Por Adrián Z Rivero |24 de octubre de 2023, 11:52 AM

Desde 1800, el territorio costarricense se ha calentado, en promedio, 1.4°C, lo cual ya ha desencadenado una serie de cambios en la biodiversidad y los ecosistemas nacionales.

Debido a eventos climáticos como El Niño u olas de calor marino, se ha reducido la cantidad de avistamientos y crías de las ballenas jorobadas en el noreste del Pacífico.

Además, en la Isla del Coco, la presencia de especies como el tiburón martillo y la raya moteada ha venido disminuyendo.

Sin embargo, el cambio climático no afecta toda la superficie nacional por igual. Durante los últimos 50 años, San José se ha convertido en una “isla térmica” causada por la urbanización, donde el concreto y los edificios retienen el calor, en vez de las zonas verdes que lo absorben.

Lenin Corrales, investigador de la unidad de Cambio Climático del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) aseguró que el 2023 ha sido un año que “ha roto todos los récord conocidos con relación al calentamiento de la Tierra”.

Sus declaraciones se dan en el contexto de la conmemoración del Día Mundial Contra el Cambio Climático este 24 de octubre. 

¿Cómo se mide el impacto a futuro?

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) utiliza las trayectorias de concentración representativa (RCP) como una proyección teórica de la concentración de gases de efecto invernadero (no emisiones). Actualmente, existen siete RCP, que van desde la RCP 1,9 (menos grave) hasta la RCP 8.5 (más grave).

El escenario aspiracional es el RCP 1.9, donde el calentamiento global se limita a 1.5°C y es el que se ajusta al objetivo previsto por el Acuerdo de París. 

Corrales indicó que “en este momento, las emisiones globales proyectan una trayectoria donde el calentamiento esperado para el año 2050 alcance los 2°C”.

Ese medio grado de diferencia es fundamental, pues marca muchísimas diferencias entre las implicaciones medioambientales.

Por ejemplo, de acuerdo con un informe del IPCC, si la temperatura incrementa 2°C, el hielo en el océano Ártico desaparecerá completamente en uno de cada diez veranos, mientras que si el calentamiento aumenta 1.5°C, eso solo pasará en uno de cada cien.

Además, en el escenario de calentamiento global de 2°C, también son mucho mayores los riesgos relacionados con el clima para la salud, los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria, el suministro de agua, la seguridad humana y el crecimiento económico, en comparación con panorama de aumento en las temperaturas de 1,5 °C.

Según proyecciones presentadas por la Unidad de Acción Climática del Catie, en un escenario con altas emisiones (RCP8.5) se daría un aumento de calentamiento nacional de 1.1°C a 1.6°C entre 2010 y 2039. Esto afectará de mayor manera al Caribe y la Zona Norte, y algo menos a la vertiente del Pacífico.

En ese mismo escenario, se daría un aumento de entre 2.4°C y 2.8°C para el periodo 2040-2069. Esta vez, las regiones más afectadas serían la cordillera de Talamanca, la Volcánica Central y la Zona Norte, mientras que el Pacífico Norte y Central sentirán menos el impacto.

Bajo el escenario RCP2.6, un panorama menos grave, entre 2070 y 2099, se espera un incremento de 1°C a 2°C en comparación con el clima actual. En este caso, las regiones del Caribe y de la Zona Norte experimentarán incrementos térmicos ligeramente superiores a la Vertiente del Pacífico.

Proyecciones de calentamiento en Costa Rica
Proyecciones de calentamiento en Costa Rica. Fuente: CATIE

Las consecuencias de esto serían devastadoras para Costa Rica: el Catie señala que, para 2070, la gran mayoría de especies de aves tendrán contracciones en sus rangos geográficos. Tal ha sido el caso en Monteverde, donde el aumento en las temperaturas dejan un impacto palpable y, por ejemplo, especies como las Parulidae, pájaros conocidos como reinitas o chipes, ya han elevado su distribución altitudinal.

En el sector agrícola, la caña de azúcar podría sufrir importantes reducciones de rendimiento y, en la ganadería, se apunta hacia significativas pérdidas de productividad, especialmente en Guanacaste.

Desde 1970, el transporte lidera en lo que se refiere a emisiones totales, seguido por otras combustiones industriales y sectores como la construcción y el eléctrico.

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