Mamá de niño arcoíris: “Lloramos un montón, pero ahora entendemos el propósito de Dios”
Los niños arcoíris son los bebés que nacen tras la pérdida de un hijo anterior, es decir, después de una muerte gestacional o perinatal: un rayo de luz luego de la tormenta.
Karoll Argüello y su esposo, Ronny Jiménez, vivieron momentos muy difíciles en el 2015: ese año, intentaron ser padres dos veces; pero, en ambas ocasiones, a las ocho semanas de embarazo, perdieron a los bebés y no tenían una explicación de la causa.
La pareja conversó con Teletica.com y contó que su sueño siempre fue aumentar la familia: después de casarse y de adquirir una casa, llegó el momento; sin embargo, no fue tan fácil como creían.
“El 2015, planeamos tener hijos y, cuando nos dimos cuenta de que estábamos embarazados, era toda una ilusión. Obviamente, uno va y le cuenta a todo el mundo, lo cuenta en las redes sociales, a la familia, amigos, papás y casi que hace un comunicado oficial por todos lados, avisándoles y contando la gran noticia. Para nosotros, era algo normal porque, si uno se pone a analizar, ve mucha gente que tiene un embarazo normal y uno no espera ser ese pequeño porcentaje que sufre una pérdida.
“Para un paseo que hicimos en Semana Santa, tuve un pequeño sangrado y tuvimos que ir al hospital; realmente fue un choque. Para mí fue un impacto muy feo porque me tocó entrar solita a Emergencias en el Hospital México. Me revisan y todo, pero los médicos a veces son muy toscos en decirle a uno que su bebé murió, porque lo que me dijeron fue que 'el producto ya no está', así en seco y es muy doloroso”, contó Argüello.
Ese mismo año (2015), la pareja volvió a quedar embarazada, pero con el temor de que la ilusión tan grande que significa ser papás pudiera quedar solamente en eso, en un sueño sin cumplir, porque si ya habían perdido un bebé, podía sucederles de nuevo.

La noticia llegó en el mes de setiembre; pero, esta vez, todo fue distinto: se la guardaron, a la espera de que todo sucediera con normalidad.
“Decidimos no decir nada, esta vez nos quedamos callados, no hicimos anuncios oficiales ni dijimos nada de nada, recuerdo que fuimos al médico un viernes para el ultrasonido, porque no habíamos hecho nada más que la prueba casera de embarazo. Cuando llegamos, el doctor empieza a revisar y revisar, le daba vuelta por todos lados y no sonaba el corazón. Inmediatamente, nos dice que el bebito está con el corazón detenido, que desde la semana anterior se le había detenido, más o menos, por tamaño.
“El doctor sabía el antecedente que teníamos con la primera pérdida y ahí fue cuando él nos explicó el tema de lo que podía estar ocurriendo. En mi interior, me preguntaba: '¿Por qué nos está pasando esto? ¿Qué hice yo? ¿Pero qué hicimos mal si tratamos de ser ordenados?' Pensábamos que, actualmente, hay muchas personas que tienen hijos y los dejan botados, no les importa, y nosotros no entendíamos nuestra situación”, dijo Argüello.
La pareja tuvo que acudir a consulta médica privada para saber qué era lo que pasaba. A Karoll le hicieron todos los estudios necesarios, muchos exámenes de sangre hasta para conocer la compatibilidad de la sangre de los dos.
Llegó un momento en el que lograron saber que había una situación en el cuerpo de ella que se llama mutación heterocigota, la cual provocaba que a los bebés se les detuviera el corazón a cierta edad, porque se hacen "cuadritos muy diminutos en el cuerpo", entonces obstruyen el torrente sanguíneo para el bebé.
“Lloramos un montón por no poder tener un bebé, pero ahora entendemos el propósito de Dios, y hoy día sabemos que nosotros no solo tenemos a Samuel y a David, sino que hay dos ángeles en el cielo y son dos tesoros que amamos.
“En el año 2016, volví a quedar embarazada y nació nuestro primer hijo, Samuel, cuando llegó fue una luz, un angelito, un tesoro que nos ha llenado de muchas alegrías. Él, con su carisma, su forma de ser, es una luz. Sin embargo, luego llegó David, quien actualmente tiene 11 meses de nacido y tiene esa lucecita de Dios”, expresó Argüello.

Su esposo, Ronny Jiménez, cuenta que todo ha sido un proceso de fe, de confiar y esperar.
“Son dos tesoros que nos han llenado montones a nosotros y a la familia. Ahora nos sentimos totalmente plenos y le damos gracias a Dios de que fue un proceso de formación, de aprendizaje, en donde no solo se forma en uno el tema de la maternidad y la paternidad, sino también se forma uno la parte espiritual y la fe”, contó el periodista.
Karoll y Ronny tienen 23 años de casados y, luego de vivir momentos muy difíciles, ahora comparten todos los días con sus hijos, Samuel, de siete años, y David, de 11 meses.

“Samuel ya está grande y ahora, después de la pandemia, quedamos embarazados nuevamente, y nació David. Nos queda claro, como pareja, que Dios siempre trabaja de forma diferente, porque este segundo embarazo no fue ni siquiera necesario el tratamiento que sí tuvimos que llevar durante el primer embarazo.
“El doctor nos decía que, a veces, el cuerpo es tan sabio y la naturaleza también que, en muchas mamás, en el segundo embarazo, no es necesario el tratamiento. Pero para nosotros era un miedo tan grande que, dichosamente, ya ahora lo podemos contar porque estamos felices por los hijos que Dios nos prestó”, agregó Jiménez.
¿Qué es un niño arcoíris?
Los niños arcoíris son los bebés que nacen tras la pérdida de un hijo anterior, es decir, después de una muerte gestacional o perinatal.
Además, se caracterizan porque traen consigo armonía y alegría, las cuales son trasladadas a su entorno familiar: un rayo de luz luego de la tormenta.