Por Deutsche Welle |29 de julio de 2024, 5:27 AM

Los organizadores de París2024 tuvieron este domingo que salir en defensa de una polémica escena durante la ceremonia de apertura de los Juegos, que varios países interpretaron como una ofensa al cristianismo.

La escena en cuestión -que pudo verse en la ceremonia del 26 de julio- se llama Festividad y muestra al inicio a varias personas en drag sentadas a la mesa. La escenografía evoca la última cena de Jesús con sus apóstoles, pero a continuación aparece recostado Philippe Katerine -un cantante muy popular en Francia- casi desnudo, con el cuerpo pintado de azul y con guirlandas de hojas y frutas. Un atuendo que lo hace parecerse a Dioniso, el dios griego que los romanos llamaban Baco y simboliza el vino y los placeres carnales.

"Nunca encontrarán por mi parte ningún deseo de burlarme, de denigrar nada. Quise hacer una ceremonia que reparara, que reconciliara. También, que reafirmara los valores de nuestra República", dijo a la cadena de televisión BFMTV el director artístico de la ceremonia de apertura, Thomas Jolly, quien argumentó que la última cena no fue su "inspiración".

"Creo que estaba bastante claro que era Dioniso quien llegaba a esa mesa. Esta ahí porque es el dios de la fiesta (...) y el padre de Secuana", la diosa y personificación del río que cruza París. "La idea era más bien hacer un gran festival pagano, conectado con los dioses del Olimpo", aseguró Jolly.

"Nunca hubo ninguna intención de faltarle el respeto a ningún grupo religioso, en absoluto", abundó Anne Descamps, directora de comunicaciones del comité organizador en una conferencia de prensa.

Críticas nacionales y extranjeras

El arranque de la escena -que incluía a las artistas drag Nicky Doll, Paloma y Piche- fue fustigado por un amplio abanico de actores políticos: desde la Conferencia Episcopal francesa -que habló de "mofa" al cristianismo- a diputados de extrema derecha locales y Matteo Salvini, el líder de la Liga italiana, que tiene un marcado carácter antiinmigración.

Tampoco faltaron las críticas a la ceremonia por parte de dos gobiernos que han hecho del cristianismo un elemento identitario: Hungría y Rusia.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, afirmó el 27 de julio que la ceremonia -que homenajeó igualmente a diez figuras históricas del feminismo francés- reflejó la "debilidad y la desintegración de Occidente". Añadió que "se despojaron poco a poco de los vínculos metafísicos con Dios, la patria y la familia".

Y en Rusia, un país que como medida de castigo por la invasión de Ucrania no cuenta con delegación nacional en los Juegos de París, la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, afirmó que la escena Festividad fue una "parodia" de un motivo "sagrado para los cristianos", con "apóstoles representados por travestis".

"Éxito"

Críticas aparte, la ceremonia inaugural fue en general bien acogida en Francia y elogiada por su vistosidad y momentos emotivos, como la reaparición de la cantante canadiense Céline Dion tras años apartada de los escenarios a causa de una enfermedad neurológica, o el encendido del pebetero a manos de los franceses Marie-José Perec y Teddy Riner.

Una encuesta del grupo Harris, solicitada por los organizadores de los Juegos, arrojó que el 85% de las personas encuestadas en Francia consideró "exitosa" la ceremonia inaugural, en la que las delegaciones desfilaron por el Sena a bordo de más de 80 barcos.

El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró el 27 de julio que la innovadora ceremonia -por primera vez fuera de un estadio- "enorgulleció a sus compatriotas".

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