Por Bárbara Marín |16 de agosto de 2020, 8:00 AM

Llegó el mes de agosto. Entre las complicaciones de la pandemia y una crisis económica, muchos hicieron una pausa para celebrar el Día de las Madres. Yendry Vásquez, la madre de Allison Pamela Bonilla, pasó esta fecha sin su hija por primera vez.

Tras cinco agotadores meses de búsqueda, esta mujer no pierde la esperanza de encontrarla, a pesar de que cada noche le invade un profundo sentimiento de desesperación.  

Ante lo que cataloga como “el dolor más grande del mundo”, doña Yendry se convierte en espejo de todas aquellas madres que han sufrido por la desaparición o pérdida de alguno de sus hijos.

Teletica.com conversó con esta madre, quien con voz quebrantada relató la difícil experiencia.

Este es, desafortunadamente, un particular Día de la Madre...

Exactamente, es algo que yo no se lo deseo a ninguna madre. Uno jamás creería que esto le va a pasar a uno y no hay manera de prepararse para soportar esto; pero no hay que perder la fe, yo tengo que seguir luchando y ver a Allison regresar a casa. Yo rezo por un milagro.

En una oportunidad usted me comentó que durante las madrugadas se sentaba al lado de la puerta a esperar que Allison volviera a casa, ¿todavía lo hace?

Ahora es más difícil porque yo no puedo ni ver las fotos de Allison. A veces me convenzo de que todo es una mentira, que no es real.

Ayer en la noche me puse a ver un video y no aguanté, empecé a llorar y llorar. En las noches lloro y me tapo la boca para que mis papás no me escuchen y le digo a Allison que ya casi vamos a estar juntas.

¿A qué edad fue madre?

Quedé embarazada a los 21, en realidad no estaba preparada y tenía muchos miedos, pero un día pensé que Dios me la había mandado por algo. 

Para mí, Allison es mi día y mi noche, para mí ella es la razón por la que yo me levanto todos los días.

¿Más que una hija?

Amiga, confidente, Allison era todo. Salíamos juntas a comer, a hacer mandados, siempre vacilábamos, si tenía que llamarle la atención lo hacía pero siempre nos llevamos muy bien.

Tras cinco meses de su desaparición, ¿cómo lidia con el día a día?

Siento que ya es mucho tiempo. Son cinco meses de no verla, de no saber cómo está. 

Hay días que yo me desespero y me pregunto por qué a mí me toca vivir esto, deseo como salir a buscar y saber dónde está , qué le hicieron, qué fue lo que pasó. Me desespero en las madrugadas.

¿Mantiene la esperanza?

Yo no la pierdo, para Dios no hay nada imposible. Todas las noches en mi interior digo: Alli déjame sentirte para saber dónde estás.

Espero que Dios me devuelva a mi hija, porque solo Dios es el que nos puede dar la respuesta.

A todas las madres que han perdido a un hijo, es difícil desearles un feliz Día de la Madre, las entiendo, la pérdida de un hijo es un dolor que jamás se puede comparar; pero al menos ellos saben dónde pueden ir a dejar flores, yo todavía no sé dónde está la mía.