Daniel Salas: “El margen para tomar medidas muy rigurosas ha ido disminuyendo”
A las puertas de una segunda ola pandémica, el ministro de Salud no contempla restricciones que puedan generar más desempleo en el país.
Los análisis epidemiológicos de las autoridades sanitarias apuntan a que Costa Rica está a las puertas de una segunda ola pandémica. Incluso, el mismo día que anunció 3.828 casos de COVID-19 y 30 muertes en 72 horas, el ministro Daniel Salas se refirió a una “temprana segunda ola”.
A pesar de este panorama y contrario a lo que han hecho otras naciones, aquí no se contemplan restricciones durante las semanas festivas. “El margen para tomar medidas muy rigurosas se ha ido disminuyendo”, reconoció el jerarca de Salud, quien asegura que no se pueden perder de vista los problemas económicos que enfrenta el Gobierno.
Teletica.com conversó con Daniel Salas, ministro de Salud, sobre el comportamiento que ha tenido el virus SARS-CoV-2, la relativa estabilidad de los nuevos contagios (en fase de apertura) y el eventual colapso de los servicios hospitalarios.
Puede leer la entrevista a continuación, o repasar el video que se adjunta más adelante.
¿En cuál fase de la pandemia estamos? En algún momento se había hablado de una segunda ola pandémica, pero recientemente usted ha mencionado que la fatiga y el cansancio de los ciudadanos podrían provocar esa nueva explosión de casos.
La segunda ola puede materializarse en pocas semanas, podría ser tan temprano como diciembre, podría ser tan tarde como enero, tal vez febrero; pero lo cierto es que la segunda ola posiblemente va a ocurrir, no hay forma de evitar que ocurra.
La intensidad, la fuerza, la cantidad de personas que pueden fallecer en esa segunda ola va a depender mucho de que la fatiga que tenemos, por estar viviendo en medio de la pandemia y siguiendo ciertos protocolos, vaya a caer en un incumplimiento de los mismos, en un “tirar la toalla”, “ya qué me importa, voy a ir a hacer reuniones o celebraciones sin protocolos”. Entonces rompo la burbuja social a diestra y siniestra, abrazo y beso a las personas que yo quiero: ahí sí puede ocurrir la catástrofe, que sería la imposibilidad del sistema de salud de dar un respirador artificial a las personas que enferman gravemente.
¿Qué marcaría el inicio de esa segunda ola?, ¿cómo sabemos que empezó?
Cuando empiece a haber un incremento de casos, sobre todo cuando vemos que la atención hospitalaria empieza a incrementarse, o bien que la mortalidad también se incrementa. Ahorita tenemos 12, 13 personas fallecidas por día, si empezamos a ver otra vez 15, 17, 20 y empezamos a ver que el porcentaje de ocupación en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) empieza a subir, sería muy claro que estamos en una segunda ola.
Los casos en general nos dan una guía, pero hay muchos que no se logran detectar.
En los últimos días hemos visto un aumento del número de pacientes en Unidades de Cuidados Intensivos (221 el martes, 217 el viernes). ¿Sienten la misma presión que hace algunos meses cuando se proyectaba el colapso de las UCI?, ¿se sigue proyectando?, ¿cuándo ocurriría?
El colapso de la UCI esperemos que no se dé, por eso es que estamos tratando de adoptar el modelo de ‘Costa Rica trabaja y se cuida’ y ser muy conscientes de que por el cambio de año no es que el COVID-19 se va. Siempre decimos que vamos a dejar lo malo del año anterior y el cambio de año va a darnos una nueva oportunidad, eso con el COVID no es así, el COVID sigue, no entiende de esas divisiones de año y esas celebraciones que tenemos nosotros; más bien se aprovecha de las celebraciones.
Hay que ser muy conscientes de que estamos todavía al vilo, de que si empezamos en noviembre y diciembre a hacer fiestas y romper protocolos, podemos llevar sufrimiento a la vida de las personas cercanas porque se pueden complicar y tener repercusiones de salud, hasta incluso morir. 1.600 personas que han fallecido de marzo a la fecha no es un número para nada menor, es la cifra más alta que hemos tenido de muerte por un solo ente en los últimos años: eso significa que el COVID-19 se va a convertir en la causa número uno de muerte en los tiempos modernos en Costa Rica, así de grave es esta situación.
¿Manejan algún modelo matemático, alguna proyección, sobre este posible colapso?
En realidad, las proyecciones se van a dar a conocer públicamente esta semana, entonces no podría adelantarlas en este momento; pero sí se van a dar a conocer y el segundo pico puede ser, como le indico, tan temprano como diciembre o un poco más alejado como enero. No significa que la primera ola llegó casi a cero casos y tuvimos la segunda ola, puede ser que simplemente, en medio de esa segunda ola, no veamos una disminución muy fuerte de la primera, tal vez un poquito de desaceleración, pero otra vez empieza a acelerar, eso es posible.
En los últimos meses hemos visto que los casos se mantienen relativamente estables, quiero decir, rozan los mil o los superan ligeramente. ¿Cómo se explica esto si ahora las restricciones son muy pocas y hemos tenido momentos críticos como las manifestaciones en las calles?
Yo diría que más bien lo que ocurrió es que en setiembre y octubre tuvimos más casos de los que estábamos encontrando, muchos más. No todos los casos que están ocurriendo se van a detectar, eso es cierto, pero lo cierto es también que las capacidades que hemos tenido como país hemos tratado de ampliarlas de toda forma; la cantidad de muestras que se puedan hacer por día no ha logrado aumentarse significativamente, hemos tenido cierta estabilidad en la capacidad de detección, entonces posiblemente en setiembre-octubre tuvimos un aumento mucho mayor de casos y no necesariamente se logró evidenciar en lo que estábamos detectando.
También hay un agotamiento de susceptibles, ¿qué quiere decir eso? Que las personas que se pueden infectar en ciertos grupos, en ciertas densidades poblacionales, empiezan a infectarse; entonces, de cierta forma, se cortan las cadenas de transmisión. El problema es que el virus puede agarrar otras densidades poblacionales, otros grupos, otros lugares y empieza a agarrar fuerza. Lo que ha ocurrido en este momento, en parte, es que muchos de los que se podían enfermar donde había más transmisión ya se enfermaron; pero eso no significa que otros no se enfermen, el riesgo está presente y más alto que nunca por el asunto de fin de año y fiestas.
¿Los días en los que se registran 600, 700 casos nuevos es porque se hacen menos pruebas?
La mayoría de los casos no son graves, no van a requerir hospitalización. Muchas veces los fines de semana, si son síntomas más leves, no consultan: terminan consultando lunes, martes, y los resultados empiezan a llegar el miércoles, jueves y viernes. Entonces es un comportamiento que se ve muchas veces en la población; pero eso no se refleja en la ocupación hospitalaria, las cifras de mortalidad también se mantienen mucho más estables que las cifras de casos.
¿Podríamos esperar nuevas restricciones en estas semanas festivas?
Restricciones muy fuertes, que signifiquen desempleo o aumento de pobreza, ya Costa Rica el margen que tenía de poder subvencionar esos desempleos y esos problemas que se generan por las restricciones muy fuertes, ya no tenemos margen.
El problema económico en Costa Rica es imperante y posiblemente tengamos sí o sí que solucionarlo, a través de diferentes medidas, pero el margen para tomar medidas muy rigurosas se ha ido disminuyendo.
Lo que podemos aplicar para cortar transmisiones, en primera instancia el comportamiento, la concientización, el hecho de que no tiremos la toalla, es lo más importante.
Sí vemos que la gente empieza a fallecer en las casas, posiblemente la misma gente incluso ya no va a querer salir, ni siquiera ir a trabajar o a otros lugares: va a haber una contracción per sé de la misma actividad económica secundaria a una crisis muy fuerte a nivel sanitario. En realidad, no queremos llegar a esos puntos y por eso es que estamos apostando a que haya una conciencia, un comportamiento sanitario constante, disciplinado.