La regulación para la venta de perros de raza en Costa Rica es “escueta” e “inexistente”, según ANPA
Mientras países de la Unión Europea buscan robustecer los marcos legales detrás de la venta de animales, en nuestro país todavía existen criaderos que operan bajo parámetros éticamente cuestionables.
Cuando usted compra un perro de raza de un criadero o de una tienda de mascotas, muchas veces no sabe en qué condiciones nació y se crio el animal. Tampoco sabe cuántas veces han reproducido a la mamá, ni si pasó los dos meses y medio recomendados por expertos bajo el cuidado de la madre.
Son muchas las preguntas que deberíamos de hacernos a la hora de comprar un perro.
En noviembre pasado Francia prohibió la venta de perros y gatos en tiendas de animales y España espera este año sumarse a esta iniciativa.
En Costa Rica no hay una prohibición expresa de venta de perros y gatos en la Ley de Bienestar Animal, así lo explica William Serrano, juez del Tribunal Penal de Juicio en San José.
La única prohibición sobre este tema aparece en el artículo 15, donde se establece que “se prohíbe la cría, la hibridación y el adiestramiento de animales con el propósito de aumentar su peligrosidad. Asimismo, se prohíbe que los responsables de animales de cualquier especie promuevan peleas entre ellos”.
El Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) asegura que los criaderos en el país deben cumplir con dos lineamientos: contar con un Certificado Veterinario de Operación (CVO) y cumplir con la Ley de Bienestar Animal.
Pese a que existe un marco regulatorio, este es insuficiente, ya que ha sido incapaz de filtrar algunos casos que, ante los ojos de quienes abogan por el bienestar animal, se queda demasiado corto.
Gisela Vico, presidenta de la Asociación Nacional Protectora de Animales (ANPA), concuerda con el letrado: "En Costa Rica la regulación es sumamente escueta, por no decir inexistente, y se aplica poco la que existe, entonces es casi que nula. El certificado veterinario de operación que emite el Senasa para poder funcionar como criadero es un trámite de escritorio, no necesariamente se revisa en el sitio para darle el permiso".
ANPA empezó en 1980 y era la única asociación animalista en su momento.
Según Vico, en el país existen dos tipos de criaderos: el responsable y el irresponsable.
"Partamos del hecho que haya un criadero responsable, pero cuál es la cuestión, en este momento en Costa Rica hay una sobrepoblación de perros muy importante, y cada vez que sacamos crías estamos trayendo nuevos perros al mundo y todos los que ya existen en este momento, con raza y sin raza, van a tener más dificultad de encontrar una casa. Aunque el criadero sea superresponsable, hay una situación nacional que amerita detenernos y sensibilizarnos y no sacar más crías", indicó la encargada.
El problema principal son los criaderos irresponsables, que lamentablemente representan la mayoría. Así lo asegura la vocera de ANPA, asociación que lleva más de 40 años trabajando a favor del bienestar animal en Costa Rica.
"Es crueldad en su mayor expresión, las jaulas cuelgan del techo, las perras no tocan el suelo en su vida, no ven la luz natural porque no hay ventanas y los olores son terribles. Es tan cruel como se reproducen los animales en muchos criaderos de Costa Rica que por eso hay una gran lucha de muchas instituciones que queremos que se acabe, es el infierno sobre la tierra", detalló Vico.
Senasa cerró en el 2021 cuatro criaderos de perros y gatos por incumplimiento en materia de bienestar animal principalmente y por operar de forma ilegal o clandestina.
David Peiró, etólogo y fundador de Fogaus, explica que el comprar animales en criaderos responsables también asegura una buena calidad de vida y un buen estado de salud para el animal.
"Hay que adoptar porque hay muchos perros que están sufriendo actualmente en la calle. Si piensa en comprar un perro (que es algo que no estoy de acuerdo) tiene que asegurarse si o sí que es un buen criador. O sea que le da el correcto trato a los cachorros desde antes del nacimiento, en la edad prenatal hasta los dos meses y medio que los separen de la madre. Que les hayan dado una estimulación correcta y los cuidados correctos de veterinarios y psicológicos", aseguró Peiró.
En los criaderos irresponsables, por ejemplo, es común que no haya un control sobre la venta de los animales ni que se le dé un seguimiento adecuado a la salud y el bienestar de los cachorros. En una gran mayoría de los casos someten a los animales a una separación temprana de la madre, algo que a futuro puede detonar cambios en el comportamiento de los perros. Más de un rescatista se ha encontrado con animales en estas condiciones que, por la misma razón, luego son abandonados en la calle.
En nuestro país, una gran mayoría de criaderos pueden operar bajo prácticas éticas cuestionables. Sin embargo, pese a la falta de más regulación, existen excepciones.
Un ejemplo de un criadero responsable es Cocker Life de Maureen Castillo. Ella cría perros de la raza Cocker americano desde 1998, y desde hace muchos años es rescatista animal en Pérez Zeledón.
"Cuando mis perros Cocker americano murieron (yo no los reproduje nunca) entonces al momento de buscar uno en Costa Rica no habían, eso fue en el 2013. Fui a Argentina, México, Perú y Colombia a traerlos. El criadero lo inscribí en la Asociación Canófila Costarricense luego de cumplir con los requisitos de inspección, espacio, tener el veterinario de planta y tener dos hembras y un macho", señaló Castillo.
Se considera que Cocker Life es un criadero responsable porque reproduce a las hembras a partir de su tercer celo, no es una reproducción masiva, solo se realiza tres veces en su vida, no son continuas y se lleva un registro de las crías y su pedigree. Entregan a los cachorros hasta los tres meses de edad.
"Son vistos como mascotas nuestras, tienen tiempo de esparcimiento y para salir a pasear, tenemos una persona que se dedica a eso. Tenemos una propiedad donde ellos pueden correr, recién tuvimos una inspección de Senasa y quedaron sorprendidos por las instalaciones y la calidad de alimentación", agregó Castillo.
Maureen Castillo asegura que cría Cocker americano por el amor que le tiene a la raza.
A diferencia de los criaderos que lucran y se aprovechan de las perras, Castillo asegura que ellos tienen amor a la raza y realmente ha tenido que invertir mucho capital, "dinero no tenemos, un buen criador no se hace de dinero".