Por Juan José Herrera |4 de junio de 2023, 10:00 AM

El pago de horas extra, el tiempo efectivo de trabajo y la incertidumbre sobre el verdadero impacto en la calidad de vida de los trabajadores siguen siendo los puntos medulares en la discusión del proyecto de jornadas 4/3, que ya agotó 12 de 14 sesiones de análisis en el Plenario.

Hasta ahora, la mayor parte del debate se ha concentrado en el bloqueo del Frente Amplio a la iniciativa y los argumentos que defiende en las más de 700 mociones que, según adelantó la fracción, planea argumentar.

Su postura ha sido simple: las jornadas de 12 horas diarias, en su visión, significan una precarización de la calidad de vida de las personas y además un retroceso en los derechos laborales del país.

Durante dos semanas, la bancada frenteamplista ha defendido que las llamadas jornadas flexibles reducirían la cantidad de empleos en el país, al permitir que dos personas llenen un rol de 24 horas, cuando hoy ese horario necesita de tres trabajadores.

“No hemos visto un solo estudio que demuestre que el empleo va a aumentar con estas jornadas, ni uno solo, porque no los tienen”, aseveró el diputado Jonathan Acuña.

Cuestionan, además, que el proyecto no traería un aumento en la remuneración para las personas que hoy ganen por encima del salario mínimo, al tiempo que los obligarían a acoger esta jornada bajo la amenaza de despidos.


El otro punto es que, trabajar 12 horas, para ellos, es caminar en el sentido contrario a los países desarrollados que defienden la reducción de jornadas a mínimos de hasta 36 horas semanales.

“Aquí lo que dicen es bajemos las horas de trabajo; diay sí, Francia hace 20 años o no sé cuánto tiene 35 horas máximo por semana, pero Francia es un país rico, nosotros no”, respondió la oficialista Pilar Cisneros.

Una bendición

Como no podía ser diferente, el rol de contrapeso en esa oposición frenteamplista lo ha asumido el oficialismo, principal interesado en esa reforma que precisamente alienta al Gobierno de Rodrigo Chaves.

La principal defensa de la reforma descansa a más de 600 mociones de distancia, en una propuesta de cambio “de consenso” que reúne firmas del PPSD, PUSC, NR y el PLP.

Ahí, en la moción 731, aparece un texto sustitutivo que cambia todo el panorama de la discusión actual, incluidos detalles importantes en apartados de remuneración y límites sobre los sectores que podrían aplicar estas jornadas flexibles.

“Este proyecto de ley va a ser una bendición para este país. Va a permitir abrir miles de trabajos para gente que va a ser muy bien pagada, gente que va a tener la probabilidad de entrenarse.

“Son jornadas de 10 horas y media, las extras se van a incorporar al salario, no un poquitillo, es un sobresueldo de 16% en la jornada diurna y de 25% en la nocturna; y lo más importante, no va a tener que pedir un día de vacaciones para hacer vueltas, en esos tres o cuatro días va a poder incluir sus actividades ahí”, aseveró Cisneros.

Esa moción, a la que se opone el FA y de la que duda el PLN, establece que las jornadas diurnas de 12 horas se pagarían con un aumento de 16,67% para justificar las cuatro horas que, en teoría, se hubieran pagado como extras.

En horario nocturno, esas horas se pagarían un 25% más caras.

Otro cambio es que, si una persona desea trabajar horas extra (por encima de las 48 semanales), estas se pagarían dobles; y reafirmar que ningún trabajador podría ser obligado a asumir este rol extraordinario.

“Yo no sé cómo alguien en este país se para frente a una cámara y les dice a miles de personas que tienen trabajos precarizados que ellos pueden escoger sus condiciones de trabajo. Eso es mentira”, insistió Acuña.

Este lunes, en teoría, el proyecto agotaría las 14 sesiones que tiene el proceso abreviado del expediente.

Terminadas estas, la guillotina legislativa caería sobre las más de 700 mociones que aún no se han analizado (se presentaron 855), de manera que estas solo se votarán, sin ningún tipo de discusión.

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