Por Luis Jiménez |30 de noviembre de 2024, 8:00 AM

La inteligencia artificial (IA) y otras herramientas tecnológicas están siendo utilizadas como armas para vulnerar los derechos de mujeres y niños, según advirtió la fiscal adjunta de la Fiscalía de Género, Debby Garay.

En un análisis contundente sobre el uso indebido de estas tecnologías, la funcionaria alertó de las graves consecuencias de su explotación para cometer delitos.

“En la actualidad, surgió el fenómeno de la tecnología. Las tecnologías de la información y la comunicación han generado que personas se aprovechen del entorno digital para vulnerar los derechos de niños, mujeres y otras personas”, señaló Garay.

Según la fiscal, estas herramientas facilitan actos como seducción de menores, explotación sexual, extorsión a adultos mediante imágenes alteradas o reales, y el uso de la inteligencia artificial para violentar derechos.

Garay destacó que estos delitos han evolucionado rápidamente y muchas de las nuevas realidades aún están en proceso de análisis legal.

“No se previó que la tecnología fuese un medio para vulnerar los derechos de mujeres, niños, niñas y otras personas”, dijo Garay.

Entre las manifestaciones más comunes de violencia tecnológica están las conversaciones abusivas, el envío de material pornográfico de adultos a menores, y los intentos de encuentros sexuales por parte de mayores de edad que aprovechan relaciones de poder o manipulan a menores a través de plataformas digitales.

“La tecnología es una herramienta, pero se ha convertido en un arma que vulnera derechos de las personas”, expresó Garay.


Las estadísticas reflejan una preocupante realidad. Hasta el 31 de octubre de 2024, el Ministerio Público ha recibido 51.400 denuncias relacionadas con violencia de género y delitos sexuales. Dentro de estas cifras, los casos más frecuentes incluyen maltrato físico, ofensas verbales, abuso sexual contra menores y violaciones.

Además, la violencia de género ocupa un lugar central, con patrones machistas y patriarcales que perpetúan la cosificación de la mujer.

“La mujer pierde su identidad como persona y se convierte en un objeto para muchas personas. Si no se adecúa a lo que la persona quiere, enfrenta consecuencias graves”, explicó Garay.

La fiscal destacó la necesidad de avanzar en la prevención y regulación del uso de la tecnología para frenar estas nuevas formas de agresión. Al mismo tiempo, instó a reforzar las herramientas legales y sociales para proteger a las poblaciones vulnerables de los efectos devastadores de los delitos que han encontrado en las plataformas tecnológicas un terreno fértil para expandirse.

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