Por Juan José Herrera |19 de enero de 2022, 16:09 PM

Un grupo de manifestantes planeó remover por la fuerza al presidente Carlos Alvarado en 2020, durante la violenta crisis social que el país enfrentó en medio de la lucha de varios sectores contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El fallido intento de golpe de Estado lo reveló este miércoles el diputado y entonces presidente de la Asamblea Legislativa, Eduardo Cruickshank, en un libro que recoge sus memorias durante su paso por la presidencia del Congreso.

Ahí, el ahora candidato presidencial señala que un grupo de costarricenses le sugirieron “prepararse para asumir la presidencia de la República”.

“La consigna de un sector de los manifestantes era romper el orden constitucional y quitar al presidente Carlos Alvarado y, por completo, a su equipo de gobierno, para que la conducción del país recayera, de acuerdo con la Constitución Política, en el presidente de la Asamblea Legislativa.

“Mi respuesta fue siempre un rotundo no. Dije que en esas circunstancias no querría ser el sucesor en el mando, porque nací, me eduqué y me formé en democracia y creo en la institucionalidad de este país”, dijo Cruickshank.

El diputado precisó que esas sugerencias vinieron de personas involucradas en diferentes manifestaciones de las que estuvo cerca, como por ejemplo las que tuvieron lugar en las afueras de Casa Presidencial.

Añadió, además, que nunca fue una idea planteada de manera formal por ninguna persona ni que tampoco provino de ninguno de los dirigentes del llamado movimiento Rescate Nacional, en el que figuraban nombres como los del expresidente José Miguel Corrales y los exdiputados Célimo Guido y Óscar Campos.

Fueron manifestantes, yo me acercaba a distintas manifestaciones y ahí me decían 'usted va a ser presidente porque vamos a sacar a Alvarado', pero yo no puedo decir que fue algún grupo determinado, porque no los conozco.

”Yo no puedo responsabilizar a nadie de esos hechos porque sería irresponsable de mi parte", aclaró Cruickshank.

Dijo además que no denunció los hechos pues precisamente dudó sobre la credibilidad de esas afirmaciones.

"A mí me pareció que en los albores de cumplir 200 años de independencia, con una sólida democracia y sólida institucionalidad, no tenía sentido hacerle caso a una amenaza así. Si estuviéramos en un país con alguna vocación de derrocamiento..., pero en un país como esto es impensable", finalizó.

Guerra en las calles

Las violentas manifestaciones de 2020 en contra del acuerdo de financiamiento con el FMI dejaron decenas de enfrentamientos entre la policía y manifestantes por controlar las calles del país, paralizadas por incesantes bloqueos en puntos críticos de la red vial nacional.

En medio de esa lucha hubo detenciones, heridos y millonarias pérdidas económicas, así como denuncias penales contra los dirigentes del movimiento.

Incluso el propio Corrales renunció a la movilización asegurando que habían perdido el control de la protesta y que el narcotráfico se había infiltrado en las manifestaciones, algo que el ministro de Seguridad, Michael Soto, confirmó posteriormente.

El Gobierno, luego de semanas de lucha, tuvo que sentarse a negociar con los manifestantes para poner un alto a las protestas mediante el establecimiento de un canal de diálogo que derivó en la creación de las mesas sectoriales de diálogo, a las que no fue invitada la agrupación Rescate Nacional.

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