Luis Antonio Sobrado: "Nunca pensé dejar un proceso electoral a medio palo y tuve que hacerlo"
El expresidente del Tribunal Supremo de Elecciones cuenta cómo vivió la contienda electoral desde la trinchera de un votante más, luego de 22 años.
Con más tranquilidad que durante los últimos 22 años, con menos cámaras alrededor, sin traje entero, pero con el mismo compromiso cívico. Así fue como Luis Antonio Sobrado vivió el final de la campaña electoral.
Tras 22 años, ¿cómo vivió el proceso electoral ya concluido con la segunda ronda?
Yo nunca pensé dejar un proceso electoral a medio palo y tuve que hacerlo. Ciertamente, yo estuve en la convocatoria, que es el banderazo formal del inicio de un proceso electoral, pero la situación ligada a una candidatura de una pariente cercana me obligó a retirarme, más que por razones legales, por moral pública. Sobre todo para preservar la honorabilidad, el prestigio y confianza que los costarricenses tienen en el TSE.
Esto me ha hecho vivir un proceso electoral tan intenso como el que está concluyendo, pero desde una posición muy distinta: como un elector más. Voté en febrero y lo hice ahora en abril, pero sin tener la responsabilidad de la conducción del proceso electoral. Lo viví con una enorme tranquilidad, de un ciudadano que lo único que tenía que preocuparse era de hacer la escogencia de por quién votar.
¿Y desde otra trinchera también sintió el mismo nerviosismo de recibir los resultados electorales?
Como dice usted, yo siento esa nervia todos los días de votación, desde que me dan la papeleta y con una crayola en la mano contribuyo a definir el futuro del país. Desde luego, es un momento de mucha emoción, el momento crucial en que los magistrados tienen los resultados en mano unos 10 minutos antes.
Se siente un profundo orgullo de vivir en un país donde las mayorías ponen y cambian gobiernos, yo lo viví con ese gran amor al país de ser la democracia más longeva y consolidada de América Latina, con sus retos por delante, con sus espacios de mejora... sí, pero de vanguardia a nivel regional y mundial.
Es un lugar común, pero no por ello menos cierto que los problemas de la democracia se solucionan con más democracia, también es cierto que cuando abandonamos la democracia por el autoritarismo, no solo no se resuelven los poblemas, sino que se agravan. Hay que saber cuidar lo que tenemos y contribuir todos a tener un país cada vez mejor.
¿Cómo fue tener que hacerse a un lado con la responsabilidad de estos comicios electorales encima?
Con tranquilidad porque dejo tras de mí un equipo de magistrados de lujo y una familia electoral con enorme experiencia organizando elecciones. Sé que van a preservar las cosas buenas que fuimos consolidando en 22 años de estadía y también hacer cosas nuevas y mejores. Yo sintiéndome, al igual que la mayoría de los costarricenses, muy orgulloso por tener uno de los mejores tribunales electorales del mundo.
¿Qué opinión le merece que los costarricenses externaran públicamente el orgullo por contar con una institución como el TSE? En las encuestas aparece como una de las instituciones de mayor confianza por parte de los ticos.Es de mucho orgullo porque es un camino de más de 70 años en el que hemos ido sembrando esa confianza con honorabilidad en la gestión de los procesos electorales, sabiendo que el tribunal es un árbitro de la política y siendo un árbitro es frecuente que se le trate de enlodar y acusar falsamente, pero los costarricenses siempre han sabido reciprocar los esfuerzos honorables de los magistrados depositando una gran confianza.
Una seguridad que no es obstáculo para que tengamos un proceso altamente observado por todas las partes y con absoluta certeza de que lo que diga la mayoría se va a traducir en el nuevo gobierno. Es un sistema tan blindado, que yo he dicho que no bastaría corromper a cinco magistrados, sino que habría que hacerlo con 50.000 personas delante de las cuales se desarrollan con plena transparencia todos los pasos del proceso electoral.
Es una lástima que los políticos, la Asamblea Legislativa y los partidos no gocen de mejores índices de confianza, ese es un reto que tenemos como país.
Hubo mucho trabajo para el TSE en esta elección, en particular con muchas denuncias previo a la segunda ronda. ¿Podría ser esta una de las elecciones más complejas?
Cada proceso tiene sus propias particularidades y afanes. Solo para recordar, la elección de 2006 terminó con un resultado ajustadísimo entre los candidatos Óscar Arias y Ottón Solís y se demandó una gran cantidad de trabajo, esfuerzo y un manejo muy delicado ante la opinión pública.
Este tuvo lo suyo, muy intenso entre las acusaciones de uno y otro lado y el tema siempre presente del manejo del financiamiento, que es uno de los aspectos más delicados de trabajar en un proceso electoral; pero, a pesar de todas esas complejidades, está el enojo ciudadano que está bien plasmado. Logramos de manera correcta, como país, conducir el proceso y los costarricenses escogieron.
Yo creo que la pandemia también agravó la crisis de confianza en la clase política, hay que saber entender que eso pesó mucho en esta elección y hay que estar viendo hacia el futuro, todos esperanzados de que el nuevo gobierno sepa hacer bien las cosas, porque el éxito del nuevo gobierno se traduciría en bienestar para todos.
El abstencionismo fue de 42.67%: ¿Cómo interpretar esta cifra?
Ahí hay un gran desafío para todos los ciudadanos electores y para los partidos políticos: que sepan escuchar qué nos está diciendo ese 42.67% de la ciudadanía que decidió no asistir a las urnas, tenemos que acusar recibo, ver dónde se genera el malestar, dónde están una serie de demandas insatisfechas por muchos años, agravados con la crisis de la pandemia.
La verdad es que no basta la legitimidad de origen, el gobierno del candidato Chaves tiene una legitimidad de origen que se la da la mayoría electoral, pero tiene que ser acompañada de una legitimidad de desempeño, el costarricense tiene que sentir que las promesas de campaña se cumplen en una acción gubernamental de manera eficiente y donde la calidad de vida sea mejor cada día.
Tenemos que entender que el abstencionismo no cambia en nada, porque sea quienes vayamos a votar o no, lo cierto es que en mayo vamos a tener un nuevo gobierno, pero la verdad es que esa ausencia es de preocuparse y ocuparse para mejorar la calidad de la democracia en el país.
Desde el plano personal, ¿qué viene para usted en su carrera profesional?
Yo creo que el hecho de haber presidido el tribunal más prestigioso de América Latina y de haberlo hecho bien con todo el hacer de un gran equipo es motivo de orgullo. Yo me encuentro en la fase final de mi vida laboral activa, durante este tiempo permaneceré como profesor universitario, de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica, en la que estoy desde 1985.
Posiblemente, en dos o tres años, estaré acogiéndome a la pensión, pero aun así me mantengo con algunos ligámenes en el mundo electoral. Me han designado parte del Consejo Académico de la Revista de Derecho Electoral, que fue una criatura mía, y también me integré al Consejo Directivo del Observatorio de Reformas Electorales de alcance latinoamericano, donde están las mejores mentes del continente en esta materia.
No me he desligado del todo de la materia electoral, si en algún momento puedo contribuir en algún proceso donde mi voz sea útil, ahí me tendrán, siempre estaré disponible.