POR | 1 de octubre de 2024, 18:23 PM
Dra. Johana Alvarado/ ICF Young Leader Award.
“Cuando el ser humano mira hacia adentro y conecta con lo mejor de sí mismo, ocurren cosas extraordinarias”, Mario Alonso Puig.
El propósito de esta columna es ofrecerle a usted, como líder o aspirante a líder, una nueva perspectiva sobre cómo algo de conocimiento acerca de su cerebro puede mejorar su capacidad de tomar decisiones, gestionarse a sí mismo y guiar a su equipo, al tiempo que podrá desarrollar herramientas más conscientes y empáticas para enfrentar desafíos. Imagínese por un momento que se encuentra al borde de una decisión crucial, una que puede afectar no solo el futuro de su equipo, sino también su propio camino como líder.
Es un momento de alta presión, y todo su ser parece estar pidiéndole actuar de inmediato. Su corazón late con fuerza, las ideas se atropellan en su mente, y en cuestión de segundos, siente que debe tomar una decisión. ¿Qué haría?
Lo que quizás no sabe es que, en este preciso instante, su cerebro está tomando el control. En situaciones de estrés, el sistema límbico, la parte más primitiva de nuestro cerebro, activa, respuestas automáticas que nos llevan a reaccionar impulsivamente.
Sin embargo, hay otra parte de su cerebro, la corteza prefrontal, que tiene el poder de darle claridad, permitiéndole evaluar las opciones con lógica y tomar una decisión consciente, alineada con sus valores y metas.
Conocer cómo funciona su cerebro puede marcar la diferencia entre reaccionar y liderar. Un líder efectivo no solo gestiona a su equipo; se gestiona a sí mismo, entendiendo cómo sus pensamientos, emociones y reacciones impactan en los resultados. Al comprender la neurociencia detrás de sus decisiones, puede empezar a identificar esos momentos de tensión y convertirlos en oportunidades de crecimiento, tanto personal como profesional.
Déjeme contarle la historia de Carla, una líder de una empresa tecnológica que, como muchos de nosotros, solía reaccionar ante el caos. Cada vez que surgía una crisis en su equipo, su primera respuesta era intentar solucionar todo de inmediato. Como resultado, tomaba decisiones apresuradas que, muchas veces, empeoraban la situación. Fue hasta que comprendió el funcionamiento de su propio cerebro que Carla comenzó a cambiar su enfoque. En lugar de dejarse llevar por la adrenalina del momento, empezó a aplicar una técnica sencilla que transformó su liderazgo: la técnica DOCE.
Técnica DOCE:
1. Detenerse (D): Cuando sienta la urgencia de reaccionar ante una situación, deténgase. Este primer paso interrumpe el ciclo automático de su cerebro, permitiendo que la corteza prefrontal (la parte más racional) entre en acción. Al detenerse, no solo reduce la posibilidad de cometer errores por impulso, sino que también gana tiempo para evaluar mejor la situación.
2. Observar (O): Tras detenerse, observe lo que ocurre en su entorno. Pero no solo observe como lo haría normalmente; deténgase y haga el esfuerzo de ver la situación desde una perspectiva completamente nueva.
Pregúntese: ¿cómo observaría esta situación una persona a la que admiro profundamente? Piense en un mentor, alguien a quien respete. ¿Qué pensaría esa persona? ¿Qué haría? ¿Cómo actuaría? Evite caer en los mismos patrones de pensamiento automáticos y repetitivos que suelen dominar nuestras reacciones. Este tipo de observación permite desprenderse de juicios rápidos y ver las situaciones desde ángulos más amplios y empáticos.
3. Comprender (C): Ahora es momento de procesar la información. Comprenda las causas y posibles consecuencias de la situación. ¿Por qué está sucediendo esto? ¿Qué factores están influyendo? Reflexionar sobre el contexto y los resultados deseados le ayudará a obtener una visión más completa del escenario, evitando la reactividad.
4. Elegir (E): Después de detenerse, observar y comprender, es hora de elegir. No se trata solo de tomar una decisión, sino de hacerlo de manera consciente. Elija la respuesta más alineada con sus valores, sus objetivos y el bienestar de su equipo. De esta forma, sus acciones estarán basadas en una elección racional y reflexiva, en lugar de una reacción impulsiva.
Este sencillo, pero poderoso método, le permitirá tener mayor control sobre sus respuestas y mejorar la calidad de sus decisiones como líder.
El cerebro de un líder es su mejor aliado, pero solo cuando lo comprendemos y lo utilizamos conscientemente podemos desbloquear todo su potencial. Cada vez que se detiene, observa, comprende y elige, está construyendo un liderazgo basado en la reflexión y la sabiduría, no en la reacción.
Si desea conocer más sobre usted mismo y potenciar su liderazgo desde la neurociencia, no dude en contactarnos a coachjohanna@icloud.com o al WhatsApp 7007-1250.
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