Antihéroe olímpico: Este atleta quedó en la historia de la natación
Así fue cómo Eric Moussambani, de Guinea Ecuatorial, el nadador que quedó en la historia
En unos Juegos Olímpicos no todo es maravilla para los atletas, el fuego olímpico suele también entregar algo más que una medalla, que el dolor de una lesión o un esfuerzo extraordinario representado en el cálido aplauso de todo un país.
Eso fue justamente lo que le sucedió al nadador Eric Moussambani, quien se convirtió en toda una estrella en Guinea Ecuatorial, un país africano que no se caracteriza históricamente por la natación.
Incluso, en esta historia hay que decirlo abiertamente, Eric no quería competir en deportes acuáticos, sino más bien en atletismo, uno de los deportes más practicados con éxito en África.
En 1999, Moussambani, a sus 22 años, se cruzó cara a cara con unos Juegos Olímpicos, con unos muy especiales en Sidney, Australia.
El atleta se enfrentó a un primer gran problema: en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, en ese entonces no había más que una piscina de un hotel privado.
Tan solo ocho meses antes de la competencia, Moussambani entrenaba en una piscina de unos 15 metros de largo. Muy lejos de ser una medida olímpica.
Pese a esos inconvenientes, fue un 19 de setiembre, cuando Moussambani hizo su ingreso al Centro Acuático Internacional de Sídney, junto a sus competidores Karim Bare (Níger) y Farkhod Oripov (Tayikistán).
Eso sí, Bare y Oripov tuvieron una salida en falso y fueron descalificados, de tal manera que a Moussambani compitió solo en la gran piscina de los Juegos Olímpicos.
Eso sí, su presentación fue memorable, desde su clavado al agua hasta como dio su giro en la piscina y en la técnica que utilizó al echarse a nadar (Ver video).
Realizó una marca de 1 minuto, 52 segundos y 72 centésimas, la que sigue siendo la peor de la historia en los 100 metros, pero con una ovación total de las 14.000 personas presentes en el evento deportivo y también en su país natal.