¿Qué debería hacer si mi hijo me pide un celular en esta Navidad?
Según un estudio, el 85,2% de la población en el sistema educativo ya tenía un celular propio.
En una era marcada por la digitalización, se vuelve cada más fácil el acceso a las nuevas tecnologías, no solo para adultos, sino también para los niños, a quienes, desde hace años, se les categoriza como “nativos digitales” por su alta familiarización con la cultura tecnológica.
“Los jóvenes de hoy en día ya vienen con un chip diferente; antes cuando uno era joven, estábamos en la esquina hablando entre amigos, hoy solo pasan viendo videos, hablando por WhatsApp, subiendo estados”, comentó, con preocupación, César Somarribas, padre de una niña de 12 años, quien cuenta con su propio celular.
En Costa Rica, un estudio del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) denominado Acceso y Uso de los Dispositivos Móviles e Internet en Niños, Niñas y Jóvenes 2018-2019 explica cómo, en esos años, el 85,2% de la población en el sistema educativo ya tenía un celular propio. Los nuevos resultados de esta investigación estarán listos a finales de este año, según el ministerio.
Ante este panorama, muchos padres de familia se plantean la interrogante de si es conveniente brindar un teléfono inteligente a sus hijos, especialmente ante las múltiples consecuencias que todos los días se advierte que estos dispositivos pueden tener sobre la salud de las personas.
En este sentido, el neuropsicólogo y científico cognitivo Luis Piedra, explicó que existen múltiples motivos por los que los padres deciden darle un teléfono a sus hijos, no obstante, “no siempre están pensando en las consecuencias” que pueden ir desde un uso adecuado hasta un uso adictivo del dispositivo.
“Muchos padres dan un teléfono porque es lo que está de moda; dan un teléfono porque necesitan controlar si su hijo está bien o está mal; dan un teléfono porque los padres no están habituados a estar atentos al niño y entonces necesitan que se entretengan con algo; lo dan porque los compañeritos tienen celular y se sienten motivados a comprarle al hijo para que no se quede atrás”, señaló Piedra a Teletica.com, quien también es profesor de la Escuela de Formación Docente en la Universidad de Costa Rica (UCR).
¿Cómo afecta el uso de celulares a los niños?
El neuropsicólogo indicó que un uso inadecuado de los celulares por parte de los niños puede producirles una gran cantidad de consecuencias, comenzando por el nivel neurológico, ya que la niñez es una etapa donde las personas atraviesan procesos de maduración cerebral, en especial, en el lóbulo frontal, encargado de regular el comportamiento, la toma de decisiones, el pensamiento abstracto, entre otros.
Los celulares generan una “pérdida de contacto” con algunas realidades, como la física, en favor de una “relación de contacto” con otras, como la virtual, explicó el experto. Esto hace que los niños afecten sus tiempos sociales y con ello no desarrollen habilidades sociales adecuadas.
De hecho, el especialista manifestó que esto crea desventajas entre los infantes: “No es lo mismo darle de comer a un Pokémon que tener una mascota y darle de comer. Entonces el niño que puede criar un animalito, ayudar a alimentarlo, tendrá mucho más recursos que el que alimenta un Pokémon”.
Pero también, a nivel anatómico, la posición de uso del celular afecta la columna, el cerebro, la visión y los tiempos de reacción: “Se aísla del resto de cosas; un niño muy interesado en Tiktok, en videojuegos en celulares o lo que sea, mucho menos atención va a poner a otras cosas, porque los niños tienen una capacidad de focalización casi que total, entonces se meten en eso y cuesta mucho sacarlos de ahí”, dijo el docente de la UCR.
Piedra indicó que también se pueden desencadenar efectos en cadena, como una alimentación deficiente o problemas con las horas de sueño. Si un niño no duerme lo suficiente, se perjudica su producción de melatonina, lo que a su vez afecta otras hormonas y neurotransmisores necesarios para el desarrollo cerebral.
La estimulación que proporciona un teléfono móvil, con pantallas a todo color, gráficos, sonidos y movimientos provocan que la “atención se vea sobre estimulada” con lo que los niños pueden ver afectado su aprendizaje, con dificultades para concentrarse y fijar su atención en otros estímulos que carezcan de esas mismas características.
Así lo explicó el psicólogo del desarrollo infantil e investigador de Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina) de la Universidad Nacional (UNA), Diego Conejo, quien a la vez advirtió que las repercusiones de esto se pueden mantener hasta la vida adulta.
Esto sucede, según Conejo, porque las interacciones de los niños con otras personas se afectan cuando hay un uso excesivo del teléfono: “Simplemente siendo entretenido por la chupeta electrónica del teléfono, eso le va a restar la posibilidad de estar tomando turnos en conversaciones y en intercambios lingüísticos que estimulan su desarrollo cognitivo de una manera mucho más natural”.
“Cada vez es más común ver casos en donde hay una adicción —un uso problemático —, a las pantallas en general y estamos hablando de que la niñez es un periodo altamente sensible para que los niños desarrollen sus capacidades socioemocionales de interactuar con otras personas. Si no tienen esas oportunidades, porque la mayoría de los juegos y la mayoría del entretenimiento se da a través de un teléfono, esto luego puede hacer que les resulte sumamente incómodo e inclusive amenazante y poco estimulante el interactuar con otras personas”, agregó el investigador.
Entonces, ¿es buena idea obsequiar un celular?
Pese a todas las consecuencias que tiene un uso inapropiado del teléfono, existe la posibilidad de que los niños interactúen con estas tecnologías de forma segura, explican los especialistas.
“Podría servir si sabemos utilizarlo y sabemos motivar a los niños al uso correcto y si sabemos dar alternativas. Es que si yo te digo a vos que comer hamburguesas es malo, pero no tenés alternativa rica, te vas no a sentir frustrado y vas a querer seguir haciéndolo”, comentó Piedra.
La forma de lograr un uso positivo tiene que ver con varios factores, como la edad del niño, el tiempo de uso y el propósito con el que se utiliza el dispositivo.
Marco Monge tiene una hija de cinco años, a quien sus padres le dieron su propio celular, aunque bajo una serie de condiciones, como limitaciones en el tiempo de uso o los contenidos que puede ver. La niña, nativa digital, sabe usar perfectamente los dispositivos móviles.
Justamente ese tipo de medidas son las que recomiendan ambos expertos, junto a una estricta supervisión del uso que los niños hacen de los dispositivos.
Para Conejo, ese último punto es clave, pues los niños se exponen a todo tipo de contenidos que, aunque a veces parecen inofensivos, pueden resultar fatales: “Hay una cantidad importante de publicidad que está dedicada a explotar este segmento de la población con mensajes de consumo de ciertos productos que no son los más saludables; también está el riesgo de todo lo que tiene que ver con la explotación sexual”.
Los especialistas también insisten en que tampoco es conveniente privar por completo a los infantes del uso de estas tecnologías.
“El problema lo veo más si se tiene una actitud totalmente prohibitiva y que no tengan ningún contacto con ese tipo de dispositivos porque ciertamente se necesitan preparar y desarrollar capacidades para interactuar con la tecnología y hacer un uso responsable. La clave es habilitar estos dispositivos según su edad, bajo supervisión, bajo un sistema de reglas y nunca pensar que van a desarrollarles sus capacidades cognitivas, de lenguaje o demás, mejor que las interacciones que puedan tener con otras personas”, indicó Conejo.
En esta línea, Piedra aseguró que hay que respetar si una familia no facilitar un celular a sus hijos, sin embargo, “esperaría que, si no se lo quieren dar, a cambio, tenga mucha interacción familiar”.
“Mi perspectiva es que jamás vamos a poder tener aislamiento total del niño, porque ya estamos en una cultura de tecnología, sino que lo que tenemos que hacer es aprender a supervisar el uso de la tecnología. Si al niño se le compra un celular, se le puede decir lo usás en estos momentos. Ni siquiera hay que esconderlo, lo deja ahí y vamos a interactuar de otra forma”, recomendó el científico cognitivo.
Entre los beneficios de estos dispositivos, ambos profesionales destacaron el potencial que tienen los dispositivos móviles en educación. De hecho, el padre de la niña de cinco años explicó que, en la lista de materiales en el kínder de su hija, se pide una tableta para las clases de inglés, en las que se apoyan en algunas aplicaciones.
¿A qué edad es recomendable darle un celular a mi hijo?
El investigador del Ineina indicó que esta “es una pregunta del millón”, sin embargo, existen ciertas recomendaciones sobre el uso de celulares en niños.
En primer lugar, lo apropiado es que “el tiempo de niños menores de dos años sea cero”, según el experto. A partir de esa edad, se podrían escoger algunos videos interactivos, donde el infante tenga alguna participación como repetir palabras o movimientos, aunque por “periodos muy cortos”.
“Tomando en cuenta el desarrollo infantil, así se va aumentando el tiempo. […] En niños que están en primaria, no existe una necesidad realmente de que tengan un dispositivo personal, sino que se le puede, bajo supervisión, prestar alguno de los dispositivos que están en la casa”, añadió Conejo.
Piedra también hizo la relación entre tiempo de uso y edad. Por ejemplo, en un niño de seis años, el tiempo adecuado serían de 15 a 20 minutos diarios y después de eso “se acabó porque lo que sigue es jugar con el niño, es interactuar con el niño”.
A los siete años, el especialista indica que los niños podrían tener su propio dispositivo para cuando lo llamen sus padres, pero la interacción no debería superar los 30 minutos al día. Entre 9 y 10 años, el tiempo de uso podría llegar a una hora, de forma dosificada y así gradualmente.
El neuropsicólogo señaló que los padres no deben temer a que sus hijos queden aislados de algunos círculos sociales por no tener celular.
“Tampoco es que es un pecado que el niño no pueda interactuar con sus amiguitos si van a pasar tres horas conectados o si se van a conectar a las 11 de la noche y eso les va a afectar horas de sueño. Hay una labor de control de los criadores de los niños sobre sus comportamientos, eso es vital”, dijo el docente de la UCR.
Eso sí, aclaró que todo límite que se le ponga a los niños debe tener “un acompañamiento amoroso”, de forma que estos no lo vean como algo restrictivo: “Si vos hacés cosas más interesantes que estar en TikTok en la casa, tenelo por seguro que los niños no van a querer estar en TikTok, lo que prefieren es vincularse”, concluyó.