Por Gabriel Pacheco |8 de septiembre de 2024, 8:00 AM

El tren viene pasando por el Liceo de Costa Rica, desde el patio de locomotoras del Instituto Costarricense de Ferrocarriles se le ve a lo lejos. Paola Acuña, una mujer vecina de Desamparados y de 39 años, viene manejándolo.

Desde 1932, una mujer nunca había conducido un tren en Costa Rica. Ella es la primera maquinista en casi un siglo.

Después de guardar a la serpiente de hierro que ella hace moverse sobre los rieles, saca unos minutos de su agenda de mujer, maquinista, mamá y esposa para conversar con Teletica.com sobre un hito en el que la familia, asegura, es crucial:

¿Cómo nace la idea de ser maquinista?

Todo empezó fantaseando. Yo, por nueve años, fui cobradora y veía mis compañeros de la actualidad haciendo movimientos, señales en los cruces, porque el equipo aquí de cambiavías es manual.

Verlos a ellos haciendo señales hizo que me entrara como ese gusanillo y yo dije “qué bonito estar de ese lado”. 

¿Cómo es el proceso para aprender a manejar un tren?

Hay un reglamento interno que estudia desde que uno se prepara para ser ayudante de maquinista.

En ese momento se repasa una parte y después hay otra parte ya especializada para los maquinistas, que es un proceso de cómo mover un tren, de qué forma moverlo, como hacerlo con trenes regulares, que es como le dice uno a lo que andan en la vida todos los días.

Además, se estudia todo lo que es el sistema del tren, tanto la parte operativa de la unidad así como de los vagones. Todo eso es lo que se estudia.

Son casi 100 años sin una mujer al mando de un ferrocarril, ¿cuál es la clave para que lo lograra?

Yo creo que la red de apoyo. Eso en mi caso ha sido muy importante. La red de apoyo mía es mi mamá, mi esposo y lo que más amo, que es mi hija. 

Porque cuando empecé aquí era muy pequeña, entonces el apoyo que tenía yo era con mi mamá y mi esposo. 

Incluso invertimos los papeles: Él es que la cuida y el que pasa más en casa, porque uno entra muy temprano. La primera marca, como le llamamos nosotros, es a las cuatro de la mañana.

Para poder llegar a esa hora, tengo que levantarme a las 2:45 a. m. porque hay que dejar todo lo que es de la casa casi que listo y ya venirse a trabajar.

¿Es complicado lograr el balance entre ambos mundos? 

Sí, a veces es complicado, pero no imposible… un poquito difícil, pero se puede lograr. Pero gracias a mi esposo, que es el que me ha apoyado un montón.

Él y mi hija, que ahora ya es un poquito más independiente, porque ahora tiene 16 años, ella nos colabora mucho. Entonces se hace un poquito más llevadero todo el trabajo.

¿Cómo recibieron en la casa la noticia de que ya iba a ser maquinista?

¡Ahhh, mi hija estaba de lo más contenta! Desde el lunes no para de compartirme en todas las redes sociales y me dice “usted es mi héroe, usted ni orgullo”.

Cuando fui ayudante de maquinista, que somos muy pocas, ella me dijo “usted va a salir en los libros de Estudios Sociales, cuando los chiquillos estudian, porque usted es historia”.

Ella dice: “mamá usted mi héroe, porque usted se lo propuso y ahí está, es maquinista de Costa Rica, ¡la primera!" Entonces está muy orgullosa.

Mi mamá también está muy orgullosa. Mi esposo me dice “ahora sí, yo puedo decir que soy el esposo de la primera maquinista de Costa Rica”

El lunes pasado, cuando INCOFER anunció que usted empezaba labores en este puesto, cientos de personas empezaron comentar en redes sociales, ¿vio los comentarios?

¡Sí, claro!

 ¿Qué se siente al leerlos y ver tantos positivos?

Ay, me encanta, me hace sentirme especial y seguir creciendo como ser humano, porque uno tiene que crecer. Hay cosas que tiene que cambiar, pero eso me enamora y me impulsa a hacer las cosas especiales, diferentes.

Conseguir algo por primera vez implica a veces romper muchos estereotipos, como el machismo, ¿llegó a vivirlo en el proceso de formación?

Sinceramente no, mis compañeros me han apoyado mucho la verdad. Ellos ven el esfuerzo de uno como mujer, que no es lo mismo que ver solo hombres.

Ver a una mujer y ver que usted se esfuerza igual y hace todo correctamente, eso hacen que lo apoyen a uno a todos, o sea de verdad todos. Ellos también han sido un apoyo, hay más comentarios de usuarios negativos que los que hay aquí adentro más bien.

¿Por qué de usuarios?

Hay algunos que son bastante incómodos, por ejemplo le gritan uno en la calle cuando va sacando el tren: ¡Ah, tenía que ser una mujer!

Pero eso más bien lo hace uno crecer porque no siempre va a haber cosas bonitas, entonces eso lo hace uno crecer y especializarse en todo lo que hace.

¿Cómo se afronta y se vencen esos comentarios?

En ese caso con madurez. Porque es gratificante seguir su trabajo y que ellos vean que soy yo la que está ahí, no son ellos, entonces se siente especial.

¿El tren se convierte en pasión?

¡Totalmente! Se convierte en una pasión. Todos los días aprender algo nuevo. Cada detalle, lo mínimo, todo es una pasión. 

Aparte que lo que a uno más le gusta es la satisfacción de las personas. Como tengo tantos años de trabajar aquí ya uno se hace como más conocida entre los usuarios, entonces eso lo satisface porque le dicen ¡ay, qué bonito verla!, ¡qué dicha!, ¡cómo ha avanzado!

Entonces se convierte en parte de… somos una familia casi.

¿Qué le diría a las mujeres que tienen ganas de lograr algo que ninguna otra haya hecho antes?

Todas las barreras que uno se pone como persona y mujer están en la mente, pero sinceramente todo lo que nos propongamos lo podemos hacer.

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