Por Andrés Martínez |10 de julio de 2015, 8:32 AM

En los pasillos de La Reforma, una cara conocida caminaba en busca del presidente, Luis Guillermo Solís. Era Ricardo Alem.

Sentenciado por lavado de dinero y tráfico internacional de drogas, aprovechó que el mandatario inauguraba el módulo de adulto joven para hablar sobre el hacinamiento en prisión.

Y lo consiguió, como representante de las personas recluidas en el ámbito de mediana cerrada. Alem ya cumplió la mitad de su condena.

Pero la visita a La Reforma le permitió a Solís palpar la situación de jóvenes entre 18 y 21 años que fueron trasladados al nuevo módulo.

Y el momento sirvió para que estos reclusos le pidieran “un refrigerio”, o le reclamaran la necesidad de “mejor comida”.

Justicia invirtió 1.470 millones de colones en las nuevas instalaciones. Tienen capacidad para 80 jóevenes, pero actualmente hay 60 recluidos.