Por Paulo Villalobos |3 de diciembre de 2023, 8:00 AM

Uno de cada tres pacientes costarricenses abandona el tratamiento que le recetó un médico antes de completarlo.

Así se desprende de una Estudio de percepción acerca de los medicamentos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) elaborado entre el 7 y 16 octubre 2022.

Dicho informe fue retomado en un seminario impartido el martes por la farmacéutica asistente de la Coordinación Nacional de Servicios Farmacéuticos de la institución administradora de los centros médicos públicos del país, Paola Morales.

El documento, que consultó telefónicamente a 400 personas de entre 30 y 65 años de todo el país, arroja que un 33% deja los medicamentos antes terminarlo en los términos prescritos por el médico tratante.

"¿Lo anterior que quiere decir? Que si el médico o el odontólogo le envió un tratamiento, como por ejemplo un antibiótico, de todas las personas que fueron entrevistadas, una de cada tres, termina el tratamiento antes de cumplir la cantidad de días por las cuales el médico o profesional de salud le indicó el tratamiento", señaló la funcionaria.

Se tiene que perfil de la población que abandona el tratamiento antes de tiempo indica que la mayoría son mujeres de entre 30 y 40 años que viven en la Gran Área Metropolitana (GAM).

Como principales causas del abandono de medicamentos, el estudio determinó que poco menos de la mitad de los consultados (44%) deja el tratamiento porque se siente mejor.

Entre los demás motivos destacan los efectos secundarios (16%) y el olvido (12%).

"Nos preocupa el uso que actualmente están haciendo los pacientes, el desconocimiento que tienen acerca del tratamiento que están tomando", destacó la especialista.

La doctora insistió en la necesidad de que los pacientes estén informados sobre el tratamiento que se les prescribe y que cumplan con las instrucciones que se le giran.

En esa línea, el estudio apunta que solo un 54% de los consultados conocen "mucho" los medicamentos que se le recetan, frente a un 46% que conocen "algo", "poco" o "nada".

Tal situación puede llevar a un uso incorrecto de los medicamentos y derivar en una disminución en la efectividad del tratamiento. Esto puede conllevar una recaída o descontrol de la enfermedad, detalló Morales.

Un mayor número de personas dijo conocer las dosis que les correspondían y el tiempo por el que debían consumir el tratamiento (98% y 83%, respectivamente).

Al abordarse las conductas en las que incurren los pacientes, se determinó que solo un 80% está "muy de acuerdo" con seguir al pie de la letra el tratamiento que se le indicó.

"Es ahí donde nos arrojan estas inquietudes y ese llamado que tenemos que hacer en la población. ¿Por qué? Porque si no sigo el tratamiento, puedo generar complicaciones, no solo en mi enfermedad, sino también en la resistencia de los medicamentos hacia la enfermedad que se me está tratando", subrayó la médica.

Alerta con antibióticos

Valga recordar que un medicamento es una sustancia que tiene por objetivo curar, bajar los síntomas o prevenir una enfermedad.

Estos tienen varias presentaciones, como crema, inyectables, jarabes, pastillas o antibióticos.

Sea cual sea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que un uso racional de los medicamentos implica:

  • Indicación específica; o sea, que es para una enfermedad debidamente diagnosticada.
  • Dosis correcta; que varía según las características del paciente y el avance de la enfermedad.
  • Tiempo específico; es decir, la duración del medicamento, que puede ser agudo (como en una infección) o crónico (como en el caso de la presión alta o la azúcar en sangre).

"El paciente debe usar adecuadamente los medicamentos y de esta manera evitar consecuencias negativas, como efectos secundarios, por ejemplo, cuando tomo el medicamento y no tengo el cuidado y tal vez me lo tomo y me indicaron que no debo tomarlo con cierto alimento, que eso puede potenciar la aparición de efectos adversos. Adicionalmente, si no conozco los medicamentos que tomo y me mandan uno nuevo, que interacciona con alguno de los que yo tomaba, entonces puede bajar o potenciar el efecto del que ya tomaba. Todo esto puede generar efectos no deseados o mitigar la eficacia del medicamento", enfatizó la farmacéutica Paola Morales.

Pero la situación es todavía más crítica si el abandono se hace con un tratamiento antimicrobiano.

"Es preocupante si aterrizamos este tema a, por ejemplo, los antibióticos, que como es conocido es requerido su uso por un tiempo específico para que sea eficaz y nos ayude en el cuerpo a matar o eliminar una bacteria. Si el paciente se empieza a sentir bien y deja el tratamiento, al final lo que va a hacer es contribuir a que esa bacteria genere resistencia, tome fuerza y genere resistencia a los antibióticos", mencionó la especialista.

Recién la semana pasada, entre el 18 y el 24 de noviembre, se celebró la semana de concientización sobre el uso correcto de ese tipo de medicamento.

En esa línea, el estudio resalta que casi la totalidad de los encuestados (96%) ha consumido antibióticos alguna vez en su vida. No obstante, menos de la mitad (47%) saben que los antibióticos únicamente combaten infecciones bacterianas, no virales o asociadas a hongos y parásitos.

La función de este tipo de tratamiento es detener el crecimiento o la reproducción de una bacteria y, así, facilitar su eliminación mediante defensas naturales del cuerpo. Un uso incorrecto de estos puede generar resistencia.

"Es cuando esta bacteria o microorganismo que tenemos empieza a modificarse. Él como microorganismo puede cambiar su forma y esto puede generar que cuando yo me tome el medicamento, este ya no va a tener un efecto. Entonces esta bacteria va a ser más fuerte que el medicamento y ya ese medicamento no va a generar su acción. Entonces, el medicamento se vuelve ineficaz y, adicionalmente, aumenta el riesgo de propagar enfermedades que hasta pueden ser infecciones de bacterias resistentes o superbacterias", explicó Morales.

Una de las conductas que mayor resistencia crea es la automedicación. Esto ocurre cuando una persona ingiere un antibiótico sin el debido diagnóstico.

Pero también destacan los momentos en los que un paciente abandona su tratamiento, en el tanto que esto puede permitir que la bacteria infecciosa se acostumbre al ambiente y mute, lo que la hace resistente al antibiótico que inicialmente trataba de erradicarla.

Estimaciones de la Organización Mundial de la Salud apuntan que unas 700.000 personas mueren al año por infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos en el mundo.

Asimismo, se proyecta que este fenómeno podría causar 10 millones de muertes en 25 años, con pérdidas por unos $100 billones para 2050.

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