“No nos quitarán el dolor, pero se hizo justicia”, dice papá de víctima de masacre en Buenos Aires
Edgar Ramírez, fiscal a cargo del caso, conversó con este medio y señaló que un anillo, una pistola y la intervención de las llamadas fueron clave para el juicio.
El papá de una de las seis víctimas de la masacre en Buenos Aires, en Puntarenas, asegura que nadie podrá quitarle a él y a su familia el dolor tan grande que cargan desde hace más de dos años, pero da gracias a Dios porque se hizo justicia.
Este jueves, el Tribunal Penal de Pérez Zeledón condenó a dos primos a 215 años y tres meses de cárcel, cada uno, por el múltiple homicidio ocurrido en Volcán de Buenos Aires.
“No nos los van a devolver a ellos, no nos van a quitar el dolor tan grande que llevamos dentro, porque ya llevamos dos años y ocho meses de tener este dolor tan enorme por todo lo que hemos pasado, pero yo le doy gracias a Dios porque se hizo justicia”, dijo Eladio Quesada, papá del mecánico asesinado.
El domingo 17 de octubre de 2021, un mecánico, junto con su familia y amigos, visitaron una finca en Brunka de Buenos Aires, Puntarenas, para realizar unos trabajos de reparación de maquinaria agrícola, pero terminaron asesinados.
Al mecánico lo contrató el dueño de la finca donde ocurrieron los hechos, quien era un estadounidense de apellido Sandusky, de 61 años, quien residía en Costa Rica y también fue asesinado.
“Existen todavía dentro del Poder Judicial juezas que tienen esa objetividad y parcialidad para analizar las pruebas y hechos. Es cierto que los jueces deben ser garantistas y respetuosos de los derechos humanos, pero también tienen que ser muy objetivos. Nuestra familia ha vivido momentos difíciles, pero ya se hizo justicia”, comentó José Castillo, familiar de las víctimas.
Edgar Ramírez, fiscal a cargo del caso, conversó con Teletica.com y señaló que un anillo, una pistola y la intervención de las llamadas fueron clave durante el juicio.
“El Ministerio Público, durante toda la exposición ante el tribunal, nos basamos en las pruebas e indicios que son concordantes y ubican a los acusados en el escenario de los hechos, básicamente lo que establecimos es que a uno de los imputados se le encontró el anillo de una de las víctimas de la masacre.
“Hubo indicios balísticos que determinaron que los disparos recibidos por las víctimas fueron realizados desde la misma arma que se le encontró a uno de los imputados. En las intervenciones telefónicas empiezan a hablar sobre el caso donde uno le echa la culpa al otro, el otro le llama la atención porque está hablando mucho y esto es un elemento de prueba que nos ha amarrado muchos los indicios”, argumentó Ramírez.
Ramírez agregó que “los hechos fueron muy duros porque los familiares de quienes murieron encontraron los cuerpos y ellos estuvieron durante todo el juicio”.
Además del extranjero asesinado, las otras cinco personas, según las pesquisas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), fueron víctimas colaterales e identificadas con los apellidos Quesada Cascante, de 44 años (padre); Villarevia Rivera, de 41 (esposa), y Quesada Villarevia, de 20 (hijo); además de una mujer de apellidos Zúñiga Rodríguez, de 40 años, y un hombre de apellidos Borbón Muñoz, de 38.
Según las investigaciones de la Policía Judicial, el ataque armado estaba dirigido contra el estadounidense.