¡Peluches de capibaras invaden San José! ¿Por qué son tan populares?
Este roedor sudamericano ha conquistado las redes sociales en todo el mundo, y ahora arrasa en San José. Aquí le contamos la historia detrás de su inesperado éxito.
Los capibaras, también conocidos como carpinchos, se han convertido en un fenómeno social y comercial en Costa Rica. En áreas concurridas de San José, como la Avenida Central, el Barrio Chino y el Mercado Central, la imagen de estos roedores adorna una variedad de productos, desde peluches hasta mochilas.
Esta tendencia refleja una ola de "capibaramanía" que ha ganado fuerza en los últimos años. En Japón, por ejemplo, los capibaras son protagonistas de un anime infantil llamado Kapibarasan, y fotógrafos como Katsuhito Watanabe han documentado su vida en diversas partes del mundo. Según el medio Infobae, esta representación ha contribuido significativamente a su fama en Asia.
Los capibaras son originarios de América del Sur y son los roedores más grandes del mundo, alcanzando hasta 1,5 metros de longitud y más de 60 kilos de peso. Su naturaleza sociable y su capacidad para convivir pacíficamente con otras especies, como monos, aves y tortugas, los hace especialmente atractivos para los niños.
Recientemente, la popularidad de los capibaras ha trascendido al ámbito cultural y mediático. En Perú, la Policía Nacional llevó a cabo un operativo antidrogas en Lurín, al sur de Lima, utilizando una estrategia poco convencional: un agente disfrazado de capibara. Este enfoque creativo permitió a las autoridades infiltrarse y decomisar 1.700 paquetes de droga.
Este fenómeno cultural ha surgido en el momento oportuno que coincide
con San Valentín y el inicio del ciclo escolar, periodos en los que los comerciantes de San José han notado un aumento en la demanda de productos con la imagen de este carismático animal.

¿Cómo son los capibaras con las personas?
Estos animales son extremadamente sociables y dóciles, lo que los hace muy amigables tanto con personas como con niños. Son conocidos por su temperamento tranquilo y su capacidad para convivir con diversas especies, incluidos humanos, perros, gatos, aves y hasta tortugas.
Su apariencia tierna se debe a varios factores: su expresión relajada, sus grandes ojos oscuros y redondos, su hocico ancho y su andar pausado, que les da una apariencia apacible y bonachona. Además, su actitud tranquila y su costumbre de descansar en grupo refuerzan la sensación de serenidad y cariño.
Para los niños, los capibaras son especialmente encantadores porque parecen peluches gigantes, además de ser inofensivos y pacientes. Su naturaleza sociable hace que disfruten de las caricias y, en algunos casos, incluso buscan el contacto con las personas.
@elisiashirley I came to the zoo again to touch the capybara#zoo #capybara ♬ Cats - Sped Up - The Living Tombstone
¿Hay capibaras en Costa Rica?
En Costa Rica no hay de este tipo de roedores. Así lo confirmó Rescate Wildlife Rescue Centre, antiguo Zooave, por medio de su cuenta de Instagram.
En el país hay animales similares, aunque son de menor tamaño y se les llama agutín o guatusas.
"A simple vista, podrían parecer similares, ya que ambos son roedores, pero las capibaras son nativas de América del Sur, mientras que las guatusas se encuentran desde el sur de México, atraviesan Centroamérica y llegan hasta el norte de Argentina.
"Las capibaras son los roedores más grandes del mundo, ¡pueden pesar hasta 67 kilos! En cambio, las guatusas son pequeñas, con un peso de 2 a 5 kilos", explicó el centro de rescate.
Peluches sí, mascotas no
A pesar del creciente entusiasmo por los capibaras, activistas y expertos en bienestar animal advierten que tener uno como mascota no es recomendable. Estos roedores, los más grandes del mundo, requieren amplios espacios, acceso constante al agua y una dieta específica para su bienestar.
Además, en muchos países su tenencia está regulada o prohibida debido a sus necesidades especiales y su impacto en los ecosistemas locales. Los especialistas instan a disfrutar su imagen en peluches y productos comerciales, pero siempre respetando su hábitat natural.