“Fue un milagro”: tico que logró salir de Ucrania con su familia narra lo vivido
La familia acababa de comprar el apartamento donde vivían, pero solo se pudieron traer un pequeño bolso cada uno; el resto de sus pertenencias se quedó en Ucrania.
Samuel Vindas, un costarricense que residía en Ucrania, contó a Telenoticias cómo él y su esposa lograron salir, de milagro, de Ucrania tras la invasión rusa.
Todo inició el 24 de febrero anterior, cuando recibieron una llamada que cambiaría su vida.
“Fue un jueves, me acuerdo, nosotros estábamos durmiendo, eran como las cinco de la mañana y mi esposa recibió una llamada. Yo no sabía lo que estaba pasando porque estaba dormido, pero esa llamada era de mi suegra que, entre lágrimas, estaba pidiéndonos que saliéramos de Ucrania. ‘Salgan de Ucrania, la invasión y la guerra comenzó’, era lo que nos decía. Mi esposa lloraba y yo, en mi pobre ruso, no lograba comprender mucho hasta que ella me explicó. Yo estaba muy nervioso, pero empezamos a empacar y fuimos a buscar comida”, narró.
Compraron comida instantánea fácil de preparar, porque no sabían cuanto tiempo pasaría antes de que pudieran comer de manera normal de nuevo.
La familia acababa de comprar el apartamento donde vivían, pero tuvieron que empacar toda su vida en una maleta.
“Nosotros veíamos el apartamento y llorábamos. Lo más importante en este caso era llevar suéters, abrigos, ropa interior, alguna que otra camisa, pantalón, buzo, los pasaportes, las computadoras y eso fue todo. Todo lo demás que teníamos se quedó allá”, dijo Vindas.
El peligro estuvo demasiado cerca de ellos: a tan solo tres casas de donde se estaban refugiando, cayó un helicóptero.
El tico cuenta que en ese momento tocaron muchas puertas para intentar salir del país, pero todo parecía imposible. Incluso las autoridades les decían que no podían hacer nada.
“Fue un milagro. Se tocaron muchas puertas. La Cancillería nos intentó brindar su ayuda hasta donde pudo, pero lastimosamente no pudieron hacer mucho. Mucha gente acá en Costa Rica nos ayudó, les avisaron a diversas personas y una de las puertas que tocaron fue la de una persona que dijo que nos iba a ayudar”, recordó.
Emprendieron un viaje de 14 horas en carro hacia la frontera con Rumanía, y, pese a todos los pronósticos, lograron arribar con vida.
“Cuando pusimos los pies en Rumania, sabíamos que ya estábamos a salvo. Sentimos una paz, y lo que yo hice fue abrazar a mi esposa, nos pusimos a llorar y le agradecimos mucho a Dios”, concluyó el costarricense.
La familia llegó a Costa Rica el pasado 4 de marzo.