Por Paulo Villalobos |30 de junio de 2024, 8:21 AM

La máxima autoridad sanitaria de Estados Unidos, el cirujano general Vivek Murthy, abogó el 17 de junio pasado por introducir avisos sobre los efectos de las redes sociales en la salud mental, como hoy en día se hace con las cajetillas de cigarros o las bebidas alcohólicas.

El planteamiento lo hizo en un artículo publicado en The New York Times e inició un debate al respecto a nivel mundial. 

En Costa Rica, Teletica.com tuvo la iniciativa de consultar al respecto al Ministerio de Salud y, en ese marco, se arregló la entrevista con la psicóloga clínica de la Secretaría Técnica de Salud Mental, Sinaí Valverde, que usted puede leer a continuación.

¿Existe una adicción a las redes sociales? ¿Cómo se asemejan o diferencian de la dependencia al alcohol o el tabaco?

Son diferentes en cómo afectan en el comportamiento del ser humano. Creo que hay que hacer un estudio crítico desde la Psicología Clínica, desde otros componentes, porque en tanto la dependencia a las sustancias psicoactivas está muy enraizada a lo que tiene que ver con los cambios biológicos, con lo neuroquímico y que esto sí repercute como si fuesen directas a lo físico, a lo cognitivo, a lo emocional.

Por otra parte, la dependencia a las redes tiene más bien un componente marcado desde lo cognitivo y desde lo psicológico.

Entonces, en síntesis, ¿qué es esto? La adicción que hay hacia las sustancias psicoactivas cambia desde la biología, desde el cuerpo, el cuerpo que se acostumbra a esa sustancia y entonces necesita más para sentirse normal, entre comillas. Cuando le falta, entonces aparecen los síntomas de abstinencia y es lo que genera la dependencia, que es física y que es muy fuerte.

En cambio, con las redes sociales, el impacto es a nivel cognitivo. ¿Qué significa esto? Que va a afectar las funciones de lo mental y de lo emocional y va hasta ligado con cómo le prestamos atención a la memoria, al bienestar emocional en general. Es como si la mente entonces se volviera adicta a estar conectada todo el tiempo. Entonces vemos que aquí hay diferenciación y, por tanto, los abordajes son distintos. Ahí también hay diferentes áreas de impacto, tanto desde el lado de la psicopatía, las sustancias psicoactivas como lo de las redes sociales.

¿Cuáles son ejemplos de dependencia de las redes sociales?

Se ha encontrado una relación muy profunda que hay entre el uso excesivo de redes sociales y niveles altos relacionados con la ansiedad y la depresión, que es de pronto lo que más hablamos. Esto es donde se ve reflejado. Aquí podemos hablar ampliamente en la toma de decisiones, en cómo influye la exposición a las opiniones, a las tendencias populares que van a llegar al juicio y hace que las personas tomen decisiones basadas en esa aprobación social, en lugar de un análisis objetivo propio a nivel de autoimagen, de autoestima.

Estar en las redes sociales en esa constante comparación con otros, que además es visto desde la idealización de esas vidas ajenas, porque nadie está publicando lo que hace, solo las cosas bonitas. Por otro lado, también esa búsqueda constante de validación a través de los 'me gusta' o a través de los comentarios, que pueden ser positivos, pero que también pueden generar inseguridades y ansiedad, o situaciones adversas.

Otra generación acá es la conducta compulsiva de la persona, a través de su adicción o dependencia a las redes sociales. ¿A qué nos referimos? Esa necesidad constante de estar revisando y actualizando las redes, que son similares a otras adicciones. Necesita estar, tenerlas ahí presentes. Hace que genere una dependencia emocional en lo que decíamos, en la búsqueda de esa validación, de estar actualizado, que va a ser parte de su bienestar o que más bien afecta su bienestar mental, porque para estar bien, necesita de eso.

¿Qué pasa con el síndrome de abstinencia que se correlaciona de pronto con las otras adicciones? Bueno, está el tema, decíamos, del déficit de atención, que entonces le va a llevar a una disminución de capacidad de concentración, a una distracción a nivel de memoria. El consumo constante de información, de redes, interfieren en la consolidación de esa memoria a largo plazo. ¿Qué quiere decir esto? Que es tanta la sobrecarga de información que recibe de tanta multitarea, de lo que te dan las redes, que dificulta esa capacidad de retener o de recordar información que podría ser importante.

Igualmente, en esa dificultad para evaluar y analizar la información que se recibió, porque el procesamiento está muy acelerado. Esto a nivel interno. A nivel de relaciones interpersonales, la comunicación va a limitar las habilidades de relacionarse presencialmente con las personas. Entonces genera grandes dificultades a nivel laboral, porque desde las redes sociales esa interacción es tan superficial, que le dificulta el interactuar o comprender, o tener la capacidad para responder a las emociones de los otros cuando estoy en la interacción con los demás.

Esto viene y nos lleva al otro gran punto que estamos hablando, del síndrome de abstinencia, por el uso compulsivo. Entonces, el sentirse en obligación, entre comillas, de estar verificando constantemente el dispositivo para ver las redes, genera en un síndrome de abstinencia cuando no puede accesar a ellos y eso es lo que hace que nos dispare la ansiedad, por ejemplo.

¿Han identificado cuáles redes sociales son más propensas a generar mayor afectación en las personas?

Como le digo, el asunto es que no hay investigaciones oficiales como para decirle mira, sí, en tal universidad se hizo tal investigación que ya está oficial reconocida en el CONIS y de decir si ya hay evidencia científica de esto. Sin embargo, si partimos de un punto que hablamos anteriormente, que tiene que ver con esa idealización de las vidas ajenas, cuando me lleva a la comparación con lo que yo estoy viviendo y veo los lugares paradisíacos al que va el otro, o esa búsqueda de likes y todo este aspecto, esto llevaría, entonces, más bien a que los especialistas en comunicación son los que nos podrían decir cuáles son las que son más propensas.

Por ejemplo, Instagram. Claro, porque ahí yo voy a ir a publicar fotos. Posiblemente, las personas no publiquen fotos de cuando está limpiando la casa o lavando los trastes después de comer o las ollas, porque no me queda de otra. Pero sí cuando fui a comer afuera, que me invitaron a comer porque nos quedó un poquito de dinero de la quincena, todos fuimos a comer, entonces publicamos eso. Entonces es ahí que, más bien, los especialistas en comunicación le podrían dar una información más precisa con relación a cuáles serían las redes de mayor impacto en ese sentido.

¿Son los jóvenes más propensos a sufrir afectaciones por la dependencia a las redes sociales?

Efectivamente. Cuando hablamos de las personas menores de edad, la fase de niñez y adolescencia, donde ellos entran en un proceso de construcción de identidad, esa identidad y esa comparación con sus grupos pares, que posiblemente vean en los otros esto que estamos hablando: lo que están viendo a través de las redes, cuál es la tendencia, y si yo no tengo acceso a esto, por supuesto que hay una vulnerabilización mayoritaria para esta población.

Además de que, como no está ese contacto de empatía que mencionábamos antes, se da el ciberbullying. Se puede dar más propensión al ciberbullying, afectando significativamente a esta población. Esto no exime a las personas adultas que, de pronto, en un momento vulnerable o ya per sé por situaciones de autoestima, de autoimagen, también siguen jalando este tema de comparaciones constantes con otros usuarios.

La otra parte, pensando en las personas adultas mayores: de pronto tengo acceso y, viéndolo más bien desde el otro lado, no puedo ver a mi familia de ninguna otra forma que no sea desde las redes sociales. Entonces, más bien este se vuelve un factor positivo; a diferencia que para los adolescentes: podría ser desfavorable en el sentido de todas estas otras implicaciones, tanto desde el contacto presencial y empático, así como el tema de los ataques a todo su ser en general.

¿Existe algún promedio de consumo, según las distintas poblaciones en Costa Rica?

No, nosotros no contamos con esa información.

¿Qué diferencias hay entre la dependencia a las redes sociales respecto a la dependencia a sustancias psicoactivas?

La dependencia a sustancias psicoactivas como alcohol y tabaco tiene profundas afectaciones en lo biológico, pero también en lo psicológico. Es decir, no se afecta solo el cuerpo, también tiene afectación en lo psicológico. Hay impacto directo en el cuerpo, en el cerebro, así como en otros órganos, pero también lleva consecuencias físicas, cognitivas y emocionales.

Por ejemplo, a nivel cerebral, neuroquímico, las sustancias como el alcohol y el tabaco van a actuar produciendo esa sensación de intenso placer que, de pronto, a veces, también te dan las redes sociales. Con el tiempo, el cerebro se va adaptando a demandar más de esa sustancia. ¿Para qué? Para poder tener el alcance de ese efecto placentero. Hay circuitos de recompensa del cerebro, que estos son cruciales para la motivación y la toma de decisiones, que están relacionados a lo que se llama dopamina y es también correlacionada con cuando se hace ejercicio y esa sensación de bienestar que genera, o cuando voy a un paseo, esa sensación que generan estos circuitos. Estas conexiones cerebrales de recompensa es lo que pasa con el alcohol, por ejemplo.

Y cuando se interrumpe el uso de esas sustancias, entonces viene lo que se conoce como los síntomas físicos de abstencias, que van desde temblores, náuseas, ansiedad. Fisiológicamente, se dan otras situaciones que el cuerpo va buscando para adaptarlo.

Con el alcohol hay particularidades, el consumo crónico, el tomar mucho alcohol, lleva a que se atrofien las conexiones cerebrales, y esto va a afectar directamente a la memoria y el juicio. Entonces, si lo vemos con relación a lo anterior, también hay afectación a la memoria. En otros órganos del cuerpo, como en el hígado, se generan enfermedades hepáticas como el hígado graso y la cirrosis; a nivel del corazón, las cardiopatías, la hipertensión, las arritmias; en el sistema inmunológico, en general, se hace más susceptible a infecciones. El alcohol genera también un déficit cognitivo porque deteriora la memoria, la capacidad de aprendizaje, afecta el recordar, o sea, la memoria a corto plazo. Y, por supuesto, nunca dejar por fuera la depresión y la ansiedad, porque va a alterar neurotransmisores que están relacionados con el estado de ánimo, y esto hace que aumente el riesgo de depresión y ansiedad. Además, correlacionado con lo otro que veíamos antes, que es la toma de decisiones, se afecta el juicio, porque, como está en la corteza prefrontal, la afectación lleva a que la persona tenga un juicio pobre y que pueda realizar decisiones impulsivas, igual que con el tabaco. La alteración cognitiva si es crónica, también le lleva a déficits cognitivos, y ese deterioro también hacia la vejez.

En el caso del tabaco, además vienen las enfermedades pulmonares y la afectación cardiaca, porque afecta en enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, infartos inclusive.

Entonces, de pronto hay varios lugares donde se encuentran el alcohol y el tabaco, pero el cómo entra la afectación al cuerpo es un poquito distinta.

¿Cómo podemos identificar a una persona con dependencia a las redes sociales?

El uso excesivo es pasar una cantidad de tiempo muy considerable, incluso a expensas de otras actividades importantes, o sea, que estando en el trabajo necesito meterme a redes sociales; que estoy estudiando, pero necesito estar con las redes sociales abiertas; o que estoy almorzando o comiendo; o es un tiempo en familia o con los amigos, igual estoy ahí constantemente. O sea, esa desconexión con el entorno por estar en ese uso excesivo.

También en cuanto la interferencia por estar usando las redes sociales le quita calidad, por ejemplo, del sueño: que me acosté muy tarde viendo redes, eso hace que usted no tenga un sueño reparador, o estaba viendo las redes sociales mientras comía. Esto hace que usted no tenga conciencia plena de si se está alimentando o no, entonces, no regula las cantidades de comida. Igualmente, mientras realizan las tareas domésticas, entonces, empezó a hacer algo y se le empezó a regar el agua porque estaba viendo las redes sociales o se le quemó el arroz porque estaba viendo las redes sociales.

El otro punto es esa necesidad que internamente tenga de estar contestando un mensaje o lo que sea, y tal vez vaya conduciendo o está en una reunión, pero no puedo esperar a salir de la reunión o a llegar a un punto donde puedo usar el teléfono mientras conduzco. Esa es otra banderita roja.

El descuidar las relaciones interpersonales. También que lleva a la persona a aislarse un poco cuando se usan para escapar de problemas. Es decir, tengo tal situación, pero no importa y empiezo a reírme de bobadas que aparecen en las redes para no conectarme con eso.

Cuando la persona empieza a tener incapacidad para dejar el teléfono: si ya llevo media hora de camino hacia el trabajo, pero se me olvidó el teléfono, me tengo que devolver, no puedo estar sin el teléfono.

También esa necesidad de validación de la propia imagen en las redes sociales, que hace los famosos filtros y el estar viendo cuántos seguidores tengo. 

Otro aspecto que también influye es cómo usualmente se usa. El teléfono hace que lo veamos con la cabeza hacia abajo, lo que genera problemas físicos de dolor de cuello, de espalda o alteraciones de la higiene del sueño. También influye en el desempeño, por ejemplo, del trabajo, que disminuya porque tiene que dedicarle tiempo a esto.

Hay muchas más que podríamos mencionar, pero para empezar hagamos un alto y revisemos si de pronto tenemos presente algunas de estas y actuemos en función de esto.

¿Y qué recomendaciones se le pueden dar a una persona que esté atravesando esa dependencia a las redes sociales?

Lo más importante es entender de que estas dependencias podrían estar afectando la cotidianidad de la vida. Es fundamental buscar ayuda profesional. ¿Por qué? Porque los profesionales pueden ofrecer el apoyo, las herramientas necesarias para superar estas dependencias de una manera segura y efectiva. Nos pueden ayudar a recuperar el control y, por supuesto, tener una mejor calidad de vida.

A ver, el tratamiento de estas dependencias requiere un enfoque integral. A veces, sí va a requerir intervención médica, apoyo psicológico y cambios en el estilo de vida. 

Aquí podemos hablar de que en ambas formas de dependencia, que vienen a influir en nuestro comportamiento y en nuestra calidad de vida, tanto en las sustancias psicoactivas, por ejemplo, donde se necesitan intervenciones médicas y terapéuticas; en la dependencia a redes sociales va a requerir estrategias que me ayuden a mejorar la interacción, la atención, el manejo del tiempo, para mitigar estos efectos.

Hay estrategias que se podrían emplear, como establecer límites de tiempo y aplica para mí mismo o para mis hijos. Para esto hay aplicaciones ahora, que ayudan a controlar el tiempo que se usa en redes sociales.

Otro aspecto es practicar una atención plena: son técnicas como meditación, que me ayuden a mejorar la concentración, a reducir la necesidad de estar siempre conectado, y de pronto “eso de meditación no me gusta”, bueno, una forma de exponerlo específicamente es cuando yo me voy a sentar a comer mi plato de comida, me voy a concentrar en qué es, cómo estoy partiendo, cuánto me echo la boca, qué es lo que estoy comiendo, y así como lentamente me voy dando cuenta que ya mi cuerpo se está nutriendo. Incluso, nos puede decir: 'Yo creo que ya aquí estoy bien'. Esto es muy favorable para una mejor calidad de vida.

En este sentido, desconectarse periódicamente, tomarse un descanso, decirle a todo mundo: 'Bueno, no me escriban, no me hablen porque de viernes en la noche al domingo en la noche o al lunes a la mañana, voy a estar desconectado'. ¿Que quién tiene la capacidad de hacer esto? Muy pocos, porque esto aunque uno diga no, yo no soy dependiente, puede generar: ¿Y si alguien me escribe? ¿Y si alguien me llama? Sí, posiblemente te va a llegar la noticia por algún otro medio de gente que sí lo haga.

Para fomentar las interacciones en personas, priorizar esos encuentros presenciales en lugar de digitales. Y aquí aplica tanto para adultos como los jóvenes. Vayan a practicar un deporte juntos, sin redes sociales, porque nada se hace si usted va con su amigo, pero él también va con su teléfono y cada uno está en su propio mundo con su teléfono, ¿verdad?

La otra recomendación es que se incluya una colaboración favorable desde lo positivo, que se haga un enfoque de que el consumo de contenido sea positivo, educativo, significativo, porque como hay tantos algoritmos, entonces que nos vengan y nos ayuden a que lo que consumimos tenga que ver con algo que me favorezca, algo que sea significativo para mi vida, que construya, que digamos: 'Que dicha, hoy aprendí'.

En Estados Unidos, recientemente inició una discusión sobre colocar una etiqueta que advierta sobre los posibles efectos que tiene una red social. ¿Cómo valora esto?

De pronto sí es importante que hagamos educación colectiva, que desde los centros educativos les limiten y les exijan a los padres de familia tener esos controles, porque se conoce que se dan estas situaciones.

Hacer campañas de comunicación efectivas para hacer llamados a la conciencia, de que no desperdiciemos el tiempo. La vida es muy corta, hagamos uso de ese tiempo más allá de dejarlo en redes sociales. Creo que es un tema de concientización, que requiere procesos de educación continua para lograrlo.

Aquí voy a hacer una comparación porque me parece muy pertinente. Costa Rica tiene o ha implementado ese mismo concepto de educación en 'recojamos basura si vamos a la montaña, llévese la basura', a diferencia de otros países donde vamos a montañas preciosas y está lleno de botellas plásticas y todo lo que usted se pueda imaginar. Y es porque de pronto no hay esa conciencia tan arraigada como en nosotros. No quiero decir que no haya, pero es mucho menor.

¿Por qué hago mención a esto? Porque esto nos hace ver que si hacemos una educación continua, se pueden lograr los objetivos que nosotros queremos alcanzar. Y si en este caso es que fomentemos relaciones interpersonales, que mitiguemos los efectos que van a afectar a la salud de la población, entonces creo que esa sería una excelente vía, el crear campañas. Los medios de comunicación son maravillosas fuentes de apoyo para lograr estos objetivos. Y hay grupos especializados que podrían hablar en detalle a nivel de comunicación sobre cómo llevamos ese mensaje. Mi sugerencia sería hacia ese punto.

¿Usted habla de campañas generalizadas para crear concientización o ve bien el uso de estas etiquetas?

Vieras que como no tengo conocimiento técnico ni tecnológico en ese sentido, entonces no sé qué tan factible es. Puede hacerse la propuesta. Yo creo que con un criterio técnico de personal especializado en ese tema, podría hacerse un planteamiento para que se tomen algunas medidas de mitigación de los efectos que tiene, el impacto de la dependencia a las redes sociales.

¿Es comparable colocar una etiqueta en las redes sociales, como las que se colocan en los productos de tabaco?

Lo que pasa es que para llegar a este punto de este etiquetado en el tabaco, por ejemplo, o en el los productos etílicos, es con base en estudios, tras una evidencia científica. Esa respuesta, para poder hacer esta propuesta que usted menciona, creo que habría que empezar por tener de respaldo primero la evidencia científica para poder ir a hacer una contrapropuesta de etiquetado como el que usted propone.

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