¿Cómo afecta a los estudiantes la suspensión de clases debido a la emergencia por lluvias?
Académicos y dirigentes sindicales consultados por este medio exponen sus visiones sobre los efectos de la medida en el sistema de educación pública.
Las fuertes lluvias que azotaron a Costa Rica recientemente obligaron al Ministerio de Educación Pública (MEP) a suspender el curso lectivo entre el 11 y el 20 de noviembre pasados.
En algunas casas de enseñanza, como las que se sitúan en la vertiente del Pacífico, ese regreso está previsto hasta el próximo 25 de este mes.
La medida, sin embargo, tiene repercusiones en la formación de los estudiantes, desde el punto de vista de expertos consultados por Teletica.com.
Esto a pesar de que la cartera instruyó al personal docente el facilitar material educativo a sus alumnos para que estos pudieran continuar con el aprendizaje en el hogar, como en su momento indicó la viceministra Académica, Giselle Alpízar.
"La suspensión de clases genera un impacto emocional significativo en los estudiantes. Aunque se implementaron algunas medidas para mitigar esta situación, la interrupción de la educación afecta directamente a los niños y adolescentes, quienes pueden experimentar estrés, frustración y ansiedad. Los docentes también enfrentan una carga adicional, ya que deben reestructurar sus responsabilidades pedagógicas para abordar las necesidades de los estudiantes, tanto a nivel emocional como académico.
"En las zonas afectadas, muchos estudiantes tienen dificultades para acceder a los centros educativos debido a las inclemencias del tiempo, y algunos padres enfrentan responsabilidades laborales inflexibles que dificultan su capacidad de apoyar a sus hijos. Para los administradores escolares, esto genera una nueva logística, ya que algunos centros educativos se utilizaron como albergues, mientras que otros tuvieron que reprogramar servicios como los comedores escolares", detalló el profesor e investigador de la Escuela de Administración Educativa de la Universidad de Costa Rica (UCR), Eithel Montiel.
En esa línea, el profesor e investigador del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia de la Universidad Nacional de Costa Rica (Ineina-UNA), Diego Conejo, agregó que el impacto es todavía mayor en las zonas ya de por sí vulnerables.
"Es un tema que nos preocupa muchísimo porque, lamentablemente, no afecta a todos los niños, niñas y adolescentes por igual. Una vez más, se ensaña contra las personas que vienen de contextos más desfavorecidos, precisamente aquellos que provienen de hogares con bajo clima educativo y en condiciones socioeconómicas difíciles.
"Para estas personas, no tener acceso al proceso educativo, al aprendizaje, significa inclusive problemas de alimentación, porque no tienen acceso a los comedores escolares. También significa estar en una situación de mayor vulnerabilidad al no contar con la protección del sistema educativo, lo que incrementa la probabilidad de exclusión", señaló el también especialista del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE).
A ello, el experto agregó que, en el caso de la secundaria, incluso pone a los estudiantes en una situación más propensa a ser reclutados por organizaciones criminales.
Conejo también deploró la ausencia de un sistema efectivo de conectividad que permita a los niños seguir con su aprendizaje en la modalidad remota, así como uno robusto de evaluación en el que se establezcan con claridad los indicadores de excelencia educativa para medir el avance en términos de aprendizajes, competencias y habilidades.
Desde el sector sindical, la medida se tomó sin generar mayor problema, por el momento particular en la que se giró. Esto si se considera que para esta altura, la mayoría de centros educativos se encuentran en la aplicación de evaluaciones finales, o bien, en la entrega de los resultados de esos exámenes, como hizo ver el miércoles anterior la ministra del ramo, Anna Katharina Müller.
Con esa posición coincide la presidenta de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), Gilda Montero.
"En realidad, la afectación no puede considerarse catastrófica, en este tiempo muchos estudiantes dejan de ir a los centros educativos, por varias razones", explicó la dirigente.
Y es que, para estas fechas, muchos alumnos ya han sido promovidos y las familias deciden no enviarlos a clases, para ahorrarse el transporte privado o para que estos ayuden en labores agrícolas o de emprendimientos.
Por su parte, el presidente del Sindicato de Educadores Costarricenses (SEC), Gilberth Díaz, destacó la mística que tuvo el personal de cartera para preparar el material y llevarlo hasta sus estudiantes durante la emergencia.
"Si bien afectó, claro que afectó, pero afectó a las familias, compañeras y compañeros que tuvieron sus inundaciones. Aun así, los estudiantes, los que podían y no estaban afectados, les llegó como corresponde todo el trabajo enviado por cada una y cada uno de los compañeros que tenían a cargo sus grupos", subrayó el líder gremial.
¿Qué hacer?
Desde los ojos de los académicos consultados por este medio, hay medidas que pueden ayudar a recuperar el tiempo pedido.
Para el investigador Eithel Montiel, deben identificarse las necesidades pedagógicas reales y, con base en estas, dar flexibilidad curricular para la elaboración de planes de recuperación que se adapten a esas urgencias o que vengan a reforzar áreas claves.
A modo de ejemplo, el también docente mencionó la preparación de guías de estudio detalladas, actividades prácticas, lecturas puntuales, experimentos sencillos, proyectos de arte, tareas adaptadas a los recursos disponibles y el aprovechamiento de elementos audiovisuales.
También destacó la importancia de fortalecer la comunicación con los padres y establecer reuniones presenciales o virtuales para dar retroalimentación sobre el progreso de los estudiantes.
En cambio, el otro especialista, Diego Conejo, subrayó la necesidad de hacer una mayor inversión en educación, para asegurar que las escuelas y colegios públicos cuenten con los recursos para ofrecer un servicio de calidad.
Lo anterior debe incluir un programa de informática educativo accesible, así como un sistema de evaluación basado en evidencia, con el objetivo de reforzar las áreas más débiles.
De igual manera, mencionó la urgencia de un plan remedial dedicado a las poblaciones excluidas de la educación de calidad.