Por Juan José Herrera |Por AFP Agencia |21 de julio de 2024, 12:08 PM

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este domingo que se retira de la carrera electoral en busca de un nuevo mandato.

Biden, principal figura del partido demócrata de cara a los comicios de noviembre próximo, era objeto de múltiples presiones para dimitir de esa aspiración en medio de los serios cuestionamientos sobre su estado de salud, tanto física como mental.

El propio Donald Trump, candidato republicano y uno de los grandes favoritos a la presidencia, criticó la conveniencia de que Biden aspirara a un segundo mandato, todo esto en medio de discursos y debates erráticos que han puesto la lupa sobre el mandatario, próximo a cumplir 82 años.


En el comunicado publicado en sus redes sociales, Biden agradeció al pueblo estadounidense por su apoyo y enumeró algunos de los logros de su gestión; sin embargo, aseguró que cree que su renuncia es lo mejor para su partido y el país. 

“Ha sido el honor más grande de mi vida servir como su presidente. Y aunque era mi intención buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y el país retirarme y enfocarme, por completo, en cumplir con mis obligaciones como presidente por lo que resta de mi periodo”, aseveró.

El mandatario añadió que en los próximos días se dirigirá a la Nación para dar más detalles de su decisión.

Histórico

El demócrata de 81 años engrosa así el club muy restringido de presidentes estadounidenses salientes que tiraron la toalla en su intento por conseguir un segundo mandato.

Pero es el primero en hacerlo a estas alturas de la campaña. Y el único que tuvo que darse por vencido por las dudas sobre su agudeza mental, a raíz de un debate calamitoso con su rival republicano, Donald Trump.

El anuncio se esperaba, por mucho que su equipo de campaña y él mismo se empeñaran en afirmar que llegaría hasta el final.

Con todo, da un vuelco a una campaña que ya ha experimentado muchas idas y venidas, sobre todo un intento de asesinato contra Donald Trump el 13 de julio durante un mitin.

Ahora el Partido Demócrata tendrá que encontrar a un sustituto o sustituta, cuando faltan pocos días para la convención prevista en Chicago (norte) a partir del 19 de agosto.

Harris sería una elección natural, pero no automática, para convertirse en candidata demócrata.

La última palabra la tienen los delegados del partido: 3.900 personas con perfiles muy variados y en su mayor parte completamente desconocidos para la opinión pública.

Caído en desgracia

Fue el desastroso desempeño de Joe Biden durante su debate del 27 de junio con Donald Trump lo que precipitó los acontecimientos.

Ese día, desde los primeros segundos de la batalla verbal que él mismo había convocado, decenas de millones de telespectadores vieron a un Biden titubeante, confuso, una imagen que dejó a los demócratas consternados y desorientados.

Estaba resfriado y tosía con frecuencia. Su voz era apagada, se trababa al hablar y dejaba las frases inacabadas.

Un espectáculo doloroso que sacó a la luz las dudas sobre su edad, que su entorno más cercano se había esforzado en sofocar.

Tan pronto como terminó, la pregunta era inevitable: ¿quién sería el primero en pedirle que pasara el testigo?

El nerviosismo se contagió. Algunos congresistas demócratas se lo pidieron públicamente.

Con el paso de los días se fueron sumando pesos pesados del partido.

Uno tras otro, asustados por las encuestas que lo daban como perdedor y por miedo a una victoria abrumadora del republicano Donald Trump, le dieron la espalda. Al comienzo en privado, sugiriéndole que reconsiderara su candidatura.

Los medios de comunicación estadounidenses, citando fuentes anónimas, afirmaron que el expresidente Barack Obama, la exjefa de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y los líderes demócratas en el Congreso Chuck Schumer y Hakeem Jeffries expresaron su preocupación.

Y las imágenes de Joe Biden dando positivo por covid-19, bajando con dificultades la pasarela de su avión, no hicieron más que amplificar el nerviosismo de su bando.

Entretanto, Donald Trump, quien milagrosamente sobrevivió a un intento de asesinato, parece disfrutar de un estado de gracia, con victorias legales y la consagración en la convención del Partido Republicano.

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