Animales indefensos... agresiones que hieren
Estos son solo algunas de las agresiones registradas este año contra animales. Repito: son algunas escasamente registradas, porque no me cabe la menor duda de que hay muchas más que no saltan a la luz pública.

Enero: Zazú, un hermoso tucán, fue atacado brutalmente al punto que le destrozaron su pico. Esto ocurrió en Grecia.
Enero: Un perrito colgaba de un puente con un cable asido a su cuello. Esto ocurrió en Cartago.
Marzo: Otro tucán fue atacado en una de sus alas. Esto ocurrió en Grecia.
Abril: Una manigordo fue golpeada en su mandíbula con un tubo. Esto ocurrió en Turrúcares de Alajuela.
Abril: Dos perritas fueron rociadas con canfín por un extrabajador del cementerio Obrero. Amén esto las animalitas aparecieron quemadas y fallecieron días después. Esto ocurrió en San José.
Estos son solo algunas de las agresiones registradas este año contra animales. Repito: son algunas escasamente registradas, porque no me cabe la menor duda de que hay muchas más que no saltan a la luz pública. Tampoco aparecen en los registros de grupos que luchan por defenderlos.
Me pregunto... ¿Hasta cuándo? Hasta cuándo los habitantes del "País más feliz del mundo" se llenarán la boca diciendo que viven en una nación curtida en el respeto al ambiente y la conciencia ecológica pero, 'de a callado' siguen maltratando y hasta matando animales.
Pienso en Bobby, el perrito boxer que vive frente a mi casa y cuyo dueño lo deja desde las 6 a.m. y hasta las 11 ó 12 de la noche en el corredor, pasando hambre y frío. Y a pesar de que se le ha hablado y hasta advertido para que mejore las condiciones del animalito, el susodicho ni se inmuta.
¿Será que su forma de amar es maltratarlo? Lamentaría que así fuera.
Soy un convencido de la mejor manera de evitar más agresiones contra los animales es con más y mejor educación, tanto formal -la que imparte el sistema- como en la casa.
Sin embargo, pareciera que esta educación no está calando en muchas personas, por lo que se impone la necesidad de que el Congreso le dé curso al proyecto de ley contra el maltrato animal, que por ahora duerme el sueño de los (in) justos.
¿Cuántos animales más necesitarán ser 'noticia' para que los legisladores comprendan la importancia de judicializar estos casos? Porque, insisto, ante la realidad es necesario un mecanismo legal que contenga esta lamentable vorágine de agresiones y maltratos.
Pero mientras aún no tengamos esa ley, no queda más que ser vigilantes y actuar con firmeza pero también con amor, como lo hizo mi hermana Marcela: ella rescató a una perrita que era agredida por una familia y que, en su huida, fue atropellada; ella la recogió de la calle y, a pesar de que dos veterinarios le dijeron que había que amputarle una de las patitas traseras, se dedicó a cuidarla con alma, corazón y vida.
Hoy Bonny es una inquieta perrita, que corre y brinca con soltura, agilidad y mucha alegría pero, ante todo, en sus ojos demuestra el enorme amor y gratitud que tiene por nosotros cada vez que llegamos a la casa o nos despertamos. El simple hecho de verla es ya un enorme regalo de la vida.