26 de noviembre de 2024, 10:32 AM

Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico.

En un mundo cada vez más avanzado y lleno de comodidades, un fenómeno llamado problem creep ha comenzado a moldear la forma en que interpretamos y manejamos los desafíos cotidianos. Este concepto describe la tendencia a identificar problemas donde antes no los había o a ver situaciones como más problemáticas de lo que realmente son. Aunque puede parecer trivial, tiene implicaciones importantes en la forma en que percibimos nuestra satisfacción y bienestar general.

A medida que las sociedades progresan y los niveles de comodidad aumentan, los problemas graves que enfrentaban generaciones anteriores han disminuido en muchas regiones del mundo. Sin embargo, en lugar de sentirse más satisfechas, las personas a menudo ajustan su umbral de lo que consideran un problema. Esto lleva a que dificultades menores se perciban como obstáculos importantes, generando una sensación de insatisfacción constante, incluso en circunstancias generalmente positivas.

Las raíces del problem creep

El problem creep se manifiesta especialmente en situaciones donde la vida se vuelve extremadamente cómoda y libre de desafíos significativos. Uno de los factores que contribuye a este fenómeno es el avance tecnológico. La tecnología nos ha facilitado innumerables tareas, desde la comunicación hasta el trabajo, reduciendo la necesidad de enfrentar obstáculos físicos y mentales. A medida que dependemos más de las soluciones tecnológicas, nuestro umbral para considerar un problema disminuye, y hasta las molestias más pequeñas comienzan a sentirse como grandes inconvenientes.

Los entornos altamente controlados también fomentan este fenómeno. En comunidades o trabajos donde la predictibilidad y el orden son la norma, cualquier desviación puede percibirse como una crisis. Por ejemplo, en ciertas organizaciones corporativas donde los procesos son meticulosamente gestionados, un cambio menor puede causar un nivel desproporcionado de estrés e incertidumbre. Esta falta de exposición a la adversidad reduce la capacidad de las personas para manejar problemas de manera efectiva, reforzando la susceptibilidad al problem creep.

La sociedad y la reducción de la resiliencia

La sociedad moderna, con su enfoque en la comodidad y la eliminación del estrés, también ha contribuido a la reducción de la resiliencia social. Cuando las personas no están acostumbradas a manejar dificultades, tienden a ver problemas menores como significativos. La educación y la crianza juegan un papel crucial aquí: proteger a los niños de cualquier forma de incomodidad o fracaso puede preparar a los jóvenes adultos para una vida de baja tolerancia a las dificultades, haciéndolos más propensos a experimentar problem creep.

El consumismo y las expectativas cada vez más altas son otro factor contribuyente. Las sociedades que promueven la idea de que siempre debemos tener lo mejor y aspirar a más, pueden hacer que las personas perciban pequeñas fallas como grandes problemas. Esta presión por el éxito también está relacionada con la cultura de la gratificación instantánea, donde las personas buscan soluciones rápidas y se sienten frustradas cuando los problemas no se resuelven al instante.

Superar el problem creep

Mitigar los efectos del problem creep requiere un cambio en nuestra mentalidad colectiva. Aprender a aceptar la adversidad como parte de la vida puede ayudar a restaurar la resiliencia social y personal. Fomentar la paciencia, apreciar el esfuerzo necesario para superar obstáculos y educar a las generaciones más jóvenes sobre la importancia de manejar dificultades de manera constructiva son pasos esenciales. Al reconocer y abordar este fenómeno, podemos mejorar nuestra capacidad de enfrentar desafíos reales con perspectiva y equilibrio.

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