Por Daniel Jiménez |5 de agosto de 2024, 18:05 PM

La surfista costarricense Brisa Hennessy supo cómo unir al país en un deporte no tradicional. Vivió la emoción de tener a los ticos envueltos en muchas emociones pasadas por impaciencia, nervios y orgullo, mucho orgullo.

Las olas de Teahupo'o, en Tahití, fueron el escenario en el que Brisa puso a soñar al país con ver la bandera ondeando en el podio de los Juegos Olímpicos. Al final, se convirtió en la única atleta en ganar dos diplomas olímpicos tras caer ante la francesa Johanne Defay. Hennesy tuvo un registro de 4.93, mientras de Defay un 12.66.

El sonido de la corneta marcó el inicio de la competencia, y, quizás a usted, como a mí, nos comenzó a ganar esa mezcla entre tensión y adrenalina, ese sentimiento de que el corazón late más rápido que de costumbre.

Cuanta ola pudo surfear, Brisa llevaba en su espalda el apoyo de unos ticos que fueron muy impacientes previo a la competencia y clamaban por buenas olas en Tahití, tras haberse aplazado la competencia en varias ocasiones por condiciones climáticas.

La tica llevó el Pura Vida, el gallo pinto, y la bandera blanco, azul y rojo a una competencia que le deparó una gran presentación y otro diploma olímpico bajo el brazo, pues ya había sido quinta en Tokio 2020. 

Hennessy sorteó el duelo por el bronce con el estilo de surf que nos tiene acostumbrados en el Tour Mundial. 

Al final, con el sonido de la corneta de nuevo, ya esa sensación de tensión se fue para enmarcar la ilusión que nos hizo sentir al dejarse un cuarto lugar olímpico. 

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