Calma que vive el volcán Turrialba permite observar la intensidad de su última erupción
La aparente calma que vive el Turrialba permite observar la intensidad del último periodo de actividad que inicio a finales de abril.
La desgasificación en el volcán Turrialba es constante pero la presencia de ceniza ya no es tan evidente, al menos para la población.
Esta relativa calma del coloso deja al descubierto un cráter completamente lleno de impactos producto del material lanzado en erupciones de semanas pasadas.
Hablamos de marcas de la caída de rocas de hasta casi 2 metros de diámetro.
La acumulación de ceniza en el cráter principal queda en evidencia con la presencia de pequeñas lagunas.
Este material no permite la filtración del agua y provoca la presencia de hasta 3 espejos de agua en el coloso.
El Turrialba puede dar la impresión de estar tranquilo, pero según los expertos las altas temperaturas y sismicidad que registra son una señal de que todavía se le debe vigilar.