El rugido de la afición de Tigres puso un pique bonito en las graderías del Rosabal Cordero
Varios buses de aficionados del club mexicano llenaron de vida el juego.
Minutos antes del juego entre el Herediano y Tigres una tibia afición rojiamarilla comenzó a entrar con halo de duda al Estadio Rosabal y no era para menos al frente estaba nada más y menos que el campeón de México.
Sin embargo, poco a poco fueron calentando los ánimos en los primeros minutos hasta que comenzaron a llegar unos invitados inesperados a la fiesta.
Desde antes del partido ya se había informado de la presencia de varios autobuses cargados de la afición de Tigres, por lo que se les designó el sector de sur.
Primero se asomaron unos cuantos, mientras los otros se encontraban en las afueras pasando el control de seguridad para ingresar al reducto florense.
Con ellos comenzó el duelo y pese a ser "cuatro gatos" ya se codeaban de tú a tú con La Garra.
Tuvieron que pasar más de 20 minutos e incluso la mayoría se perdió el primer tanto del club azteca para que la barra se uniera y en un coro incansable hicieron suyo el Rosabal.
La batalla en las gradas estaba perdida.
La fiebre por Tigres no es solo cosa de mexicanos, ya que uno de ellos nos confesó que dentro de la fanaticada habían un grupo de 70 costarricenses que siguen al equipo de Monterrey desde hace años.
Los aztecas no dejaron de corear todos sus himnos de apoyo y con banderas de México y Tigres opacaron a los miles de seguidores del Herediano.
No obstante, ese bonito pique en las gradas despertó a los rojiamarillos que se unieron en una sola voz de apoyo, lo que ayudó a consumar el empate definitivo, primero con un penal y luego con un cabezazo de Jairo Arrieta.
No cabe duda que la gran ganadora de la noche fue la afición del Rosabal Cordero.