Beneméritos: Manuel María de Peralta y Alfaro, un diplomático soñador desde niño
Esta es la historia del marqués de Peralta y cómo se convirtió en la cara diplomática de Costa Rica.
El Benemérito de la Patria Manuel María de Peralta y Alfaro (1847-1930) fue un adelantado a la época. Así de simple. Tuvo una dura infancia, pero nunca dejó sus sueños de lado. Su horizonte estaba en el mundo y así fue como se construyó la vida del tico con la carrera diplomática más larga, pues la ejerció durante 59 años.
En Teletica.com nos adentramos en la interesante vida de don Manuel María, sus raíces, su amor con la condesa belga Jehanne de Clérembault, sus obras individuales y sus destacados logros. Esta es la segunda entrega de nuestro especial de Beneméritos, uno dedicado a recordar a los costarricenses que, con su huella, marcaron la historia del país y avanzaron causas desde distintos ámbitos.
También mostramos el Museo De Peralta y Alfaro que se encuentra en la Academia Diplomática, en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Toda una joya de la diplomacia costarricense es lo que se puede apreciar en este lugar.
Niño humilde y trabajador
Fue un pequeño de un origen económico muy modesto. La familia Peralta era socialmente muy prominente, pero no así en el tema financiero.
Su padre fue Bernardino Peralta y su madre Ana Alfaro Lobo. Su hermano José María murió siendo un joven.
Después de que la relación entre sus padres terminó, Manuel María se crió con su mamá con muchas limitaciones económicas porque desde muy temprana edad tuvo que trabajar en lo que pudiera para ayudar en la casa.
¿Se acuerdan que al inicio de este texto les dije que era un adelantado a la época? Ojo esta historia: lo metieron a la escuela y la maestra llamó a su madre para decirle que por favor se lo llevara a su casa, pues ella ya no tenía nada más que enseñarle. Sin duda era un pequeño de una mente muy despierta.
Llevó estudios de lo que significó, en ese entonces, la secundaria en Cartago y trabajó de jornalero. Ingresó a la Universidad de Santo Tomás y en San José hizo labores en una imprenta y en comercios.
Sacó bachillerato en filosofía, pero no hay que pensar en términos como la entendemos hoy, sino que en esos años era como una especie de estudios generales. Después empezó a estudiar derecho.
Su vida dio un giro cuando de repente una epidemia en Cartago se llevó a su madre, su hermano, su abuela materna y una de las medidas hermanas.
Fue aquí cuando sufrió mucho y se planteó abandonar el país rumbo a Estados Unidos, pero el destino tenía algo preparado.
Diplomático
Vendió sus libros (su tesoro más preciado), movió cielo, mar y tierra y llegó a Francia, donde luego de un comienzo bastante difícil, todo cambió.
Según consta en sus diarios, pues era un amante de la escritura, llegó a pasar más de 30 horas sin comer. Posteriormente, aprendió a hablar francés, conoció personas y poco a poco incursionó en círculos intelectuales.
Viajó a Bélgica, a Suiza y realizó una de sus primeras publicaciones sobre Costa Rica en la Sociedad Geográfica de Ginebra.
A su regreso a Francia, logra que lo nombren en la secretaría de la delegación tica en ese país, pues en ese momento no existían las embajadas como las conocemos hoy. Solo las potencias mundiales las tenían.
Tras el nombramiento, da muestras de que tiene un gran talento para la diplomacia. En Ginebra y en París realizó estudios de Derecho Internacional y aprendió muchos idiomas como francés, inglés, alemán, portugués, italiano, latín y griego.
Luego de Francia pasó a la Delegación de Costa Rica en Inglaterra, que era una potencia mundial y además, el país tenía una deuda tremenda con compañías inglesas por la construcción del ferrocarril al Atlántico.
Matrimonio y Marqués
En Europa encuentra al amor de su vida, la condesa Jehanne de Clérembault.
Era una aristócrata belga, millonaria, una persona cultísima y que estaba separada de su marido, un noble francés, con el que había tenido hijos, pero se habían separado en ese tiempo. Ni en Francia ni en Bélgica había divorcio.
Ella tenía un castillo propio en Lieja, Bélgica. Incluso, al día de hoy existe y se llama Castillo De Peralta. Sin duda, ella pertenecía a una de las familias más ricas de Bélgica.
En un momento dado, Manuel María llega a tener altas posiciones diplomáticas y rehabilita el título de Marqués de Peralta, pero cómo lo hace es una historia curiosa.
Un antepasado del tío bisabuelo de Peralta, era el emperador del sacro imperio romano-germánico y se le había dado el título de Marqués de Peralta, en Viena, Austria.
Ese primer Marqués murió en 1743 sin hijos. Genealógicamente, la línea pasaba al siguiente hermano y después al hijo del hermano y así, sucesivamente, hasta que la línea llegó a Costa Rica.
En aquella época, la diplomacia, sobre todo en Europa, era un ejercicio muy aristocrático, por eso se pueden encontrar los duques y las condesas. Sin duda sonaba mejor Marqués de Peralta.
Fue en 1883 cuando se convirtió en el segundo marqués de Peralta, un título que había estado prácticamente vacante por 140 años.
Logros
Se convirtió en una especie de padre para muchos ticos que viajaron a Europa a estudiar. Les ayudaba económicamente y los aconsejaba.
Entre las personas que llegaron al Viejo Continente está doña Ángela Acuña, primera abogada no solo de Costa Rica sino de toda Centroamérica y fue la primera gran pionera de las luchas por los derechos civiles y políticos de la mujer en nuestro país.
Además, realizó la contratación de artistas franceses para un monumento nacional, así como la traída a Costa Rica del edificio metálico.
El marqués De Peralta empezó a investigar la historia de Costa Rica y es que por increíble que parezca, en 1880, los costarricenses no conocían mucho de su propia historia.
Don Manuel llega hasta archivos españoles a buscar todos los documentos que tuvieran que ver con los límites, y al mismo tiempo va encontrando otro montón de escritos que ya no estaban referidos a temas territoriales sino a la propia historia del país.
El arbitraje español se frustra porque Colombia se retira y después fue en Francia donde se solucionó el problema, aunque De Peralta nunca quiso que fueran los franceses los que definieran el futuro de ese territorio, pues en ese momento eran ellos los que estaban construyendo el Canal de Panamá.
Manuel María hace una obra extraordinaria con la cantidad de documentos que encontró y tradujo al francés. Elaboró mapas y al final, en ese arbitraje, salvó la costa atlántica porque Colombia quería la frontera con el río San Juan, un pedacito en el Pacífico entre Golfito y Punta Burica, y una parte de territorio que hoy es Talamanca.
Estuvo en la delegación en París, en la Santa Sede, en Países Bajos, en España, en Alemania y también cuando Costa Rica entra en la sociedad de naciones, que es el antecedente de las Naciones Unidas.
Vive los grandes eventos mundiales de principio de siglo y sus diarios son muy interesantes porque, por ejemplo, hay un escrito de 1914, cuando estaba en una carrera de caballos, y en el palco del presidente de la república francesa, vio salir de emergencia al embajador de Austria porque acababan de matar al archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, situación que marca el inicio de la Primera Guerra Mundial.
¿Por qué doble benemeritazgo?
Le dan el primer benemeritazgo en la época de los Tinoco en 1919 y con la llegada del nuevo gobierno se anularon todos los actos jurídicos de los Tinoco.
Ese año coincidió con su gran tragedia: la muerte de su esposa.
Fue en 1927, tres años antes de su muerte, cuando le dieron el segundo benemeritazgo.
A lo largo de los siguientes años trabajó de manera muy intensa y lo hizo hasta el último día de su vida. Murió en París, en 1930, cuando el ama de llaves de su casa lo encontró muerto en su cama.
En 1988, cuando se crea la Academia Diplomática, se le decidió dar el nombre de Manuel María de Peralta y en 1997.Como escribimos antes, don Manuel nunca fue embajador porque en ese tiempo solo las potencias mundiales se intercambian embajadores, pero posterior a su muerte, se le dio la distinción más alta de la diplomacia: embajador emérito. También la avenida adyacente a la Casa Amarilla tiene su nombre.