18 de junio de 2024, 8:00 AM

MSc. Henry Álvarez / coach en desarrollo humano, liderazgo y familia.

Hay que estar siempre en un modo "crecimiento", conscientes de que nunca es tarde para aprender las infinitas lecciones que la vida que nos quiere dar. Una clave para conseguirlo es estar siempre dispuestos a detenernos, hacer una pausa y dejar que la lección nos alcance.

Existe una frase que dice “la experiencia es el mejor maestro”. Pero esto no es cierto, la experiencia por sí sola no nos deja ninguna lección. Cada experiencia tiene que ser evaluada para obtener una enseñanza. Se requiere sacar tiempo para reflexionar después de una experiencia, no importa cuál sea, puede ser negativa o positiva.

Solamente cuando la experiencia es evaluada seremos capaces de aprender la lección de esta. Si no hacemos una pausa para analizar qué hicimos mal y qué hicimos bien, no nos beneficiaremos de ello. 

Cuando estudiamos las grandes personas que impactaron el mundo, por ejemplo, los líderes religiosos, los grandes artistas o los políticos, descubriremos que en todos los casos dedicaban tiempo para pensar a solas; todos ellos practicaron la reflexión, para pensar y planificar, explotando ideas y experiencias. 

Las mejores universidades reservan para sus facultades tiempo no solo para enseñar, sino para pensar, investigar y escribir, los latinoamericanos tenemos que desarrollar esta disciplina de la reflexión, de apartar tiempo para evaluar cada experiencia. 

La reflexión es una de las actividades valiosas que nos van a ayudar a crecer y ser personas más maduras. Tiene un valor superior a la motivación o inspiración. Por ello, la pausa es necesaria, pero no siempre fácil de realizar, porque vivimos en un mundo muy acelerado, con los trajines de la vida y el “corre corre” que no nos permite detenernos para hacer una pausa; como dije anteriormente, se necesita evaluar cada experiencia. Cuando no lo hacemos, el resultado es que seguimos en el mismo lugar, dejamos de crecer, y la vida nos obliga a estar siempre en un modo de crecimiento.

“Si hacemos una pausa para permitir que el crecimiento nos alcance, nuestras vidas serán mejores, porque no sólo entendemos de forma el significado de lo que hemos experimentado; sino que también, como resultado, podemos implementar cambios y correcciones en el transcurso. Asimismo, estamos mejor equipados para enseñar a otros con la sabiduría que hemos obtenido”, indica John C Maxwell en su libro Leyes de Crecimiento.

Otra forma de obtener sabiduría y de que nos vaya bien en esta vida, tiene que ver con el consejo que Dios le dio al patriarca Josué cuando él se preparaba para conquistar la tierra prometida.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”, Josué 1: 8-13.  

El mandato está claro: medite y reflexione en la palabra de Dios. Necesitamos, como individuos, como familias y como nación, volver a la palabra, pero para ello se requiere sacar tiempo y espacio, primero para evaluar cada experiencia vivida, y segundo, para reflexionar y meditar en la palabra de Dios, solo así seremos mejores personas, mejores familias y como resultado viviremos en paz y en armonía, con nosotros mismos, con nuestra familia, y con el prójimo.  

Con esto, se evitaría lo que vivimos este lunes 3 de junio, unas de las mayores tragedias familiares que vivió nuestro país, dejando a una familia entera, sin esposo y sin un padre (hago referencia a este caso).

Si requiere guía en orientación familiar y matrimonial puede escribirme al teléfono 8613-9136. 

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