Por Eric Corrales |25 de julio de 2024, 8:30 AM

En conmemoración a los 200 años de la anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, el país vive una fiesta para recordar un gran acontecimiento que trajo al país no solo la belleza de las playas guanacastecas, sino toda una amplia gama de cultura y tradición que, a pesar de los años, todavía está vigente, tal es el caso del popular sabanero.

Sin embargo, la modernidad, la tecnología y la globalización amenazan a este icónico personaje guanacasteco ¿aún existen?, ¿cómo viven?, Teletica.com conversó con María Soledad Hernández, Historiadora e investigadora de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), quien tiene años desarrollando y estudiando la figura del sabanero.

Para la experta, actualmente, no se puede hacer una comparativa del sabanero actual con el de 1824, ya que, si bien hay elementos que se conservan, y eso es considerado algo muy valioso, la cultura es una evidencia dinámica de la sociedad, las tradiciones se mantienen y cambian, todo depende de los cambios sociales, pero, aclara, eso no quiere decir que se haya perdido todo.

“Los sabaneros tradicionales han tendido a desaparecer, pero hay personas del campo, de la finca que conservan aspectos fundamentales de la monta y del traje. Ya casi no existen sabaneros de monta con su traje muy a lo guanacasteco con caite, con su sombrero de ala ancha, esto se usó hace mucho tiempo.

“Si se preservan saberes de la monta, del traje guanacasteco, en algunos casos del uso del caite, del sombrero de ala ancha, con el que se trabajo de antaño, donde se practicaba la faena del día. 

“Pero hay que pensar que la dinámica productiva del país y la tecnología ha cambiado mucho, antes no había carros, se tenía que usar el caballo para prácticamente todo, la gente caminaba o cabalgaba largas distancias”, explicó.

Otro detalle que destacó Hernández es que, incluso, el nombre va cambiando. El sabanero actualmente se mantiene como una figura icónica en la memoria colectiva de Guanacaste, además, es importante destacar que no es una figura única de Costa Rica, ya que se extiende por toda la región.

“Propiamente sabanero, ya ha evolucionado, pero son personas que hacen trabajos similares, por ejemplo, en aquellas épocas no había casi veterinarios, entonces el sabanero era el que curaba al animal, ahora es diferente, ahora sí hay médicos veterinarios que atienden las fincas, sin embargo, en emergencias el sabanero siempre será el que atienda el ganado. Antes todo se hacía de forma artesanal, hasta los muros de piedra que conserva Santa Rosa, por ejemplo.

“Ya no es el sabanero del siglo XIX o el XX, incluso ya tal vez no se les llama sabaneros como tal, pero se mantiene esa evolución del jinete y su caballo, con su vestimenta algo tradicional. Todavía hay personas que preservan los sabores del sabanero, como por ejemplo la talabartería, el arte en crin, los pellones, y todo eso lo podemos ver en actividades como el Tope de Toros, la vestimenta tradicional, camisa blanca, el caite, sí se han hecho esfuerzos importantes por preservar esa manifestación cultural”, finalizó la historiadora.

“Nos estamos extinguiendo, pero seguimos aquí”

Ramón Briceño es un sabanero guanacasteco, a quien este medio encontró arreando ganado, montado en su caballo, con su pantalón beige, sombrero de ala ancha, su celular y su machete a la cintura.

Él aseguró que cada vez son menos los sabaneros, incluso, relató que de su familia solo él siguió la herencia y que esta muere con él.

“Yo solo tengo una hija, pero ella trabaja en el banco, ya no veo nada de herencia, yo soy el último sabanero de la familia, mi papá sí tuvo bastantes hijos varones, pero solo yo me crie con ganado.

“Este es un trabajo muy de varones, es muy cansado cuando se tiene que marcar ganado, marcar ternero, pero andarlos revisando no es cansado, además, ahora las fincas son pequeñas y limpias, dicen que antes era mucho charral y muy grandes, costaba mucho cuidarlo, el ganado se recogía entre varios”, recordó.

Briceño se dedica al ganado propiamente, pero ahora mantiene un “horario de oficina”, trabaja ocho horas, incluso reconoce que se “levanta tarde”, ya que se despierta a las 5 o 6 a. m. para ir a trabajar, pero recuerda que, con su padre, antes de las 4 a. m. ya estaban levantados y trabajando, incluso regresaban tarde a la casa.

Sabanero guanacasteco
Sabanero Briceño con el ganado

“Yo me encargo de arrear ganado, matarles las garrapatas, bañarlo, cambiar los boteros, echarles sal, nosotros trabajamos ocho horas, antes se trabajaba todo el día, pero ya no, mi papá era sabanero, tenía finca, nosotros nos criamos con ganado, lo ordeñábamos, criamos gallinas y chanchos”, contó.

El sabanero considera que hay muchos factores que han llevado a olvidar el arte del sabanero, desde el cambio climático hasta el costo de vida.

“Ahora hay menos gente, la gente se ha quitado de la ganadería, ahora hay menos ganado, menos fincas, se ha perdido la tradición. Todo es más caro ahora, ya no llueve como antes, ahora llueve mucho o no llueve, eso afecta mucho”, destacó.

Este guanacasteco se siente orgulloso de seguir los pasos de su padre, pero, aunque está orgulloso de la educación de su hija, reconoce con nostalgia que, muy posiblemente, la herencia del sabanero que le dejó su abuelo a su padre y su padre a su hijo morirá con él. “Nos estamos extinguiendo, pero seguimos aquí”, finalizó.

Cada 10 de noviembre se festeja el Día del Sabanero a lo grande, la festividad nació en 1994 y pretende recordar la vida que los sabaneros tenían en aquellos años.

Si desea conocer más a fondo sobre la historia y cultura del sabanero, puede escuchar el podcast “Historias paralelas” con la historiadora Soledad Hernández.

También puede ver en este otro enlace la investigación “Tope de Toros de Liberia”. Un libro que aborda la temática del tope de toros desde diferentes momentos históricos que van del Siglo XVI a la actualidad.

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