Pareja de adultos mayores comparte un amor incondicional en medio de muchas carencias
Eida es diabética, sufre de fibromialgia y vértigo; ella atiende a su esposo, recientemente operado de una quebradura en la cadera y diagnosticado con párkinson hace dos años. Ambos sobreviven con una pensión mensual de ₡82.000.
Muy cerca del río en Ciudad Neily, en medio de árboles y plantas, se encuentra la deteriorada y vieja casa de Eida y José Ángel.
Eida es diabética, sufre de fibromialgia y vértigo, pero ella deja sus padecimientos de lado para atender don José Ángel, quien fue diagnosticado con párkinson hace dos años y recientemente se quebró la cadera.
“Es difícil de explicar que fue lo que pasó, ni yo entiendo, fue tan repentina la cosa, yo me enredé en las chanclas que llevaba puestas y me fui de costado, pegué en un pedazo de madera que había y me partió el hueso”, contó el adulto mayor.
Tras la cirugía de cadera, José Ángel quedó con muchas limitaciones; actividades que antes eran comunes son ahora más difíciles de hacer.
“Yo lo baño a él en una silla, lo baño en una silla aquí porque al baño no puedo meterlo: Cuando lo baño me lo llevo de nuevo para la silla y él se queda un rato ahí, hay que acostarlo, hay que levantarlo”, comentó doña Eida.
La ruinosa casa tiene más 20 años, nunca la han podido reparar debido a la falta de dinero y permisos. Debido a la cercanía con el río, la zona ha sido declarada como inhabitable; los años, la lluvia y el comején no han tenido piedad.
“Esta casa está ya más en el suelo que parada, está muy deteriorada porque el comején la han triturado casi toda”, dijo don José.
“Cuando se viene un temblor yo lo primero que digo es ‘Señor ampáranos’, porque si esta estructura nos cae encima, hasta ahí llegamos. Cuando llueve hay que poner ollas por todos lados, no se puede andar porque hay gotas por todo lado”, manifestó.
El único ingreso que tiene esta pareja es de una pensión de 82.000 colones. Con ella pagan la luz, apartan un poco para los pasajes y algo de comida. Aunque tiene una cocina de gas, doña Eida prefiere usar el fogón para ahorrar dinero.
“La pobre Eida ha visto un poco difícil porque ella también ha estado muy afectada de la salud. No tengo palabras para poderle decir cuanto le agradezco lo que ha hecho por mí. Definitivamente es amor”, dijo don José entre lágrimas.
En doña Eida, hay un temor que domina sus pensamientos de día y sus sueños de noche; el mismo que persigue a don José.
“Mi deseo grande y que se lo pido a Dios con todo mi corazón es que él tenga una casita donde uno pueda decir: esto es de los dos, si yo me voy él se queda ahí, o si él se va yo me quedo ahí. Es muy duro”.
“Siempre he anhelado tener una casita propia donde a ella no tengan que decirle que está arrimada. Que ella pueda mandar y disponer en su casa y hacer lo que ella le parezca, eso es uno de los pensamientos que vienen a mi corazón”.
Esta pareja nos da ejemplo con su amor y también nos recuerda que para soñar no hay edad. Ellos anhelan una casa propia que traiga alivio a su vejez. Solos no pueden, pero si usted colabora con la causa, se les podrá entregan lo que tanto han deseado.
Los canales de donación que ya están habilitados: puede hacer su aporte en BAC Credomatic, por medio de transferencias bancarias o directamente en las cajas de las sucursales.
La cuenta en colones es la 800-800-807 y en dólares es la 800-800-815.
Otra forma sencilla de donar es por medio de SINPE Móvil al número 8322-6111.