POR Paulo Villalobos | 25 de agosto de 2024, 8:00 AM

El 18 de julio pasado, la vicepresidenta y ministra de Salud, Mary Munive, reveló que Costa Rica está a la espera de los resultados de un plan piloto de vacunación contra el dengue en Honduras.

En aquel momento, el país no registraba decesos por esa enfermedad y los contagios oscilaban los 15.000, para un incremento del 329% respecto a los diagnosticados hechos a la misma altura, pero en 2023.

Ahora, el panorama es otro. Recién el 22 de agosto, la propia jerarca comunicó a la nación los primeros dos fallecimientos de personas con dengue, así como el de una tercera sospechosa de haberse contagiado con esa enfermedad.

Debe hacerse ver que todavía están pendientes los estudios que determinen si el virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti fue el responsable de esas muertes o no. De confirmarse esto, Costa Rica volverá a registrar un deceso por esta causa por primera vez desde 2006.

Se suma a eso el reporte de 2.000 nuevos casos, lo que ratifica el peor brote de dengue en la historia de esa enfermedad.

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Dos opciones

Con ese escenario cobra relevancia el debate de si debe autorizarse y aplicarse alguno de los dos inmunizantes que se abren paso en el mundo contra esta enfermedad. Actualmente, los biológicos TAK003 y CYD-TDV cuentan con la precalificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La primera es desarrollada por la farmacéutica japonesa Takeda y corresponde a una vacuna viva atenuada que contiene versiones debilitadas de los cuatro serotipos del virus. La misma se sugiere para personas de 6 a 16 años en entornos con alta carga de dengue y alta intensidad de transmisión.

Esta debe administrarse con una pauta de dos dosis, con un intervalo de tres meses entre dosis.

Honduras, Argentina, Perú, Chile, Brasil y Colombia son algunos de los países en los que ya se utiliza este inmunizante.

La otra pertenece al grupo farmacéutico francés Sanofi Pasteures una vacuna tetravalente recombinante viva para personas de 9 a 60 años en zonas donde el dengue es endémico.

Se administra en una serie de tres dosis con un intervalo de seis meses entre dosis.

No obstante, es necesario que la persona se someta a un cribado antes de la vacunación para detectar posibles infecciones previas por el virus del dengue. Solo debe administrarse el biológico a quienes hayan dado positivo en las pruebas de cribado.

Criterio de expertos

Teletica.com consultó al infectólogo Álvaro Avilés y al epidemiólogo Juan José Romero sobre la pertinencia de traer alguno de estos biológicos a Costa Rica.

El primero de los especialistas destacó que la incidencia y prevalencia del dengue exige la instauración de medidas de impacto, además de las ya conocidas. Sin embargo, destacó que las mismas deben ser para las zonas de más riesgo y enfocadas en los cuatro serotipos.

“En una posición personal, estas vacunas actuales yo creo que sí son pertinentes, acorde con la evidencia disponible y la epidemiología actual”, subrayó Avilés.

Por su parte, Romero señaló: “Yo no digo que no sean necesarios, pero hay que tener los datos duros. En el momento que esos estén, se podría valorar si aplicaría las vacunas, insisto, para ciertos lugares en particular”.

Ambos expertos enfatizaron en que la vacuna no debe verse como la “panacea”, por lo que el país no puede atenerse solo a un inmunizante, sino mantener otras medidas y el saneamiento ambiental para evitar la propagación de la enfermedad.

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