Una obra de teatro que no se ve, pero se siente
'Des-Conectados Teatro Sensorial' es una obra hecha para ser percibida por todos los sentidos, menos la vista. Este reto le valió a su directora el Premio Nacional de Teatro 2023.
Hay quienes dicen que el teatro no está hecho para leerlo, sino para verlo; pero Karina Mora Castro, locutora, actriz y directora teatral, demuestra que el teatro también está hecho para sentirse.
Ella ganó el Premio N acional de Teatro 2023 Ricardo Fernández Guardia en la categoría de dirección por la obra “Des-Conectados Teatro Sensorial”, un montaje pensado para ser percibido por todos los sentidos, menos por la vista.
Una historia que empezó en el Hospital de Niños hace unos 10 años y que hoy, con la llegada del galardón, la directora asegura que Cost a Rica da un importante paso a la inclusión.
En medio del escenario del Teatro Universitario de la UCR, entre las butacas ansiosas de público y un telón a medio abrir, Karina conversó con Teletica.com sobre el reto de poner en escena una obra teatral fuera de lo común.
¿Quién es Karina Mora Castro?
¡Qué buena pregunta! Me considero una persona, al menos en este momento de mi vida, muy agradecida por las cosas que han venido pasando para que pueda trabajar investigando en el arte y en el teatro, que es algo que me apasiona. Lo que me gusta es vivir la vida al máximo, dejar una huella, o simplemente sentir que hice algo con ese periodo de tiempo que se me dio.
¿Cuándo nace el amor por actuar y por el teatro?
Yo siento que es algo que ya traía. Mi familia siempre fue mucho de ir al FIA, a los festivales que había de vez en cuando. Me encantaba ver a los artistas en el escenario y cómo hacían que públicos masivos reaccionaran.
Cuando llegué a quinto año del cole recuerdo que el profe de matemáticas, me dijo ¿usted no ha pensado en estudiar Artes Dramáticas?, y yo ¿qué?, ¿eso existe? Yo iba pensando en medicina o en ser profesora.
Él me pasó la información para la prueba de Artes Dramáticas. La hice aquí donde estamos y la gané.
Por siglos, hemos construido en el imaginario colectivo que “teatro” es inherente al ver, al escenario, al vestuario, la luz, entonces ¿cómo podemos describir el teatro sensorial?
El teatro sensorial que yo realizo junto a mis compañeros, es un formato en el que buscamos de forma activa la participación del público. Las historias se cuentan a través de estímulos sensoriales hacia el olfato, el oído, el tacto o el gusto.
Las personas no ven nada. Es necesario quitar la vista porque, si ya estamos viendo las cosas, nos hacemos una idea predeterminada o creemos saber a qué vamos o simplemente es algo que ya tenemos como en nuestro en nuestra mente de lo que va a suceder.
Al quitar la vista, las personas tienen que interiorizar y empezar a conectar consigo mismas y con los estímulos que los actores y las actrices les dan.
¿Cómo nace la idea de hacer teatro sensorial?
Hace 10 años, gracias a un fondo que ganamos, creamos una obra de teatro con luz negra. Con esta técnica todo está oscuro y solo lo que tiene color fosforescente brilla. Es muy mágica, pero muy visual.
Pudimos presentar la obra en el auditorio del Hospital Nacional de Niños y cuando terminamos, un niño se acercó a tocar el títere de Tío Conejo y cuando lo tocó dice, ¡ay, así era Tío Conejo!
Nosotros nos quedamos muy sorprendidos. Es el personaje principal, no entendíamos y luego la persona que le estaba cuidando nos dijo, que es un niño ciego… Ahí empezó mi reflexión como artista.
¿Qué tan complejo sería adaptar una obra “clásica” para hacerla sensorial?
Yo siento que se puede adaptar todo haciendo un análisis de cómo esa obra se viviría con los sentidos, pero es necesario tener el apoyo de patrocinadores o de un fondo económico que permita realizar las pruebas que este tipo de teatro necesita.
Por ejemplo, yo puedo ver una almohada y decir: en esta parte de la obra necesito algo que la gente toque que sea suave; pongo una almohada, visualmente la almohada se ve suave, pero cuando ya la toco no es tan suave como pensaba. No es la sensación que quería, hay que comprar otra cosa y probar.
Luego, habría que comprar 10 almohadas, una para cada espectador. No es barato.
A la obra, como parte del público, asistieron personas ciegas y no ciegas. ¿Cómo reaccionaron las personas a esta obra?
Las personas ciegas estaban felices de poder asistir a una obra de teatro que le sorprendía en el sentido de que no esperaban que fuera tan inmersiva, donde ellos casi se sentían como parte de la obra.
Muchas tenían un gran tiempo sin ir al teatro porque al no poder ver, no podían entender y disfrutar una buena parte de las obras donde lo visual tiene un peso enorme.
Del otro lado, tuvimos personas que en el momento que les pedimos que se pongan el dispositivo, y ya no pueden ver, se genera temor, como un poco de ansiedad, del sentir que pierdo un sentido y el enfrentarme a eso es fuerte.
Pero al final, cuando terminaba la obra y volvían a ver, era maravilloso, porque no le habían prestado atención lo valioso que es el sentido de la vista.
Y nos topamos con la sorpresa de que muchas personas jóvenes que llegaron a ver la obra, nos decían que estaban en un momento de su vida como desanimados, como sin ganas de vivir, en el sentido de que nada le sorprendía y que con la obra viene un llamado de atención de ¡hey, estás vivo!, ¡estás viva! Hay muchas cosas a las que podemos prestarle atención.
Hay una lista de espera de 200 personas que quieren ver futuras puesta en escena de la obra.
¿Qué representa haber ganado este premio?
Siento que este premio viene a reflejar un paso importante para Costa Rica, al pensar que otras formas de comunicación en el arte puedan ser visibilizadas.
Es el fruto de una investigación, no fue algo que se nos ocurrió de la noche a la mañana, sino que lleva un proceso en donde hemos trabajado con personas que nos han acompañado, personas de la comunidad de población ciega.
Para mí es una esperanza de que las cosas van a cambiar en Costa Rica, de que se pueden abrir las puertas.
¿Qué le podemos decir a esas personas que no encuentran el apoyo para estudiar actuación, teatro? A quienes les dicen que las artes no son “carreras de verdad”
Yo creo que esta vida es única y hay que hacer las cosas que nos apasionan en cualquier carrera, vamos a tener adversidades, no solamente por dedicarnos al arte significa que es un mundo difícil de encontrar trabajo o de desempeñarme.
Como docente he visto esa alegría de poder decir que estudian lo que les gusta, lo que les apasiona y cuando uno lleva esa pasión al trabajo que realiza se nota la diferencia del profesional que se está generando.
Yo le diría a las personas que el teatro le abre a uno posibilidades para muchos tipos de trabajo, desde la producción, como actores y actrices en un escenario, pero también detrás del escenario hay mucho trabajo que hacer en la gestión de públicos, en la producción.
¿Cuál es el estado actual del teatro en nuestro país?
Estamos viviendo una etapa difícil, se están desarticulando y desmantelando instituciones que a lo largo de la historia han trabajado en favor de los gremios de artistas, como lo es el Ministerio de Cultura y Juventud.
Se ha sentido también la disminución del apoyo económico, como en programas de ayuda económica. Esos son los medios que los artistas independientes tenemos para realizar nuestras giras o nuestras creaciones porque son los fondos más importantes a los que podemos tener acceso. El patrocinio no es como que abunde.
Los teatros están cerrando. Tenemos que actuar. Ya.
Por siglos, las mujeres lucharon por un espacio para dirigir, escribir obras e incluso acudir solas al teatro. ¿Cuánto ha avanzado esta lucha en nuestro país?
Como mujer siento que hay más oportunidades en el teatro en la actualidad, sin embargo, hay que seguir luchando por más, por ejemplo, muchas mujeres en el teatro se dedican a la parte técnica, espacio tradicionalmente dominado por hombres.
He notado que más mujeres están entrando a estudiar teatro y siguen buscando otros espacios como la docencia y la producción. Hay una sed porque podamos dar a conocer lo que queremos decir con nuestras obras.