Por Juan José Herrera |4 de octubre de 2024, 8:10 AM

Costa Rica cerrará este viernes el anillo de Circunvalación, el histórico proyecto pensado en los años 50 para atacar la congestión vehicular en el centro de la capital.

Fue en 1978 cuando, con la llegada de Rodrigo Carazo al poder, la idea recibió el banderazo de salida: desde ahí, hasta hoy, pasaron 46 años y 12 administraciones.

¿Cómo es que tuvieron que pasar casi cinco décadas para completar una ruta de 15 kilómetros?

El anillo de Circunvalación, o ruta 39, se pensó para evitar que el tránsito de la capital tuviera que atravesar el centro de San José de manera innecesaria.

Así, para ir del norte al sur o del este al oeste, por ejemplo, sería posible rodear el casco central y evitar el congestionamiento de este sin tampoco empeorarlo.

El problema de esa idea lógica es que, nunca, en más de 40 años, se tuvo realmente el dinero para completarla.

“Nunca fue un proyecto que estuvo completamente financiado, nunca fue un proyecto que estuvo completamente planificado. Es un proyecto desde el punto de vista de planificación estratégica, nació renco”, aseguró Olman Vargas, presidente ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos.

Vargas, quien no solo estudió la obra, sino que incluso trabajó en parte de su diseño, explicó que, hasta la administración de Carlos Alvarado, el proyecto se construyó “a pedacitos” y casi exclusivamente con recursos propios y no con empréstitos extranjeros.

“El primer gobierno hizo un pedacito y luego cada gobierno hizo un pedacito adicional: así se desarrolló un pedacito de la Y griega, después San Pedro, luego de Hatillo hasta Pavas y ahí se fue avanzando poco a poco, a veces incluso desarrollando solo dos carriles, uno en cada sentido, que después se complementó con los otros dos, pero así fue todo el proyecto, pedacitos durante muchos, muchos años”, recordó el experto.

Pero, además, se hizo mal.

Vargas precisa que cuando se ideó el proyecto se pensó en atacar el punto más afectado, que era el sector norte del anillo; sin embargo, el Estado solo tenía disponibles los terrenos en el sur, por lo que las obras empezaron por los Hatillos.

Otro punto importante es que el plan original incluyó los pasos a desnivel en las grandes intersecciones, pero su elevado costo hizo que las autoridades de la época se decantaran por rotondas, creando así soluciones como las recordadas Y Griega, Garantías Sociales, La Bandera y Guadalupe.

“Obviamente el Estado no tenía la posibilidad de hacer intersecciones a desnivel y por eso entonces las autoridades de momento van a Europa, ven las rotondas y se traen por primera vez el concepto de rotondas en Costa Rica, que son las primeras rotondas que se hacen en Circunvalación, así inició el proyecto”, recordó.

Así se mantuvo estancado durante años, hasta que en 2013 se adjudicó el paso a desnivel de Paso Ancho que finalizó en 2016.

En esa administración de Luis Guillermo Solís y la siguiente de Carlos Alvarado, se consiguió liberar los terrenos para la construcción del llamado “arco norte”, que arrancaron en León XIII con la construcción de las unidades funcionales que fueron desde La Uruca hasta el cruce con la Ruta 32, en Tibás.

En esas administraciones, además, se terminaron todos los pasos a desnivel del sector este.

Finalmente, la quinta y última unidad funcional del arco norte, de Tibás hasta Calle Blancos, es la que hoy se inaugura al menos en tu tramo principal, pues la apertura de las marginales se prevé para diciembre.

Todo esto fue posible gracias al financiamiento externo de entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

¿Cuál será su vida útil y qué tan efectiva será?

Con un proyecto ideado en los años 50, la pregunta lógica es cuál será su vida útil y qué tan efectivo será para aliviar la congestión de la capital.

Para ambas, Vargas es reservado, aunque no por eso menos optimista.

“Muy probablemente el anillo de Circunvalación no va a tener una gran vida futura sin que haya problemas de congestionamiento grandes, pero era una necesidad terminarlo y va a venir a ayudar en muchos sectores.

“En este momento no hemos hecho evaluaciones (el CFIA), incluso porque teníamos algunas dudas de finalmente cómo iba a resolverse, por ejemplo, la intersección de la Coca Cola, ahora que ya lo tenemos más claro habrá que ver cómo se redistribuye el tránsito”, añadió el ingeniero.

Efectivamente, el impacto de conectar Tibás con Guadalupe tendrá una incidencia amplia en todas las vías cercanas que hoy son utilizadas diariamente por miles de conductores.

La promesa de las autoridades es poder rodear todo el anillo en cuestión de minutos y sin tener que detenerse en ningún momento.

En ese ánimo, está claro, todavía falta por resolver las intersecciones de los Hatillo.

“Como profesional de Ingeniería Civil que tuvo la experiencia de haber estudiado y trabajado en este proyecto, claro que es una grandísima satisfacción verlo terminado, como ciudadano también es una alegría que ya el famoso distribuidor que tanto se ha hablado por fin va a tener su funcionalidad completa, esas son esas dos situaciones que a uno lo alegran.

“Pero también, como ciudadano, es una tristeza ver que en este país duremos 40 o más años para terminar un proyecto urbano de fundamental importancia. No hemos estado haciendo las cosas bien ni las seguimos haciendo bien para que no sigan pasando estas cosas”, finalizó Vargas.

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