El fenómeno de las canciones más cortas: ¿Se está "tiktokizando" la música?
El sitio web Xataca realizó un análisis de datos, de los últimos 30 años, para determinar si la música se está volviendo más breve y rápida.
En la era digital, la música está experimentando una transformación notable, que está redefiniendo la duración y la estructura de las canciones.
El sitio web Xataca realizó un análisis de datos, de los últimos 30 años, para determinar si la música se está volviendo más breve y rápida, un fenómeno que algunos han apodado "tiktokización", en referencia a la popular plataforma de redes sociales, TikTok.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del análisis fue que el promedio de duración de las canciones en el Billboard Hot 100 ha disminuido de manera significativa. A principios de la década de 1990, las canciones superaban los cuatro minutos y medio (272 segundos), pero a medida que avanzaban las décadas, esta cifra disminuyó constantemente hasta no llegar ni a los tres minutos y medio (199 segundos).
Este cambio en la duración de las canciones ha dado lugar a un aumento en la popularidad de las que son extremadamente cortas.
En el Billboard Hot 100 del año pasado, se encontraron 37 canciones con una duración inferior a tres minutos, una marca que antes era poco común. En comparación, en los años 2012, 2002 y 1992, solo había dos canciones de menos de tres minutos en la lista.
La influencia de las redes sociales en esta tendencia es innegable. Plataformas como TikTok, Instagram y Facebook han cambiado la forma en que consumimos música.
Los artistas ahora componen teniendo en mente la facilidad con la que sus canciones pueden ser compartidas en videos cortos y virales. La inmediatez y la capacidad de captar la atención del público en los primeros segundos se han convertido en factores clave para el éxito en el entorno digital.
Para obtener una visión más completa de esta transformación, Teletica.com conversó con dos músicos y compositores costarricenses: Edín Solís, presidente de la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM) y miembro de la agrupación Éditus (ganadora de Grammy en 2000), y Jaime Gamboa, reconocido bajista y compositor de la banda nacional Malpaís.
"Es normal que con la evolución tecnológica, las maneras de consumir música cambien. En la época de los años 60 y 70, los discos de vinilo del 78 RPM o los LP de 22 minutos por lado, permitían obras más extensas. Ahora, por las redes sociales, el contenido musical debe ser efectivo en el menor tiempo posible. Los creadores de contenido tienen claro estas tendencias y se adaptan", indicó el presidente de ACAM.
Solís también destacó que la brevedad no necesariamente es negativa, ya que se abre la puerta para artistas de diversas partes del mundo que pueden viralizar sus canciones sin depender de disqueras tradicionales.
"Ahora se sabe que entre más breve sea el contenido, más puede atrapar. Hoy, ya no se busca una megaproducción de estudio, sino algo grabado en teléfono. El que quiera entrar en esta dinámica tiene que estudiarlo. Este fenómeno tiene un lado noble, no lo veo como algo malo, y es que se democratiza el acceso de muchos artistas; por ejemplo, un latinoamericano, africano o asiático, que normalmente nunca hubiese despertado el interés de una disquera, porque por sus propios medios logra viralizar una canción", insistió Solís.
Sin embargo, él no sigue esta tendencia y no piensa cambiar su forma de componer. Asegura que tiene muy claro su lenguaje y su nicho de mercado, el cual no obedece a estas prácticas. Reforzó que TikTok está dirigido a personas mucho más jóvenes.
Jaime Gamboa profundizó en la relación entre la música y las redes sociales. Subrayó que es bastante evidente y que el promedio de una canción pop en los años 70 era de tres minutos, y eso se ha reducido. "Esto tiene relación con las redes sociales, la gente compone pensando en piezas que se puedan difundir fácilmente en videos en Instagram, Facebook y TikTok", dijo.
"Yo lo noté mucho con ciertos artistas, que he escuchado sus discos completos. Uno podría pensar, a la de menos, que lo que uno vio en el video de Instagram o TikTok es un extracto de la canción, pero cuando escuchás el disco completo te das cuenta de que no, que esa es la canción. Particularmente, me pasó cuando escuché Moto Mami de Rosalía, es un disco que me gusta, está muy buen producido y cuando lo escuché me di cuenta que era así de corto en sus temas", acotó el bajista de Malpaís.
Para Gamboa, la duración de un tema no dicta, necesariamente, su calidad. Argumentó que la capacidad de componer música de calidad en un minuto o 30 segundos depende del artista.
"Se puede escribir en 30 segundos una melodía maravillosa o se puede hacer una basura. La calidad de la música no se ve afectada por esto", enfatizó. Así, sugiere que la brevedad no necesariamente limita la creatividad y la calidad musical.
El bajista destacó que el mercado musical actual ofrece una amplia variedad de contenido, desde canciones diseñadas para el consumo rápido hasta obras más elaboradas y significativas. A pesar de los cambios en la duración de las canciones, la música sigue siendo una forma de expresión rica y diversa, que puede transmitir emociones y mensajes profundos, independientemente de su longitud.
"El hecho de que no se puedan desarrollar ideas en un minuto, no quiere decir que lo que digas en un minuto tiene que ser una idiotez, o puras vulgaridades. Eso depende del artista. Si a mí me dicen: ‘Tienes que hacer una canción de un minuto’, yo haré la canción lo mejor posible. No necesariamente la falta de tiempo en la parte musical o en la parte poética es una camisa de fuerza que te impida hacer cosas de calidad. El que mucho del mercado haga porquerías es una realidad, cosas del rápido consumo para alegrar el día, pero sabemos que en 10 años nadie se acordará de esa canción, pero también se hace música de calidad, aunque sea en un minuto", concluyó.
Este fenómeno plantea preguntas importantes sobre la dirección en la que se dirige la industria musical. Si bien la adaptación a las tendencias de las redes sociales puede ser esencial para la promoción y la visibilidad, también plantea desafíos para los artistas que buscan desarrollar ideas más complejas y significativas en sus canciones.