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El legado de un ganadero que conquistó Limón
La vida de Manuel Cruz como ganadero comenzó a los 24 años; pero, antes de eso, trabajó como peón jornalero en las fincas bananeras de Río Frío de Sarapiquí.
En la pintoresca comunidad de Tucurrique, un personaje de 61 años se ha convertido en una figura muy querida por sus vecinos gracias a su inusual oficio. “Pepe Ardilla”, como lo llaman cariñosamente, se especializa en una labor que muchos consideran un verdadero arte: trepar hasta las copas de los árboles para cortarlos.
El trabajo de este hombre no es solo una cuestión de habilidad; es una necesidad para muchos residentes (repase la información completa en el video adjunto).
Con árboles que amenazan con desplomarse y poner en riesgo casas, estructuras y personas, su servicio se vuelve indispensable. La comunidad lo busca cuando la seguridad está en juego, confiando en su experiencia y destreza para manejar situaciones que pueden ser peligrosas.
“Es una labor que requiere mucha concentración y esfuerzo físico”, comenta, mientras se prepara para la próxima tarea. Con una sonrisa y una actitud positiva, asegura que, con precaución, cualquier árbol puede ser manejado.
Su compromiso con la seguridad es palpable, y cada vez que sube a un árbol, lo hace con la misma seriedad que un artista en su escenario.
La popularidad de “Pepe” no solo radica en su trabajo, sino también en su carácter amigable y su disposición para ayudar a los demás. Los vecinos lo ven como un héroe local, alguien que, a pesar de su edad, continúa desafiando la gravedad y brindando tranquilidad a quienes lo rodean.