Por Luis Jiménez |17 de febrero de 2024, 8:00 AM

Ya se cumplió una semana del inicio del curso lectivo y el Ministerio de Educación Pública (MEP) pide a toda la población estudiantil convivir sin violencia en los centros educativos porque son "espacios privilegiados para la promoción del desarrollo integral de niños, niñas, adolescentes y jóvenes".

Según Gabriela Alfaro, fiscala adjunta de la Fiscalía Penal Juvenil, durante el 2023, a nivel nacional, les ingresaron más de 1.800 causas, lo que refleja un aumento de 593 hechos violentos que se cometieron en centros educativos con relación al 2022, cuando recibieron más de 1.200.

Más de un millón de estudiantes regresaron a las aulas, el pasado jueves 8 de febrero, para continuar son su formación académica. Si bien entrar a clases es motivo de ilusión para alumnos, personal docente, administrativo y familiar, en el pasado también ha significado preocupación porque algunos centros educativos han sido escenario de violencia.

“Hay muchas formas de manifestarse la violencia, pero las de primera mano y las que se denuncian son las que tienen que ver con la agresión física; sin embargo, hay otros tipos de agresiones que violentan la integridad psicológica, emocional y sexual de las personas menores de edad; ahí hay que mejorar la cultura denunciando.

“Se deben de activar los protocolos de acciones que van dirigidas a la prevención, a los gritos y maltratos, con la forma en que nos relacionamos con los menores. La agresión psicológica y sexual se debe de erradicar por medio de la prevención en las redes sociales porque no es necesario el contacto físico o estar en el mismo lugar para que las personas sufran agresiones”, comentó Rocío de la O, de la Fiscalía de Atención de Hechos de Violencia en Perjuicio de la Niñez y Adolescencia.

Datos brindados a Teletica.com, por parte del MEP, muestran una disminución de la violencia estudiantil durante el 2023 en comparación con 2022. El año anterior, la Contraloría de Derechos estudiantiles sumó 587 casos de violencia, mientras que en 2022 fueron 496.

“Es muy importante la influencia de los padres y la convivencia porque es ahí donde se adquieren patrones positivos y, lamentablemente, negativos. Cuando los menores viven situaciones de hechos de violencia, por lo general, son conductas que se van aprendiendo y absorbiendo.

“Cuando los menores viven en un entorno que no es seguro ni de protección, ellos inician este tipo de actos de violencia, ya sea dentro o fuera del hogar, y muchas veces va a los centros educativos. El avance tecnológico es innegable, pero el correcto manejo de los aparatos es fundamental en la educación de los menores”, comentó la fiscala Gabriela Alfaro.

Por medio de las redes sociales, los menores están aprendiendo conductas que no solo los llevan a la violencia, sino también a cometer actos de agresión contra sus padres o hasta a decidir autoeliminarse.

“Muchos menores, por el mal uso que le dan a las redes sociales, los ha llevado a la eliminación por juegos que se hacen con personas que ni siquiera conocen, pero a través de la interacción, donde crean confianza y cercanía de la que muchos papás no tienen con sus propios hijos, los lleva a este tipo de actos”, agregó Alfaro.

Existe una clara obligación de prevenir la violencia, de prestar atención a cualquier signo de maltrato y actuar de manera diligente y expedita, en función de proteger y exigir el respeto de los derechos humanos de las personas menores de edad, de manera que se garantice el ejercicio pleno de sus derechos.

“La comunidad educativa tiene la responsabilidad de trabajar en la prevención de la violencia; sin embargo, cuando la prevención ya no sea efectiva y se conozcan situaciones en las que se violente a integrantes del estudiantado, se debe aplicar el protocolo de actuación en situaciones de violencia física, psicológica, sexual, acoso y hostigamiento sexual”, indicó el MEP.

Ninguna forma de violencia contra los niños, las niñas, las adolescentes y los adolescentes es justificable, y toda la violencia es prevenible.

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