9 de julio de 2024, 17:01 PM

Dr. Alexander López / Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica.​

Recientemente, ha finalizado en Costa Rica el evento de alto nivel sobre acción oceánica Inmersos en el cambio, cuyo objetivo era movilizar esfuerzos globales para la protección y el uso sostenible del océano. Este evento sirvió como antesala de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC por sus siglas en inglés), que se celebrará en Niza en 2025, donde Costa Rica participará como coanfitrión al lado de Francia. Un mes después de su conclusión, cabe preguntarse: ¿cuál fue el alcance del evento y qué sucederá ahora?

La Agenda 2030, creada en la Conferencia de las Partes (COP) número 21 en París, estableció un objetivo concreto relativo a los océanos (ODS 14). En 2016 se acordó la celebración de una conferencia dedicada exclusivamente al cumplimiento del ODS 14. La primera de estas conferencias tuvo lugar en 2017, y la tercera edición está programada para 2025. Según el último Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en lo relativo al ODS 14, "se están adoptando medidas globales integrales, pero deben acelerarse".

En este contexto, la Tercera Conferencia funciona como una herramienta diplomática destinada a mantener el impulso para la acción y el compromiso con la protección del océano. El evento ha funcionado para conocer el posicionamiento de las partes interesadas y sus gobiernos en lo relativo a las temáticas más apremiantes relacionadas con el ODS 14.

Costa Rica tuvo la oportunidad de reforzar su liderazgo en temas ambientales en el marco internacional. De acuerdo con la posición oficial de Costa Rica, “el futuro de la humanidad es inimaginable sin un océano protegido, así que hemos asumido el liderazgo que nos corresponde y con un mensaje urgente para el mundo, convertimos su protección en el eje central de nuestra política ambiental exterior”.

A raíz de las críticas hacia el gobierno en relación con la exploración de petróleo y la pesca de arrastre, comprender la agenda gubernamental y el papel del gobierno de cara a la Conferencia de 2025 ha sido fundamental. Es imperativo que exista una mayor coherencia entre las diversas acciones en el campo ambiental por parte del Gobierno costarricense y sobre todo no desaprovechar el espacio internacional que Costa Rica tiene en materia ambiental, pudiendo ser la gestión sostenible de los océanos, el nuevo gran espacio de acción para la política exterior ambiental costarricense.

En la conferencia recientemente concluida, la participación de actores interesados fue una parte fundamental para lograrlo. Se destacan la Carta al Océano: Sentir de la niñez y la juventud dirigida por el Ministerio de Educación Pública (MEP), con el apoyo de UNICEF y UNESCO, la Declaración sobre el Congreso de Integración de Saberes para un Océano Sostenible (CISOS24) y la Declaratoria Latinoamérica Azul: Jóvenes Líderes por el Océano. Grupos conformados por integrantes de diversos países, tuvieron la oportunidad de contar con un espacio para ser escuchados y exigir resultados concretos en conjunto con una mayor ambición en las acciones dirigidas a la protección de los océanos.

Lo más destacado de los dos días de conferencia fue la consecución de una declaratoria de paz, firmada por 26 países, y que también recibió el apoyo de organizaciones, grupos de la sociedad civil y científicos. Esta, funciona como un manifiesto en común antes de UNOC 2025.

El documento firmado cuenta con 12 compromisos entre los que destacan:

  • Acelerar la acción climática mediante la implementación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Acuerdo de París y las decisiones pertinentes de las conferencias de las Partes.
  • Apoyar la implementación efectiva del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal para la conservación, restauración y uso sostenible de la biodiversidad, y la movilización de recursos.
  • Trabajar para la rápida entrada en vigor y la implementación efectiva del Acuerdo en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar relativo a la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional.
  • Promover la pronta entrada en vigor del Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
  • Apoyar la finalización exitosa, en 2024, de un ambicioso acuerdo jurídicamente vinculante contra la contaminación plástica, incluido el medio marino.

El desafío actual radica en transformar las necesidades de los grupos, el diálogo entre las partes involucradas y los compromisos gubernamentales en acciones tangibles, tanto a nivel nacional como internacional. Esto representa una dificultad, dado que la naturaleza no vinculante de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano significa que los Estados no están obligados a cumplir con sus compromisos.

El océano proporciona una amplia variedad de beneficios, pero también enfrenta graves problemáticas como la sobreexplotación, la contaminación, la pérdida de biodiversidad y los efectos del cambio climático. Esfuerzos diplomáticos como el evento de alto nivel sobre acción oceánica Inmersos en el cambio y UNOC 2025 pueden ser herramientas para compartir posiciones, intercambiar conocimientos y diseñar compromisos y soluciones. 

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