POR Eric Corrales | 13 de julio de 2024, 8:00 AM

Una familia vecina de Cartago denuncia lo que considera “una pesadilla” vivida en el Hospital Max Peralta. Sus miembros aseguran que sufrieron violencia obstétrica y una supuesta mala praxis, que llevó a la muerte de su hija, Alanna Nicole.

Allan Calderón, padre de la bebé, conversó con Teletica.com y explicó la situación que él y su esposa vivieron dentro del hospital el pasado miércoles 3 de julio, y que ahora es objeto de una investigación judicial y otra administrativa.

Él dice que su esposa, Ailyn Umaña Tames, tenía un proceso de embarazo sano y sin complicaciones hasta ese día que la internaron.

“Tocaba una cita de control en el Hospital Max Peralta, la gineco-obstetra, quien llevó el proceso total del embarazo, indica que la bebé estaba lista para nacer, haciendo las valoraciones respectivas se da cuenta de que la bebé tenía poco líquido amniótico, y que también le preocupaba la frecuencia cardíaca, ya que tenía poco espacio también (no es para menos, puesto que la bebé peso 3.910 kg y midió 51 cm)”, explicó.

Luego de varios análisis, la recomendación de la experta fue cesárea; sin embargo, esto nunca llegó a ocurrir.

“Valorando la situación, la gineco-obstetra optó por tomar las medidas pertinentes, decidiendo internarla de forma inmediata para realizar una prueba que consistía en ver la reacción cardíaca de la bebé al momento de las contracciones, indicando que, dada la situación, lo más probable sería realizarle cesárea, inclusive le hizo firmar los documentos respectivos para la realización de la cesárea, adelantando la documentación para que todo estuviera listo”, agregó el padre.

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Las complicaciones comenzaron a darse y, denuncian, hubo roces entre los mismos especialistas para tomar decisiones, mientras la madre se ponía cada vez más grave.

“A las 11:30 a. m. rompe bolsa, al mediodía la retiran de sala de inducción salón (ya la prueba había terminado, sabiendo que la bebé presentó taquicardias a las contracciones) y le comunican a la secretaria que la iban a colocar como inducción por cupo, al tiempo que la secretaria cuestionaba por qué por cupo si estaba vacía la sala; haciendo caso omiso de la opinión de la secretaria, la devolvieron a salón, estando en salón en espera llegó una doctora, la cual revisó el expediente y la información, expresando que no le gustaba lo que veía, la misma solicitó poder devolverla a sala de labor e inducirle nuevamente. Ya ahí habían pasado 4 horas, aproximadamente, sin acción positiva alguna, a partir de ese momento empezó la crueldad.

“Provocación de las contracciones a una mayor intensidad, con un avance mínimo en la dilatación, contracciones muy fuertes y un sufrimiento constante, tanto de la madre como de la bebé. El enfermero obstetra, junto a las enfermeras, seguían como un ‘protocolo’ y de manera repetitiva, el estarla tactando y monitoreando al ritmo del reloj (no recuerdo el término médico), donde veíamos que el monitor indicaba la irregularidad del corazón de la bebé, taquicardia… (razón por la cual la gineco-obstetra había indicado realizar las pruebas para descartar o bien para proceder a realizar la cesárea)”, contó.

Luego de eso, Calderón explicó que el doctor de turno negó hacer la cesárea y mostró poco interés en el parto.

“En un momento, el enfermero obstetra mandó a llamar al doctor de turno, explicándole la situación (por parte de la bebé, falta de líquido amniótico, bolsa rota desde las 11:30 a. m. y flacidez del cuello del útero), adicional al cansancio, fatiga, debilidad y deshidratación de la mamá. Al llegar, este revisó superficialmente, con poco interés del caso, simplemente dijo: ‘No requiere, no califica’ (refiriéndose a que no le iba a realizar la cesárea).

“Yo como papá empecé a dudar de muchas cosas que estaba viviendo en carne propia. Continúa el enfermero obstetra con la rutina, cuando noto algo extraño, las enfermeras corriendo a ponerle oxígeno a la mamá, el obstetra un poco más atento (sin hacer nada), si no nada más que el mismo protocolo desde hacía muchas horas antes”, aseveró.

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La familia denunció agresiones verbales por parte del médico de turno y que, a pesar de la súplica de la madre, este se negó a hacerle cesárea.

“Siete horas de insistencia, en ese momento la mamá con lágrimas en los ojos le suplica que le ayude, el doctor le dice que ‘de qué manera pretende ella que le ayude’, ella de una forma desgarradora le dice que ‘por favor le haga cesárea’, el doctor le dice, ‘¿usted piensa que esto es tan fácil? ¿Qué solo porque usted me lo pida se va a hacer?, esto no funciona así… Usted ya parió, ya sabe parir, la tiene que parir’, en ese momento a la mamá se le viene una contracción muy fuerte, puja involuntariamente y el doctor le dice que para qué pujaba, que ella no estaba poniendo de su parte y que así no funcionaba esto, al mismo tiempo que saca su mano de manera brusca, haciendo berrinche, se quitó el guante, se lavó la mano y sin decir nada se fue”, indicó.

El padre confesó que el mismo médico obstetra y hasta la enfermera desaprobaron el comportamiento del doctor. Así siguió el que ellos llaman “calvario”, hasta que lograron que la bebé naciera, sin embargo, ya era demasiado tarde.

“Finalmente, luego de tanto sufrimiento de la madre, nació nuestra princesa hermosa y perfecta, la obstetra la recibe y realiza el procedimiento de nacimiento, el cual veo que no hay llanto y la bebé no reacciona, se la lleva para otra mesa cerca y empiezan a realizar maniobras, empiezan a llamar a los pediatras y especialistas, al momento había 10 personas alrededor de la bebé realizando maniobras, yo seguía acompañando a la mamá en la camilla, ya que la dejaron sin terminar, tirada, como si fuera una basura, ella constantemente me decía que no escuchaba la bebé llorar, que la levantara y que qué pasaba, al mismo tiempo yo veía el ambiente y lo que estaba aconteciendo, pero necesitaba darle la tranquilidad a ella.

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“Entre una cosa y la otra, la obstetra indica que ocupaba que alguien le ayudara a terminar la mamá porque no podía estar así, indicándole al asistente del doctor (que nunca quiso realizar la cesárea), mientras el doctor de turno veía de lejos lo que pasaba.

“Veo que la obstetra se retira también, me voy a donde ella y le pregunto: ‘Dígame que todo está bien’, ella con un gesto de su cabeza me indica que no. Vuelvo a ver donde estaba la bebé y solo estaban dos pediatras, empiezo a buscar al doctor de turno y mágicamente ya se había desaparecido, lo empiezo a buscar desesperadamente para que me diera la cara y me explicara lo que estaba pasando y lo demás es historia… Nadie nos dio la cara para decirnos que a nuestra bebé fue una nueva víctima de la mala praxis y la imprudencia de un doctor, si se puede llamar así, que simplemente se negó a seguir las indicaciones de su colega”, finalizó el padre.

El cuarto de Alanna estaba listo con su cuna y un elefante de peluche.

Apertura de investigación

Luego del hecho, la familia interpuso de inmediato una denuncia ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), según consta en el documento al cual tuvo acceso Teletica.com.

Este medio consultó a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) sobre el caso y la doctora Krisia Díaz Valverde, directora general del Hospital Maximiliano Peralta, confirmó que este ya está en manos de la Fiscalía y que a lo interno ellos también solicitaron una investigación, por lo que no pueden hablar más del tema.

“Sobre esta consulta, la familia interpuso la denuncia y el caso está en este momento en manos de la Fiscalía, por lo que el Hospital Maximiliano Peralta Jiménez se encuentra a las órdenes de las autoridades para lo que sea requerido. A lo interno del establecimiento de salud, se instruyó la investigación respectiva, la cual se encuentra en desarrollo”, dijo Díaz.