Por Luis Jiménez |2 de abril de 2023, 8:00 AM

Sebastián del Carmen Ortiz Varela es un joven de 28 años que llegó a usar drogas y comer de la basura cuando tenía ocho años, pero logró salir adelante con la ayuda de Dios y de la Asociación Obras del Espíritu Santo.

Entrevista de domingo - 020423
Sebastián del Carmen Ortiz Varela

Ortiz nació en Cristo Rey, San José, y, a pesar de vivir en las calles desde pequeño, también iba a la iglesia porque era monaguillo. Entre los ocho y nueve años fue rescatado por el padre Sergio Valverde y se fue a vivir al albergue de la institución hasta los 19 años, donde ya retomó su vida como adulto.

Teletica.com conversó con Sebastián y esta es su historia:

¿Qué significa para su vida el padre Sergio y Obras del Espíritu Santo?

El padre fue el que me sacó adelante durante esos años difíciles que tuve en mi niñez y ha sido el pilar hasta la fecha. La institución me ha ayudado en los estudios, en la alimentación y con el trabajo para poder salir adelante como joven.

A veces no es fácil encontrar una mano amiga, una mano bondadosa. Aquí viví más de diez años y sinceramente estoy súper agradecido. Lo que el padre hace en Obras del Espíritu Santo son cosas que, sinceramente, a veces ni el gobierno hace porque se ayudan a muchos niños y jóvenes en riesgo social.

Gracias a Dios ahora ya soy un adulto con estudios, a pesar de que no tuve el amor de padre, el amor de madre, el afecto, todas esas cosas que un niño desea para poder surgir, crecer sano, salvo y protegido.

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Sebastián junto al padre Sergio Valverde.

¿Sebastián qué hacía antes de llegar a Obras del Espíritu Santo?

Vivía en una familia un poco problemática, llena de vicios, alcohol, drogas y a veces llena de maltrato. En casa había agresiones, tanto físicas como psicológicas y verbales.

Como niño uno no se espera todo esto y, lamentablemente, yo toqué las calles por las agresiones y la falta de amor.

Yo dormía en las calles y siempre me iba al parque de La Sabana a la edad de ocho. Cuando dormía ahí iba a pedir comida o hamburguesas a la McDonald´s que está ahí cerca por la Universal.

Probé muchas drogas, andaba tomando alcohol y otras sustancias químicas. A veces uno por querer salir y desahogarse llega a probarlas, pero siempre hay una mano amiga que lo saca del hueco, de lo oscuro y esa mano amiga, esa luz de esperanza, esa luz que cada persona necesita, yo la encontré con el padre Sergio Valverde.

Él es el padre que yo nunca tuve y lo vine a encontrar acá en la iglesia.

¿Con quién vivía antes de llegar a Obras del Espíritu Santo?

Vivía en Cristo Rey, por donde estaba canal 7, con mis primos, hermanos, mi mamá y tíos. Pero preferí irme para la calle porque vivía todo tipo de agresiones y maltratos.

¿Qué es lo más difícil de vivir en la calle?

A veces no tenemos un abrigo, una cobija, ni una cama como muchos la llegan a tener, pero Dios es el calor que a veces uno necesita como ser humano.

Dios es el que le da a uno ese calor y tal vez usted se siente solo, triste, deprimido, que lo han abandonado, pero Dios nunca lo deja solo y no desampara. Ese es el abrigo que a veces uno como ser humano necesita.

Muchas veces tenía frío, pero con una simple camisa que andaba, más el pantalón y los zapatos rotos, me cobijaba; metía las manos dentro de la camisa o en las bolsas y así trataba de calentarme. Ese era el calor que me daba.

Siempre andaba solo porque fui, a veces, un niño maltratado y sufrido.

Dios nos pasa por lo más profundo, por el barro y por el fuego, para poder forjarnos.

Como la mayoría de las veces dormía en La Sabana, iba a la McDonald´s a pedir comida, pero la gente me hacía caras, me decían que no tenían nada para darme, sin embargo, había personas de buen corazón que terminaban de comer y me daban algo, pero en muchas ocasiones me humillaban.

Siempre me decían: "largo de aquí que es usted, es un vagabundo, que esto, que lo otro." Era un momento donde yo era un niño necesitado, con falta de amor, cariño y afecto, pero por dicha Dios a veces nos pone ángeles en nuestro diario vivir.

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Sebastián tiene 28 años y es padre de una niña.

¿Cuando no le daban comida, qué hacía, dónde buscaba?

Ahí por Mata Redonda hay un parquecito que tiene un arco, por un puente que va hacia Hatillo 8, como ahí la gente es adinerada, siempre iba a buscar cosas en la basura o al basurero del parque La Sabana. Cuando andaba descalzo a veces encontraba un par de tenis rotos y eran las que me ponía, aunque me quedaran grandes.

Como yo era monaguillo, una vez el padre me llamó y me dijo que tenía que hablar conmigo porque el PANI lo había buscado para mostrarle una foto donde yo andaba oliendo cemento, tomando, fumando y me dijo, ¿qué pasa?

El padre Sergio ayuda a mucha gente que de verdad necesita porque en ocasiones no hay quién los ayude y que les den comida las tres veces diarias que uno como niño y como joven necesita.

En Obras del Espíritu Santo nos daban comida y el amor que nos faltaba.

¿Quién es hoy en día Sebastián?

Hoy es un muchacho que, por la gracia de Dios, salió adelante y progresó. Todavía me falta terminar algunos estudios, pero lo bueno es que ya terminé los principales.

¿En la actualidad dónde trabaja Sebastián?

Ahora soy un muchacho que trabaja en el área de audiovisual y en eventos especiales en Obras del Espíritu Santo. Esa es mi labor acá en la institución donde también ayudo a muchos jóvenes y a niños quienes son el fruto y futuro de nuestro país.

Ayudo a otros como a mí me ayudaron, esa es mi meta ahora porque algún día yo lo necesité.

¿Qué grado académico tiene Sebastián?

Soy técnico en asistente administrativo de recursos humanos, también tengo un técnico de asistente administrativo de talento y gestión del talento humano. Soy bachiller en educación media y la fe mía es algún día ir a la universidad.

¿Alguna vez ha pensado en casarse y tener hijos?

Tengo una hermosa princesa, es el motor diario y vivir mío y el porqué siempre sigo adelante, aunque a veces uno quiera tirar la toalla.

Mi hija se llama Keylin, es una niña bien linda, bella, hermosa que cuando estoy triste y veo su sonrisa me llena de alegría, felicidad y emoción. El próximo 3 de abril cumplirá tres años si Dios lo permite.

Cuando voy a recogerla me ve y me dice papá, me sonríe y me abraza. Ojalá algún día a mí me hubieran hecho eso, pero de niño nunca lo pude tener.

La vida nos pasa por el fuego para poder ser uno valiente y fuerte y poder seguir siendo el mismo joven alegre. La vida no es color de rosa ni es lo que uno piensa que va a ser; más bien la vida nos muestra lo que uno puede llegar a ser.

¿Qué quiere y espera para el futuro de su hija?

Espero algún día que mi hija no pase por lo mismo que yo porque es algo doloroso.

En Obras del Espíritu Santo nos dan amor, afecto y cariño, pero no hay nada más importante que el afecto de un padre y madre.

¿Cómo se ve Sebastián en 20 años?

Espero ayudar a muchos niños, jóvenes y a muchas familias en riesgo social, como algún día me dieron el apoyo que nunca tuve. Veo un Sebastián con un gran futuro, una persona mejor de la que es ahora.

Espero poder llegar a hacer cosas grandes porque cuando el río suena piedras trae. Será un Sebastián fuerte, valiente, con coraje de poder salir adelante, de tener esa sabiduría y madurez, porque uno madura con los golpes, no con los años, uno realmente sale adelante por los golpes.

Podemos tener 100 años, pero la vida no se trata de los años que uno tenga, sino de los golpes que usted se lleve, porque siempre hay personas que nos van a criticar, pero, cuántas de esas personas que a veces han dado crítica, han pasado por donde uno pasa: por el barro, por el fuego.

¿Cuáles consejos le darías a las nuevas generaciones para no caer en las drogas y en el alcohol?

A veces hay que tener el coraje para decir no, porque uno en nuestra pequeñez a veces decimos sí para todo, pero a veces hay que ser fuerte de corazón, tener un coraje de valentía para poder decir no a la droga, no a los vicios y sí a la vida.

Hay que ser humildes y agradecido con lo poco que a veces nos da Dios, porque a veces como joven uno reniega y dice: Dios, por qué nací pobre, por qué me pasa esto, por qué no tuve una mamá con plata, por qué no tuve un papá bueno, una mamá buena. A veces Dios quiere que pasemos por eso para poder ser maduros y aprender de los fracasos.

Nuestras familias no son perfectas, pero el amor que demos siempre será lo más importante.

Siempre hay que ser agradecido, ser consciente de lo mucho que Dios nos da en la vida.

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Sebastián trabaja en Obras del Espíritu Santo.

¿Qué es lo que más lo ha marcado en la vida y que siempre recuerda?

Mamá no tenía a veces que darnos de comer y menos para las fiestas de Navidad. Todos los fines de año esperábamos con ansias la fiesta del padre Sergio cuando las hacía en el viejo Estadio Nacional o en la zona roja de San José.

Siempre la esperamos con ansias porque ese era el único regalito que teníamos en todo el año y hasta en nuestros cumpleaños porque mamá no tenía para darnos.

Mi ilusión era decirle a mamá que por favor nos llevara a la fiesta de Navidad del padre Sergio porque por las posibilidades económicas de ella nunca podía darnos algo.

¿Qué significa para usted Obras del Espíritu Santo?

Es una gran institución de bien social que a veces muchos no ven todo el trabajo social que hacen.

Los que ahí trabajan ayudan al más necesitado como algún día yo lo fui porque dormí en aceras, en quioscos y comía en botes de basura. Es una institución que de verdad ayuda y que necesita de muchas manos bondadosas, de buen corazón, para que muchos niños y jóvenes podamos salir adelante.

Todo niño merece crecer sano, fuerte, con buenos estudios y buena alimentación para poder llegar a ser una persona de bien.

Muchos la critican porque creen que el padrecito Sergio se va a hacer rico por lo que le dan y la verdad no es así.

¿Qué tan difícil es cambiar y salir de la oscuridad?

Cuesta mucho cambiar porque la vida es muy difícil, pero si usted dobla rodillas con Dios todo es posible. En la vida todo se puede.

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