Por Adrián Z Rivero |5 de noviembre de 2023, 8:00 AM

Puede ser alguien de su barrio, su vecino o un “amigo” quien ofrezca un préstamo gota a gota. Aparecen siempre de forma oportuna, como una solución inmediata a una angustia que alguien atraviesa. 

Son sospechosamente fáciles de acceder, sin embargo, esto no detiene a la mayoría. Al aceptar uno de estos créditos, la víctima entra en un oscuro túnel que se recorre turbulentamente y cuya salida se asemeja más a una ilusión.

Cancelar la deuda, bajo las complicadísimas condiciones que se imponen, se acerca a lo imposible y, a veces, el costo es la vida misma. 

“Los créditos gota a gota son el primer paso para otro tipo de ilícitos como el cobro de peajes, que es tan delicado. Ellos dicen, bueno, ahí donde existió el crédito gota a gota, simple y sencillamente voy a cobrar para que usted pueda transitar libremente o pueda tener un comercio abierto”, explicó Cynthia Zapata, directora de Apoyo al Consumidor, del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC).

Zapata forma parte de los expertos consultados por la Asamblea Legislativa para el trámite de un proyecto de ley que busca combatir estos violentos préstamos.

En entrevista con Teletica.com, la especialista explicó con detalle cómo operan las organizaciones dedicadas a otorgar este tipo de créditos y las vías que el país tiene para solucionar la situación. A continuación, puede leer un resumen de la conversación:

¿Cómo funciona un préstamo gota a gota?

Este tipo de créditos o préstamos, de gota a gota, son créditos ilegales. No podemos hablar de un crédito en el sentido formal, sino que es una práctica recurrente que se aprovecha de la necesidad de personas que no tienen acceso a crédito formal, no tienen la posibilidad o se encuentran excluidas del sistema formal.

No tienen la posibilidad por distintas razones, una de ellas, es que no nunca han estado bancarizadas, otra es que están en una extrema necesidad, otra puede ser que no les alcanza los recursos como para poder acceder a un crédito formal.

Este tipo de crédito se aprovecha de la necesidad de las personas para ofrecer este tipo de facilidades y conminar a la persona a pagos que son recurrentes, excesivos, además en donde media mucha desinformación porque no se le da a la persona la información adecuada sobre tasa de interés, sino que lo que se le dice es cuando tiene que pagar y durante qué plazo va a tener que pagar y la característica es que realiza cobros de manera violenta y utilizando amenazas o extorsiones para poder garantizar el pago de las acreencias.

¿Cómo realizan esos cobros?

Se utiliza las vías de hecho para el cobro de las acreencias; llegan no solo a la intimidación, sino que se pasa a las vías de hecho, a través de la violencia sobre los objetos y sobre las personas. Destruyen propiedad privada, pueden lesionar a las personas e incluso pueden llegar a cometer un crimen, asesinando a las personas.

Evidentemente, estamos hablando de una práctica totalmente ilegal, una práctica criminal que normalmente está sustentada en crimen organizado, que es una forma de lavar el dinero producto del crimen organizado y que utiliza las vías de hecho y la vía de la extorsión para el cobro de acreencias. Es la forma más deshumanizante de dar una facilidad crediticia, aprovechándose de la necesidad de las personas.

Es, literalmente, la forma más deleznable de otorgar un crédito, si es que así se puede decir, esto es explotación del hombre por el hombre y definitivamente merece ser penalizado con penas aún mayores que la simple extorsión, porque además están aprovechándose de aquellos que necesitan el dinero para sobrevivir, para subsistir.

¿Por qué es tan difícil que un deudor logre cancelar esos créditos ilegales?

Porque son créditos cuyas condiciones varían al antojo del acreedor, no hay contrato de por medio, no hay información de por medio ni tasa de interés de por medio. Es decir, si usted se atrasa en un pago, es altamente probable que la penalización sea el doble o que usted tiene que pagar cuatro cuotas más, o que tiene que pagar diez cuotas más.

Va a quedar al total arbitrio de quien otorga el crédito o quién está cobrando ese crédito, porque quien lo otorgó ni siquiera se sabe quién es, sino que sabemos quién lo coloca y quién lo cobra, pero no sabemos de dónde viene el dinero.

Vista la oscuridad con la que este crédito es otorgado y con la que opera en todo su trayecto, es imposible determinar si la persona va a poder salir, o no, algún día del crédito gota a gota, porque si uno se atrasa, las consecuencias no son solo de la extorsión y del sufrimiento. También es cuánto voy a tener que pagar de penalización, porque esa penalización también es económica y quizá me lleve a tener una relación que me esclaviza de por vida.

Es un sistema de esclavitud económica, eso es lo que tenemos que entender. Los créditos gota a gota son sinónimo de la esclavitud económica, de una imposibilidad de salir adelante, en dónde puedo vivir hoy, pero estoy conminado a pagar gota a gota, es decir, todas las semanas, un monto en donde ni siquiera la tasa de interés importa.

Muy probablemente, si yo le llego a sacar una tasa de interés a eso, estoy hablando de una tasa exorbitante del 300%, 500%, 1000%, porque realmente la persona dice, bueno usted puede pagar ₡10.000 por semana si lo que pidió fueron ₡100.000, pero va a tener que pagarlos por dos años, una cuestión así.

Realmente es un sistema explotativo donde las condiciones no están previamente dadas y cambian todos los días.

¿Quiénes piden los créditos gota a gota?

En su mayoría, hablamos de que presa de este tipo de colocaciones son las mujeres. Costa Rica tiene una gran cantidad de mujeres pobres, jefas de hogar, y ahí es donde han encontrado un nicho estos criminales que otorgan este tipo de créditos y que, evidentemente, se aprovechan de esa necesidad de esas madres que necesitan sacar adelante a sus hijos y que recurren a este tipo de créditos porque no tienen otra opción.

Es importante que Costa Rica acometa una cruzada en contra de los créditos gota a gota y que llegue a penalizarse este tema como de lesa humanidad, como un crimen de explotación del hombre por el hombre y llegue a penas mucho más altas.

Para acceder a un crédito de este tipo hay que estar en una necesidad muy grande. Se dan como una última posibilidad que tienen las personas que, por su situación de vulnerabilidad, en especial, por su grado de pobreza, no tienen la opción de encontrarse bancarizados, por ejemplo, se encuentran excluidos de sistema formal o se encuentran en tal estado de sobre endeudamiento que ya no pueden acceder a mecanismos formales.

¿Cuál es el perfil de las organizaciones y personas que otorgan los créditos gota a gota?

La colocación la realiza un tipo de perfil de persona, que es el que se acerca al vecino en la barriada a ofrecer el crédito y otras personas que se encargan del cobro. Es toda una organización, no es una persona prestando, es una organización que criminalmente se dedica al ofrecimiento, la colocación y luego a la vía de hecho y la extorsión para el cobro de acreencias.

Sin lugar a dudas, son organizaciones que derivan de crimen organizado y que necesitan legitimar el capital por estas vías, entonces, es como el último eslabón de la legitimación de capitales, que ahora se ocupa también de otorgar créditos y eso es un tema que no sólo afecta a Costa Rica, es un tema que desafortunadamente viene replicándose a lo largo de Latinoamérica, sobre todo aquellos lugares en donde los carteles asociados a narcotráfico y otros ilícitos de crimen organizado han ido penetrando.

Al dimensionar la situación, ¿qué tan grave es la situación de los préstamos gota a gota en Costa Rica?

Ha venido de menos a más. Antes, la colocación de créditos gota a gota era una cuestión muy específica, muy concentrada y hoy, de acuerdo con los datos que tiene el Ministerio de Seguridad, es un tema que afecta a lo largo y ancho de todo el país y en casi todos los barrios se encuentra presente quien ofrece este tipo de créditos, entonces por supuesto que es un tema que ha ido ganando terreno y es un tema que hay que cortarle el paso a la mayor brevedad posible.

¿Esta situación refleja una debilidad o un problema en el sistema bancario?

En Costa Rica debemos explorar mejores y mayores medidas para la bancarización de las personas, especialmente aquellas que han estado tradicionalmente excluidos. También hay un tema ahí del surgimiento de un entorno adecuado para el microcrédito, que pienso que en otros países de menor desarrollo también ha tenido un excelente florecimiento.

Sí nos fijamos en algunos países de Asia, el otorgamiento de microcréditos para emprendedores, sectores y unidades productivas muy básicas se da incluso a tasas de interés bajas.

En Costa Rica, más bien el microcrédito tiene una tasa tope más elevada que el crédito tradicional. Hablamos más bien de un surgimiento de un microcrédito para unidades productivas básicas a tasas de interés más beneficiosas con entidades financieras casi que sólo dedicadas al microcrédito. En Costa Rica, el microcrédito se reduce a casos comerciales como para la venta de electrodomésticos y alguno que otro microcrédito productivo, pero no es el gran sector del entorno financiero que se dedique a microcréditos.

Definitivamente faltaría explorar un mayor Impulso al microcrédito para unidades productivas pequeñas, para esas personas que quieren emprender o que necesitan emprender y necesitan un crédito blando, un crédito que puedan pagar y una sensación de que el sector financiero los ha llevado a una situación de inclusión financiera adecuada, de acuerdo con sus posibilidades. 

No hablamos de colocación de tarjetas de crédito, eso no es inclusión financiera, sino hablamos de una verdadera inclusión financiera de acuerdo con la necesidad de las personas y sus capacidades porque no todos tenemos la misma capacidad.

¿Qué hace falta para poder lograr eso? ¿Algún tipo de regulación o voluntad de las instituciones financieras?

Hay que modificar un poco el entorno regulatorio y gran voluntad para hacer florecer los créditos blandos. Si hoy observamos los créditos, por ejemplo, que otorgan las casas comerciales para poder acceder a distintos bienes como línea blanca o electrodomésticos y vemos la capacidad de repago, es decir, de pago efectivo de esas deudas, nos daremos cuenta que las personas que acceden a ese tipo de créditos realmente honran sus deudas. ¿Qué tal si le apostamos un poco más, como hacen algunas cajas españolas o como tenemos créditos, por ejemplo, en India?

¿Qué tal si le apostamos un poco más a las unidades productivas y les damos esa posibilidad de que realmente accedan a créditos blandos? Uno de las principales cuestionamientos que tiene el otorgamiento de sus créditos blandos es que incrementa mucho el riesgo de las entidades, pero la historia ha demostrado que esas personas agradecen ese crédito y que realmente pagan.

El riesgo es cuestionable. Hay muchos países con buenas prácticas, no somos el único, no estamos inventando el agua tibia. ¿Qué tal si le damos el chance a Costa Rica de que sus personas más vulnerables, en situaciones más comprometidas, puedan acceder a un crédito, puedan ser formalizadas e incluidas financieramente, tengan instrumentos de pago que sean buenos, ágiles y baratos para poder acceder a créditos blandos?

¿Qué es lo mejor que puede hacer una persona que actualmente debe un crédito gota a gota?

Es tan difícil dar una recomendación con un crédito de este tipo, porque es casi como legitimarlo, lo que habría que hacer es salir de esa relación lo más pronto posible para no verse expuesto, pero hay que entender a las personas y su necesidad.

Por supuesto, una recomendación pudiera ser «mire, pague este crédito», pero pareciera ser hasta irresponsable o un poco ingenuo decirle a una persona que salga de un crédito de esos, si precisamente se metió en un crédito de esos por necesidad.

Es casi temerario el tener que dar una recomendación en ese sentido, porque la persona está en situación extrema necesidad. Evidentemente, una recomendación es «no lo tome», porque las vías por las que se cobran son horribles. Si usted en algún momento deja de pagar una cuota, va a tener que sufrir, va a tener que responder y ser objeto de una serie de amenazas.

Ahora, si usted está en un crédito de esos, la recomendación es también «salga», pero hay que estar en los zapatos de esas personas, para decir, ¿cómo salgo? Es muy temerario poder dar una recomendación, en ese sentido.

Lo que uno puede hacer, desde el punto de vista de gestión pública, es decir, hay que penalizar esto, hay que trabajarlo de una manera mejor, hay que trabajar un entorno para que puedan existir créditos blandos, para que las personas que hoy, por ejemplo, acceden a este tipo de créditos para poder cumplir una necesidad puedan tener otros sistemas de inclusión financiera, hay que trabajar mucho en todo eso.

Lo peor que podemos hacer ahora es revictimizar a la víctima, decirle, vea a ver usted cómo sale. Lo que tenemos que hacer, entre todos, es trabajar para hacer surgir mejores mecanismos de inclusión financiera para la gente que se encuentra en la etapa más vulnerable y esos mecanismos no son tarjetas de crédito; son créditos blandos, que estén diseñados para esa población vulnerable.

¿Este tipo de créditos blandos qué condiciones tienen?

Son créditos a los que hay que acceder con muy pocos o ningún mecanismo de garantía, son por montos bajitos, pero en donde lo que le solicito es que usted demuestre donde vive, que usted tiene ciertos arraigos, que tiene familia, para qué quiere el crédito, si es un crédito productivo; por ejemplo, para comprarse una máquina de coser, si usted sabe coser. Son ese tipo de créditos, en donde es conocer más a la persona y su necesidad y con pocos muy pocos requisitos o casi ninguno se otorga ese crédito.

Hay que hacer un estudio previo, pero ese estudio no puede ser ni muy engorroso ni tardar mucho tiempo, porque las personas que se encuentran en estado de necesidad requieren también soluciones prontas.

¿Y con intereses bajos también?

Tiene que ser con un interés bajo, no con un interés que lo castigue, porque se parte de una premisa inadecuada, se parte de la premisa que como usted es pobre va a incumplir. A los pobres también hay que darles una posibilidad.

Sería sumamente difícil decir que el pobre merece ser castigado por ser pobre, es decir, que merece un crédito que sea más duro en tasa de interés. El florecimiento de este tipo de esquemas es posible, otros países han demostrado que sea posible.

Hay que pensar el mejor modelo desde el punto de vista de regulación financiera y de lo que lo que queramos impulsar, de cómo hacerlo prosperar bien y creo que los modelos están. Lo que pasa es que necesitamos alinear instituciones públicas y regulaciones para que esto ocurra. No es una única respuesta, sino que es un conjunto de voluntades para poder ensayar el mejor modelo que pueda hacer surgir esto en Costa Rica.

En este sentido, ¿el proyecto de Ley 23.575 para la regulación y sanción del delito de préstamos gota a gota es adecuado para solucionar la situación?

El espíritu de la ley es adecuado. Lo que quiere es penalizar fuertemente este tipo de conducta. Hay que trabajarlo, personalmente me gustaría verlo más en delitos que tienen que ver con extorsión, con privaciones de libertad, más que en donde se encuentra colocado actualmente, que es este cerca de la usura, porque me parece que no es un delito relacionado con la usura, es un delito relacionado con vías de hecho.

Hay que trabajarlo un poquito más, pero el espíritu que persigue la ley y el haberla puesto en discusión es adecuado y el momento, me parece que no puede ser más adecuado.

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