Por Luis Jiménez |22 de marzo de 2022, 11:27 AM

El juicio contra el exsacerdote Mauricio Víquez, quien es acusado por los supuestos delitos de abuso sexual, violación y corrupción agravada contra persona menor de edad, empezó este martes.

Es la segunda vez que se realiza el debate contra Víquez, ya que el pasado mes de febrero fue anulado porque uno de los jueces que integraba el tribunal dio positivo por COVID-19. La ley da un plazo de 10 días para retomarlo, pero al sobrepasar ese tiempo se dejó sin efecto y comenzó nuevamente.

La fiscal Victoria Rojas y los abogados defensores del ofendido, Rodolfo Alvarado y Rafael Gullock, acusan al exsacerdore por dos delitos de abuso sexual contra persona menor, dos delitos de violación agravada y dos delitos de corrupción agravada.

Tanto el Ministerio Público como la parte querellante y la acción civil resarcitoria coinciden en que Víquez se valió de su posición y de la vulnerabilidad del ofendido para cometer los supuestos hechos.

“Debe de quedar claro que mi ofendido no quiere una suma monetaria por los hechos que se le acusan al imputado y, por eso, pedimos que se desestime la acción civil resarcitoria y solo se vea la parte querellante. Lo único que quiere el afectado es que se haga justicia porque él, desde los 12 años, sufre por todo lo que pasó”, dijo Rafael Gullock.

Ana Patricia Mora, jueza presidenta del tribunal, aceptó la petición de los defensores del ofendido y desistió de la acción civil resarcitoria.

Por su parte, Rafael Rodríguez, abogado del excura, afirmó que todo lo dicho por la defensa del ofendido y el Ministerio Público es totalmente falso, por lo que será demostrado.

"Pretendemos que la verdad se llegue a establecer y como defensa decimos que los hechos mencionados por el ofendido no son ciertos, son falsos. Hay una falta de verdad porque hay una incoherencia con respecto a lo que dice el Ministerio Público en su acusación y las pruebas. Voy a demostrar que, en las fechas mencionadas, cuando supuestamente ocurrieron los hechos, mi defendido ya no trabajaba en la iglesia de Patarrá", expresó.  

Hechos narrados por la fiscal y abogados del ofendido

Las siguientes fueron las acciones que, según el Ministerio Público y los abogados de la supuesta víctima, ocurrieron "detrás de las cortinas de las casas curales".

Entre 1993 y 2003, el imputado (Mauricio Víquez) se desempeñó como sacerdote en parroquias e iglesias de Tres Ríos (Cartago) y Desamparados (San José). Durante este periodo, "procuró la búsqueda de población vulnerable y menores de edad pertenecientes a familias creyentes y de escasos recursos".

El menor de edad y ofendido, para el momento de los hechos, conoció al imputado cuando era sacerdote en la Iglesia de Patarrá en Desamparados. En junio de 2003, cuando el menor tenía 11 años, ingresó a trabajar a la iglesia limpiando el inmueble, entre otras actividades.

El exsacerdote era la persona encargada de entregarle el dinero al imputado por los trabajos efectuados.

Entre julio y setiembre de 2003, el ofendido estaba en la oficina del imputado cobrando el dinero, ese día fue abordado por Víquez con el fin de abusarlo sexualmente, le consultó sobre una cicatriz en su abdomen, le dijo que se despojara de las vestimentas y tocó los glúteos del ofendido, luego le apartó los glúteos para ver su ano, bajo el pretexto de que era para ver el estado de la cicatriz.

Unos tres días después del hecho mencionado (entre julio y setiembre de 2003), el menor estaba en la iglesia de Patarrá conversando y, en determinado momento, fue abordado por Víquez, quien lo trasladó a su habitación con el pretexto de hablar un momento porque el menor tenía problemas para pagar el recibo de luz de su casa, lo sentó en una silla y le entregó un dinero equivalente al recibo de luz, porque lo debía.

Ese mismo día y tras darle el dinero, el imputado le dijo que quería un masaje y, según la Fiscalía y la defensa, con el fin de satisfacer sus deseos sexuales, aprovechando la relación de poder y confianza resultante por ser sacerdote, le puso aceite en las manos del ofendido, las llevó al pecho de Víquez, le dijo que era normal y luego le dijo que le besaba el pecho. Durante esta acción, le indicaba que solo pensara en lo que estaba pasando y no viviendo. Lo despojó de sus ropas, lo colocó en la cama e introdujo el pene en su boca mientras se masturbaba hasta eyacular y le dijo al ofendido que se llevara el dinero y que no le contara nada a nadie.

En otra ocasión, según las partes, el menor se encontraba en la iglesia de Patarrá cuando fue abordado por Víquez, quien lo trasladó a su habitación y, una vez en el sitio lo despojó de sus vestimentas, se masturbó delante de él y acto seguido lo acostó en una cama indicándole de que si aceptaba le daba plata. Lo despojó de la vestimenta e introdujo el pene en su ano, y le dijo que se relajara porque el menor le decía que le dolía mucho.

Todo lo antes mencionado por la Fiscalía y defensores del ofendido ocurrió, al parecer, en la casa cural y en la habitación del excura dentro de la Iglesia de Patarrá.

Este caso está a cargo del Tribunal Penal de Desamparados, sin embargo, por un tema de aforo se tuvo que trasladar al Primer Circuito Judicial de San José.  

Recusación por parte de la defensa del ofendido

El tribunal recibió una recusación por parte de los defensores del ofendido debido a que los jueces Willy Escalante y Henry Castro fueron parte del juicio que se anuló en febrero y, a criterio de los abogados, si ellos seguían en el debate se iba a perder la objetividad e imparcialidad.

Sin embargo, luego de una hora de discusión, la jueza presidenta del tribunal, Ana Patricia Mora, rechazó dicha petición.

“Se rechaza la acusación planteada por la defensa del ofendido. En el juicio anterior ninguno de los jueces emitió criterio alguno y se tuvo que anular por problemas externos”, dijo Mora.  

Los abogados del imputado también rechazaron la recusación que se planteó contra los juzgadores, ya que, según ellos, no hubo actuación por parte del tribunal donde se hubiese vulnerado el principio de objetividad e imparcialidad.

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