Por Luis Zamora Huertas |14 de marzo de 2024, 8:15 AM

Las cifras de casos de dengue en Costa Rica siguen creciendo, mientras que la adaptabilidad del mosquito transmisor representa, cada vez más, un desafío para las autoridades.

Desde el inicio del presente año, el Ministerio de Salud registra más de 5.400 casos de dengue, un número alto comparado con el mismo periodo del año anterior, en donde no se contabilizaron más de 1000.

Condiciones como el clima, la altura y la vegetación, contribuyen a la reproducción de los mosquitos transmisores, pero al contrario de lo que se cree, el frío y las condiciones extremas no son enemigos de la especie.

Teletica.com conversó con Roberto Castro, Jefe de la Unidad de Epidemiología de Salud, quien comentó de la adaptabilidad de la especie, y los peligros que puede producir en el país.

“El mosquito más que mutar, se adapta…antes estaba presente en menos de 1200 metros, empezó a adaptarse a condiciones externas, aguantar más frio, más calor, más altura, y entonces fue haciendo que las zonas de riesgo aumentaran”, destacó Castro.

Castro confirma que cada vez más zonas del país son vulnerables a la enfermedad

“Antes pensábamos solo en las costas, y que en estos lugares (fríos) no tenían enfermedades vectoriales de este tipo, pero ahora están hasta en las zonas altas del país”, agregó.

Así mismo, los datos del sétimo Boletín Epidemiológico de 2024 de la Dirección de Vigilancia de Salud evidencian la situación.

Según su información, los cantones con la tasa de contagios más altos por cada cien mil habitantes son: Abangares con 730,4, Orotina con 515,4 y Atenas con 358,5, localidades con un clima cálido; sin embargo, Turrialba (233,1) tiene la quinta cifra más elevada a nivel país, a pesar de contar con una temperatura promedio baja, en comparación al resto.

Además, Puntarenas, Guanacaste, Alajuela y San José superan los 600 casos en lo que va del año y son las más altas a pesar de no tener condiciones climáticas similares.

La epidemióloga Catalina Ramírez, hace énfasis en la responsabilidad que debe tener cada persona para evitar los contagios, más allá del clima en el que habita”.

“Una de las posibles preocupaciones está, en la falta de interés de la población en no mantener continuamente las medidas de prevención dado que, genera un incremento de los casos con signos de alarma, los cuales son los que eventualmente se deben hospitalizar”. Señaló Ramírez.

Otro de los aspectos a tomar en cuenta es la vegetación, pues existe un “pariente” del Aedes Aegypti, llamado Aedes Albopictus, que cuenta con más características selváticas, están presentes en lugares boscosos y también son transmisores de la enfermedad.

Esto quiere decir, que no únicamente corren riesgo las comunidades cercanas a espacios abiertos y cálidos, sino las zonas aisladas y con climas fríos. Es decir, ninguna zona del país está exenta de la presencia de mosquitos transmisores.

A diferencia del insecto, el virus no ha tenido tantas modificaciones como el mosquito y se ha mantenido bastante similar, aunque eso no garantiza que no pueda suceder en el futuro.

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