Por Gabriel Pacheco |13 de julio de 2024, 8:00 AM

“La persona que hace bullying siente que tiene más poder que la otra persona; porque tiene más edad, porque es de diferente sexo (…) y el fenómeno del bullying es un fenómeno de espectáculo, necesita la presencia de otros, se alimenta de eso, porque tiene que ver con reafirmar un poder. Entonces, si los que están observando rompen eso, se acaba la escena”, afirma Vilma Leandro, docente e investigadora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Leandro asegura que si no existe apoyo o validación de un grupo para la conducta que el agresor está ejerciendo, será inminente que deje de hacerlo, porque no puede reafirmar su poder. 

Carolina Celada, psicóloga y abogada, redactora del libro El Cyberbullying, comparte el criterio de que el observador tiene un rol clave en un acto de bullying; para ella, el acoso escolar tiene tres protagonistas: el agresor, la víctima y los testigos.

"Los observadores pasivos se callan y se quedan ahí, mediante el silencio refuerzan la escena, pero también puede haber unos que mediante actos como reírse o decir groserías, más bien pueden servir a reforzar la agresividad", explica Celada. 

Leandro dice que la censura es muy poderosa entre adolescentes; si al grupo no le gusta lo que un miembro hace, hay altas posibilidades de que cambie su conducta. 

Por eso, ambas profesionales coinciden en que la actitud del testigo tiene el poder de detener un caso de acoso escolar, aunque no es fácil. 

"Muchas veces, aunque el observador no esté de acuerdo, no interviene porque tiene miedo a que le pase lo mismo", indicó Celada. 

No puede haber impunidad. Si un chico o una chica denuncia y no ve que pase algo, que haya consecuencias, pierde la confianza en la autoridad y el resultado podría ser peor”, agregó Leandro. 

Empoderar a los testigos y concientizarlos sobre el acoso escolar es una estrategia que, a criterio de las psicólogas, podría tener un impacto significativo en reducir este tipo de condutas. 

El desarrollo de prácticas educativas no competitivas, la empatía y ponerse “en el lugar del otro”, y hacer campañas sobre las consecuencias de difundir videos y material en el que menores viven actos de agresión son acciones clave que contribuirían en esa tarea. 

Leandro reforzó la necesidad de que los jóvenes sepan y vean que hacer bullying tiene consecuencias reales para el agresor, ahí empieza el empoderamiento de los testigos. 

Finlandia demostró que los testigos son piezas clave

El Ministerio de Cultura y Educación finlandés desarrolló un programa contra el bullying, diferente a lo que hasta ahora se había hecho: el foco no estaba en el agresor, estaba en el público.

Christina Salmivalli, profesora de Psicología de la Universidad de Turku, en Finlandia, explicó en una entrevista al diario El País de España que la iniciativa “se basa en la idea de que el cambio positivo en el comportamiento de la clase puede reducir la recompensa que obtienen los acosadores del bullying y, por tanto, su motivación para acosar”. 

El programa tiene acciones generales y específicas. En las generales, se realizan actividades mensuales en diferentes grados para aprender sobre la inclusión de grupos vulnerables, las emociones y otros temas.

Salmivalli asegura que han evaluado el programa en 234 colegios con 30.000 estudiantes y los resultados muestran que el bullying se terminó por completo en un 79,4% de casos y se redujo en un 18,5% de las ocasiones.

Según información de la BBC Internacional, en algunos centros educativos de Argentina, Uruguay, Chile, Colombia y Perú se ha implementado esta metodología desde el 2019, pero explican que es necesario más tiempo para tener resultados concluyentes de su efectividad en estos países.

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