro ocasiones, no ha sido fácil. Seis años después del diagnóstico del de mama, me diagnosticaron cáncer de tiroides y diez años después, dos cánceres de piel. Pero yo estoy aquí en este momento. La ciencia, la tecnología y los tratamientos son un impulso para seguir en la lucha por la vida.